Por A.C. Mercado-Harvey
En nuestro pasado Diálogo Regionalista conversamos con el profesor de Lengua y Literatura, el cordobés Carlos Bertoglio, la historiadora norteamericana, especialista en el Cono Sur, Andra Chastain y el instructor de baile y dueño de una pyme en General Pringles, Ariel Madsen. En dicha charla hicimos un exhaustivo análisis de la primera vuelta de las presidenciales de nuestro vecino país. Tal como predijo Carlos en nuestro Diálogo posterior a las PASO, Massa tuvo un repunte y no solo lo hizo en primer lugar, sino que a menos de 4 puntos de haber ganado en primera vuelta. La estrepitosa caída de Bullrich al tercer lugar no era del todo inesperada, dado todos los problemas que tuvo la coalición de Juntos por el Cambio, y la polarización del electorado llevó a que el votante de derecha le diera sus votos a Milei.
Es importante entender que el panorama político es complejo y no es como el de otros países en que se puede distinguir claramente entre derecha e izquierda. Por sobre todas las cosas, Argentina es un país de populismos y de mesianismos. Ya me he referido en varias columnas al peronismo y a sus raíces históricas. Poco he hablado de la enorme tienda política que es el peronismo. Veamos, por ejemplo, lo que ocurre dentro del partido hoy. Milei habla de derrotar al kirchnerismo, tira bocanadas de fuego dignas de un dragón contra Cristina y su sector. El problema es que está pateando a un adversario que ya está en el suelo con pocas chances de sobrevivir a las patadas. Massa es peronista, pero no es kirchnerista. De hecho, hace un tiempo hablaba de que Cristina debería ir presa y Massa es abogado, no economista. Así que de asuntos legales entiende, a diferencia de la cartera que le toca comandar.
Cuando muchos nos preguntábamos si el peronismo no estaba loco por nominar al ministro de Economía en uno de los peores momentos económicos que ha atravesado Argentina, no tomábamos en cuenta esta dinámica interna. En realidad, el peronismo hizo algo brillante: nominar a alguien contrario a Cristina, un centrista que ha pasado por todos los sectores políticos existentes. En el equivalente chileno, Massa sería un DC cualquiera: con gran habilidad política y que ha pasado por todos los colores del espectro. Massa no es de izquierda, es más bien de centro. Algunos incluso afirman que de centro-derecha. La gente no lo asocia con el kirchnerismo, que es el ala que se lleva la mayor parte de la culpabilidad de la crisis que atraviesa hoy la economía de nuestro país vecino.
La curva creciente del IPC en Argentina
Hay que recordar que el kirchnerismo corresponde al sector de más a la izquierda del peronismo, que hoy está muy desacreditado tras la crisis económica y los innumerables casos de corrupción que siguen ocurriendo a la vista y presencia de todos. El peronismo tuvo la habilidad camaleónica que siempre ha tenido de distanciarse de ese sector al nominar a Sergio Massa, a quien como decíamos, nadie asocia al kirchnerismo. Ese criterio fue mucho más importante que la crisis económica.
Uno pensaría que lo más importante es la economía, como lo es en la mayoría de los países, pero no, no lo es en la Argentina porque nuestro vecino no es como los otros países. Les dejo aquí el enlace a un corto de 13 minutos, realizado en 2004, tras la traumática debacle de 2001 (https://www.youtube.com/watch?v=IhPhRbL2jPI). En Happy Cool aparece graficado, con un genial humor negro, el drama argentino: un país con enorme riqueza que nunca llega a la tierra prometida del pleno empleo y de la estabilidad económica. Vea el corto y después siga leyendo, porque hay spoilers. En medio de la crisis, un argentino desempleado, a instancias de su suegro, decide probar la criogenia para despertar en un futuro mejor. Para su desazón, por la crisis, la empresa Happy Cool quiebra y deben descongelar a todos 4 años después. Julio, el protagonista, se había congelado justo antes del corralito del 2001 y cuando lo descongelan descubre que no solo todo está peor, sino que su mujer se casó con otro. Al final, resuelven congelarlo de nuevo en un freezer casero y seguir como si nada hubiese pasado. Esta parodia refleja lo que pasa con Argentina: todo cambia para que nada cambie. Y la razón es clara: aplicando las mismas recetas esperando diferentes resultados es la definición de locura.
