Cuando vaya a Roma, no haga como los romanos

A.C. Mercado-Harvey

Roma ha estado en las noticias por estos días, debido al julio más caluroso que se haya registrado en el planeta. Estuve allá la primera semana del infernal mes y puedo dar fe que el calor era muy fuerte ya con 33 grados. No quiero imaginar lo que fue con 40. Roma, la llamada Ciudad Eterna, no cambia mucho. Estuve allí hace 26 años y solo noté cambios en cosas mínimas. Las calles romanas siguen atestadas de turistas, africanos vendiendo carteras de marca falsas, carteristas en el metro, tráfico caótico y un metro que no da abasto para una ciudad que no para de crecer. Si el metro de apenas 3 líneas no cubría casi nada hace casi tres décadas, hoy no sirve para mucho más que ir a las atracciones principales como el Coliseo, la Plaza de España, la Plaza del Pueblo, la Fontana de Trevi y el Panteón.

Roma es una ciudad que, al igual que París, tiene mucho para ser visto y no es posible hacerlo en tres o cuatro días. A continuación, daré algunos consejos prácticos para quienes quieran viajar a la ciudad de las ruinas.

Lo primero, llevar zapatos cómodos porque se camina muchísimo. Si es verano, ropa ligera, pero algún pañuelo porque para entrar al Vaticano, hay que cubrirse. Ya sorteado el equipaje, es importante planificar. Por ejemplo, si se planea ir a los Museos Vaticanos o al Palacio Borghese hay que reservar las entradas por Internet con un par de meses de antelación. Tras la pandemia, se estableció todo un comercio de reventa de entradas, en el que se venden por el doble o más y, en la capital de la corrupción, eso es normal. En la mayoría de los países desarrollados del mundo eso sería un escándalo y estaría penado por la ley. Bueno, en Italia no lo es y los revendedores hacen lo que se les da la gana en total impunidad. No por nada la mafia todavía produce estragos en el sur del país. Eso es cultural y viene desde hace mucho: países como Brasil y Argentina, con una gran población de origen itálico, continúan las malas prácticas establecidas por sus bisabuelos y tatarabuelos.

Otra recomendación es tomar trenes y evitar a toda costa arrendar un auto, si se va a salir de Roma. El tráfico es infernal, las normas de tránsito son meras sugerencias y en las ciudades plagadas de turistas no hay donde estacionarse.

Si se va a quedar en Roma, lo siguiente es elegir bien los museos de acuerdo a los gustos de cada uno, porque hay de todo: desde arqueología hasta arte moderno. En mi opinión, los Museos Vaticanos son imperdibles por la Capilla Sixtina y los frescos de Rafael Sanzio. Tras sus restauraciones, ambos son para quitarle el aliento a cualquier amante del arte renacentista e incluso para impresionar a cualquiera que no sepa nada de arte. Los colores vivos, la expresividad de las figuras y formas son algunas de las razones por las que estas obras merecen ser vistas.

Los siguientes museos que son imperdibles, en mi opinión, son los de la Villa Borghese, y no me refiero solo a la Galería Borghese, que tiene la mejor colección de esculturas de Bernini, debido a que Scipione Borghese fue el primer mecenas del escultor y un entusiasta coleccionista de obras de Caravaggio. Además, hay obras importantes de Tiziano y de Rafael Sanzio. Y no se pierda el jardín secreto. Un dato relevante es que, si no planea la visita con tiempo y no hay entradas disponibles, puede ponerse a la fila, ya que venden 13 entradas cada hora. Mi consejo es que las compre en línea con mucha anticipación.

Tras la galería, vaya al Museo Pietro Canonica, que no solo es gratis (contribución voluntaria), sino que tiene una impresionante colección de esculturas gigantescas de personajes históricos. Entre ellas, las únicas del último zar de Rusia (las originales fueron destruidas durante la Revolución Rusa) y una de Simón Bolívar. Para los amantes de la historia, este museo vale mucho la pena. Un tercer museo que recomiendo es el Carlo Bilotti, una pequeña galería de arte que tiene una cantidad de extraordinarias obras de Giorgo de Chirico. Si hay tiempo, dos grandes museos que están fuera de la Villa, pero a sus alrededores son la Galleria Nazionale d’Arte Moderna (si uno es amante del arte moderno) y el Museo Nazionale Etrusco di Villa Giulia, que tiene la mayor colección de arte etrusco en el mundo.

En cuanto a los monumentos, todos valen la pena de ser vistos, pero mi recomendación es que camine por Roma de noche. La Fontana di Trevi, el Panteón y el Coliseo no se ven iguales de día. Además, las temperaturas nocturnas son mucho más agradables. Si viaja en verano, no olvide un gorro, lentes de sol y una botella de agua.

Voy a recomendar también un monumento menos visitado, pero que tiene mucha historia como es el Castel Sant’Angelo. Además, recomiendo almorzar en la cafetería del lugar, que es uno de los pocos lugares turísticos con buena comida y una vista imperdible.

Mi siguiente recomendación tiene que ver con la gastronomía. Roma es una ciudad de extremos: o se come muy bien o se come muy mal. Para evitar lo último, busque en sitios como Trip Advisor para encontrar recomendaciones. No se le ocurra entrar a los restaurantes cerca de El Coliseo u otras atracciones turísticas, la comida es horrible.

Por último, le voy a recomendar dos museos que pocos conocen y que son verdaderas joyitas: el primero es el Palazzo Doria Pamphilj, que tiene los mejores Caravaggio, el mejor retrato hecho por Velázquez, Brughels (el Viejo y el Nuevo), entre varias obras renacentistas, objetos arqueológicos, etc.

Mi último monumento recomendado es una iglesia que fue templo romano, bizantino y medieval: la Basílica de San Clemente. Es el monumento perfecto de Roma porque nos pone en evidencia los siglos de antigüedad de esta ciudad, que fue el centro del mundo y de dos imperios.

Un par de consejos prácticos finales: ármese de paciencia con las micros, se atrasan todo el tiempo y puede ser por horas y cuidado con los taxis porque son una mafia organizada. Uber funciona muy bien en las otras capitales europeas, pero no en Roma, donde los taxistas son dueños y señores.

Con todo, Roma es una ciudad que vale la pena ser vista, recorrida, disfrutada y admirada. Miles de años de historia en un solo lugar no es algo que se vea en todos lados. Cuando esté en Roma, no haga como los romanos y cruce en cualquier lado ni se quede esperando una micro por horas ni se meta en el tráfico infernal. Camine por todos lados, vea monumentos y coma solo en lugares recomendados. Buona fortuna!