La visibilización del mundo rural en la campaña del candidato Apruebo Dignidad tiene un sello: el de la actual diputada y senadora electa por nuestra región, Alejandra Sepúlveda.
Por Morín Contreras
La presencia de Boric en la papeleta de este domingo cristaliza un recambio en los actores políticos cuya emergencia tiene al menos 10 años de historia. Es el surgimiento de l@s jóvenes del mundo progresista, con un liderazgo fraguado en las movilizaciones sociales estudiantiles.
Esto, que es una buena noticia para la política chilena, y que se completará con el surgimiento de liderazgos jóvenes en la derecha (léase Sichel o los destellos que aparecen en los representantes de ese sector en la Convención), tiene también su lado B: la falta de prospectos similares en mundos tan importantes como el campesinado y las comunidades rurales.
A horas de terminar la campaña para la segunda vuelta presidencial, vale la pena reflexionar sobre qué cambios hemos observado y de qué forma, al menos en la campaña de Boric,esa falencia ha sido asumida en las comunas del mundo campesino.
Una energía nueva
Particularmente en la Región de O’Higgins, ha sido notorio que surgió una energía no percibida durante la primera vuelta, que para algunos con kilometraje en los escenarios políticos, solo es comparable con el fervor que se generó en la primera campaña de Bachelet.
Si bien pueden ser varios los factores que han encendido los ánimos, es indudable que la impronta de la senadora electa, Alejandra Sepúlveda, con el respaldo de hombres y mujeres que la encumbraron con una votación de excepción, ha sido un factor determinante.
Todos reconocen en ella la vocería de la ruralidad, de los campesinos y campesinas, de las mujeres que luchan por un trato igualitario, de las familias sin vivienda. Con toda una vida dedicada al servicio público, sus elector@s la reconocen en su lema que ha grabado a fuego, “mujer de trabajo”, a lo que se suma un hecho destacable: no ha sacado los pies de esta tierra que la ha cobijado por tantos años.
En esta segunda vuelta, hemos visto al candidato Boric enfatizar temas que, estando en el programa de gobierno, no habían sido visibilizados, ¡y hay que ver cómo hoy se han visto relevados!
Entender que Santiago no es Chile requiere de poner la mirada en realidades que están fuera del alcance de la metrópoli: que las regiones requieren de espacio para tomar sus propias decisiones, que existen chilenos y chilenas que aún no cuentan con agua potable, ni que decir alcantarillado, que no tienen acceso a internet o el que tienen es deficiente, que no cuentan con transporte público que les lleve de un lugar a otro de su comuna o, lo que es peor, sin acceso para viajar fluidamente a otras comunas. Todo ello, en un momento en que el déficit habitacional ha aumentado en los últimos años y los campamentos se han multiplicado, haciendo de la precariedad un adjetivo común y permanente.
Es ese Chile, el que no se ve por TV, el que la Diputada Sepúlveda ha sabido mostrar, no sólo con el equipo de campaña, sino que con el mismo Boric.
Y esa visibilización quedó de manifiesto la semana pasada en Peralillo, cuando el candidato de Apruebo Dignidad suscribió seis compromisos con el mundo rural, en una plaza repleta de personas procedentes de los distintos puntos de Colchagua y Cardenal Caro.