Cuando le preguntamos a Ariel, dueño de un almacén de barrio, ¿cómo se prepara para el default que se viene? nos contesta que comprando mercadería para tener y que sabrá salir de ello como lo hizo su padre. No olvidemos que Argentina ya tuvo un default a fines de los 80. Los argentinos saben que viene, Bloomberg predice que hay un 95% de posibilidades de que Argentina llegue a un nuevo default en los próximos 5 años. Como señalé en nuestro Diálogo, Argentina deberá escoger el 19 de noviembre cómo llega a ese default: como un avión que cae en llamas (Milei) o de a poco y con algunos paracaídas (Massa). Frente a esas alternativas, poca gente querrá caer de forma violenta y mortal, como promete Milei con su dolarización y la destrucción del Banco Central.
En las elecciones de la semana pasada la gente fue a votar con miedo. Si en las PASO fue con rabia, en estas fue con miedo al hambre. Massa hizo una campaña inteligente: en los trenes había propaganda de cuánto costarían los boletos sin los subsidios. Pero, además, siguió con la vieja táctica de los tiempos de Evita de tirar billetes desde el tren: gastó 3 mil quinientos millones (según Bloomberg) en devolución de impuestos y bonos. Es decir, sigue endeudando al Estado argentino, gasta como un marinero borracho sin medir consecuencias a largo plazo. Esa mentalidad cortoplacista es lo que tiene a Argentina al borde del abismo.
Pese a esto, es claro que Massa corre con una gran ventaja. Paso a explicar el porqué.
Para ponerlo en términos chilenos, esto es como si fueran a segunda vuelta Kast vs Yasna Provoste. A casi nadie le gusta Provoste (por algo no pasó nada con ella en las Primarias), pero frente a Kast la mayoría de l@s chilen@s votarían por ella. Es un poco lo que pasó en la última elección a muchos no nos dejó de convencer Boric, pero votamos por él para evitar un triunfo de Kast. En Argentina eso está más magnificado por el hecho de que allá es mucho más claro que la dictadura fue horrorosa (y es que desaparecieron a 30.000 personas, es decir, 10 veces más que en Chile con una población que es solo el doble) y nadie tiene intención de repetirla. Milei provoca gran rechazo precisamente cuando niega la cifra de desaparecidos y cuando pone a la hija de un militar como vicepresidenta. No se puede desconocer que ese también es un factor relevante a la hora de votar. Tampoco se puede minimizar que las críticas al Papa jugaron un papel a la hora de votar, porque Argentina no solo es católico nominalmente, sino muy nacionalista y el papa Francisco es argentino.
Es claro que en esta primera vuelta l@s argentin@s declararon no querer dar el salto al vacío y es muy probable que lo reiteren en segunda vuelta. En particular, cuando vemos cómo se van armando las alianzas. Por ejemplo, Macri le dio su apoyo a Milei, pero se demoró casi una semana en hacerlo por decoro. La razón es que Milei acusó a Bullrich de todo, hasta de terrorista y tuvo la desfachatez de invitarla a unirse la misma noche en que pasó a segunda vuelta. Minutos antes Bullrich, en su discurso, declaró que no le daría su apoyo ni a uno ni a otro. Por tanto, Milei solo podrá aspirar al sector macrista (el PRO) de Juntos por el Cambio, una coalición que fácilmente podría desaparecer. Hay que pensar que se constituyó como una fuerza contra el kirchnerismo, el mismo que hoy ya no existe. Sus socios son radicales descolgados del mismo peronismo, que difícilmente van a votar por Milei cuando Massa es un exsocio al que conocen bien y con quien pueden negociar. A eso es a lo que apuesta el candidato del peronismo. Por tanto, lo más probable es que Massa sea electo presidente de Argentina este próximo 19 de noviembre y con seguridad, Argentina tendrá default y se volverá a poner de pie como siempre lo ha hecho.