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En un estío en que el tema indultos pareciera que se proyectará hasta el fin del verano, y con el nuevo itinerario constitucional aún sin pactos electorales definidos, el gobierno enfrenta la necesidad de ajustar el gabinete, con la urgencia de jugarse por un camino y coordinar adecuadamente la gestión comunicacional de los ministerios. Resolver esta incapacidad de marcar un giro con decisión y coordinar acciones como un todo, ayudaría a evitar la ambigüedad que se percibe en el presidente y el actuar descoordinado de los ministerios
Si estás atravesando una tormenta, sigue caminando.
Winston Churchill
Rolando Cárdenas
El error de Camila
Y los indultos nos acompañarán todo el verano. Ya no hay duda que los indultos presidenciales sumieron al gobierno en una de sus peores crisis en el primer año de gestión y desordenaron a las fuerzas del gobierno, porque aun cuando formalmente ambas coaliciones respaldan la decisión presidencial, el socialismo democrático la consideró inoportuna. El costo para el gobierno además ha sido alto, una ministra fuera de su cargo, el jefe de gabinete del presidente corriendo la misma suerte y, a pesar de esto, como todo puede ser peor, la vocera de gobierno, Camila Vallejos, no halla nada mejor que declarar en una cuña preparada que si el presidente hubiera tenido todos los antecedentes a la vista, su decisión habría sido diferente.
La declaración de la vocera ha sumido al gobierno en un escenario más complejo ya que la oposición recibió un argumento impensado a su petición de que los indultos se anulen. Hoy, la Contraloría está revisando estos procedimientos y no es descartable que la oposición escale su solicitud de anulación al Tribunal Constitucional.
A esto hay que sumar la declaración de funcionarios del Ministerio de Justicia de que habrían advertido sobre la situación de estas personas, y la acusación constitucional contra la ex ministra de Justicia, todo lo cual seguirá golpeando con fuerza al presidente y al gobierno.
Cambio de gabinete, ¿cuál es el momento correcto?
Ya el mundo político ha internalizado que el gobierno debe realizar ajustes para enfrentar un año complejo en lo económico y además con dos elecciones relevantes, la de los consejeros constitucionales y el plebiscito de salida para sancionar la propuesta constitucional.
La primera pregunta es en qué momento debe realizar este ajuste. Una posibilidad es ahora para que las nuevas autoridades aprovechen este tiempo para conocer y preparar las políticas públicas necesarias para enfrentar el 2023. Una segunda posibilidad es esperar hasta marzo, dado que el tiempo de verano es menos intenso en lo político y debieran dilucidarse las acusaciones constitucionales que afectarán al ministro Jackson y a la ex ministra Ríos.
Pero también está la posibilidad de esperar la elección de los consejeros constitucionales en mayo y adecuarse a la nueva realidad política que esa elección nos dejará que, en todo caso, no será el resultado de la imposición de un grupo sobre otro, sino el ordenamiento interno del oficialismo y la oposición.
Las coaliciones en la disyuntiva electoral
Tanto en la oposición como en el oficialismo enfrentan la misma disyuntiva, una o dos listas.
Desde el punto de vista de una decisión meramente electoral, ir en una lista asegura una mayor elegibilidad. Pera lo electoral no es la única variable y en este escenario no es la más relevante, ya que tendremos una elección espejo a la actual composición del Senado, por tanto, sus resultados no serán tan diferentes y dados los quorums para las decisiones del consejo constitucional, un par de consejeros más o menos no hace ninguna diferencia.
En la oposición ir en una sola lista es ir en alianza con Republicanos, el partido de Kast. Para Evopoli es impensable esa alianza ya que se desdibujaría aún más y, en el caso de la UDI, Macaya entiende que construir mayorías significa acercarse al centro, algo que les redituó de manera impensada en el plebiscito del 4 de septiembre.
En el oficialismo también hay dos vías y, como telón de fondo, aparece un gobierno con baja popularidad y con un giro político que no termina de definirse. Apruebo Dignidad está por una sola lista y el Socialismo Democrático, con dudas en el PS, están por dos listas; es decir, lo que está en juego es la necesidad de perfilarse y además consolidar el giro al centro del gobierno, ya que la DC sería parte de lista del Socialismo Democrático en una especie de Concertación 2.0
Hoy pareciera que ya las dos listas son una realidad en el oficialismo ya que PPD, PR y PL lo han definido y en el PS los vientos soplan en esa dirección.
Qué pasará con Demócratas y Amarillos, si es que la derecha va en una sola lista con Republicanos adentro, es una decisión muy difícil para ellos.
Son tiempos complejos donde el gobierno en este caso es casi un actor pasivo con muy poca influencia.
¿Y el relato?
El reclamo que Longueira realizaba al gobierno de Piñera 1, hoy se repite con otros actores. La ausencia de una adecuada estrategia comunicacional hace que, por ejemplo, un anuncio como el tren a Valparaíso se perdió en una polémica inútil, al no saber presentar el proyecto como un todo. Los apoyos a grupos vulnerables se perdieron tapados por los indultos.
Hemos estado insistiendo que el gobierno debe jugarse por un camino y coordinar adecuadamente la gestión comunicacional de los ministerios. Resolver esta incapacidad de marcar un giro con decisión y coordinar acciones como un todo ayudaría a evitar la ambigüedad que se percibe en el presidente y el actuar descoordinado de los ministerios que no son capaces de plasmar una visión de conjunto.