El amor en una sociedad individualista o el paso de la estabilidad a la incertidumbre

“El amor es hermoso, sólo mientras duran el contraste y el deseo; después, todo es debilidad y costumbre”

Soren Kierkegaard

Los Prisioneros – Paramar (en vivo 2001)

¿Por qué cuesta mantener tanto una relación? Es una interrogante que todos y todas nos hemos formulado alguna vez. Pero ésta es una pregunta de gancho sólo para atraer su atención a una arista nueva del amor. Si tiene conflictos de pareja, este texto puede ayudarle a replantear su relación, tomar terapia o, definitivamente, considerar dar un paso al costado. El espíritu que acompaña estas reflexiones, apunta a la reconciliación.

Entendamos el amor en una dimensión distinta del enamoramiento o el romanticismo. Puesto que cumple una función vital en la solidez de las sociedades, la relación amorosa reviste importancia porque forma y educa la fuente de cualquier acuerdo social: la confianza. Ese viejo acuerdo donde hay una renuncia de la libertad personal por crecer, permanecer y desarrollarse orgánicamente junto al otro en el ejercicio del bien común. Es una base estructural de aprendizaje que adiestra en acciones de acogida, protección, cuidado y respeto. Y cuando hay errores, facilita el perdón, la reparación y la producción de cosas imposibles.

Hoy, bajo la plaga del individualismo, se debe poner atención a esa dinámica del conflicto en la que están involucradas discusiones que inician con el rótulo del “yo siempre – tú nunca, yo nunca – tú siempre” y que, normalmente, están acompañadas de sarcasmo a la pareja y violencia psicológica y/o física en el peor de los casos. Una rutina tóxica de la cual no es sencillo salir por su recurrencia y omnipresencia.

Por el contrario, hágase la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si logro comprender que gran parte de mis conflictos en el ámbito amoroso, en realidad podrían tener su origen en las pautas de comportamiento que me relacionan con el consumo? ¿Suena raro o no?

Estas situaciones sociales problemáticas de la vida relacional actual, fueron descritas hace años por el sociólogo y filósofo austríaco Zigmunt Bauman quien las denominó como Amor Líquido. Una propuesta de investigación que pone el acento en la fragilidad de las relaciones humanas, el miedo al compromiso y el surgimiento de las uniones libres.

Para entender el Amor Líquido, hay que distinguir que nuestros vínculos amorosos cambiaron desde una sociedad organizada de manera mecánica, es decir, estable, durable, con un pulso de tiempo predecible, hacia esta nueva versión de sociedad-sistema virtualizada que se caracteriza por una existencia acelerada, impermanente e hiperconsumista. Una era utilitarista de  obsolescencia programada. Lo quiero/me sirve/lo tengo; ya no me sirve/quiero otro.

La forma en que nos encadenamos al consumo, es semejante a la búsqueda de vínculos amorosos. Para Bauman, el Amor Líquido transforma a los individuos en mercancía: objetos y representaciones digitales que, además, crean codependencias en el sentido que refuerzan imaginarios y modelos de personas que se ajustan a las necesidades del ego cuando opera el deseo, o a la personalidad cuando hay incertidumbre en la compatibilidad.

El individuo en el reflejo de su analfabetismo digital y su encierro cotidiano en los aparatos celulares, queda a merced de ilusiones personales producidas por el imaginario virtual y la intensidad del anhelo. Para Bauman no es lo mismo el amor que el deseo y el anhelo. El primero es una pulsión de energía que moviliza y se caracteriza por ser disruptora, mientras que el segundo, actúa como un potenciador psicológico muy útil para legitimar la satisfacción: “yo quiero – yo puedo”. Esta lógica instalada en la vida cotidiana, es la que crea los conflictos. Siendo el ego el motor psíquico del individualismo y el hiperconsumo, este se ancla en la dinámica “yo siempre – tú nunca, yo nunca – tú siempre”, para transformar las relaciones afectivas en relaciones inestables y amenazantes.

Al estar consciente de la fragilidad de las relaciones humanas, los individuos sienten temor a salir lastimados. Pensar si sus relaciones actuales tienen o no viabilidad en el tiempo, los lleva a sospechar si se está con la persona adecuada o si están perdiendo un espacio de vida cotidiana irrecuperable.

Pero ojo, la clave de esta disrupción emerge por la lógica anteriormente descrita: la pulsión de la libertad en el consumo y los mecanismos estratégicos utilizados para dar al ego una sensación de satisfacción que nunca termina. La libertad de escoger de manera permanente en el tiempo, crea la apariencia de un poder irreal que perpetúa el vacío y la soledad aparece recurrentemente. Podemos estar tan lejos y tan cerca a la vez que distinguir qué es lo real suele ser confuso. Es por ello que la reacción del amor propio como un fundamento de bienestar personal, se tiende a confundir con el individualismo.

La salida a este sinuoso camino, termina en la separación cuando no desaparecen los monólogos que parecen diálogo pero que solo ocultan la búsqueda de autoafirmación.

Al otro extremo, el trabajo de la reconciliación o la emergencia de una nueva relación de pareja,  comprende un trabajo que desenmascara al amor propio como una devoción al yo. Bauman precisa que “los otros deben amarnos primero, para que podamos empezar a amarnos a nosotros mismos”. Por ejemplo, si en la infancia no recibiste amor digno, es probable que de adulto percibas que careces de dignidad para ser amado o mirarás a los otros sin ella, lo que impedirá la edificación de un amor saludable. Y necesitaremos de mucho amor para los años venideros puesto que estamos al debe en la formación de relaciones sociales sanas como seres solidarios, acogedores y protectores. Libertad que reclama derechos versus el amor que conlleva deberes.

El aprendizaje del amor se debe volver una necesidad social incluso como parte de programas y proyectos públicos, puesto que permitirá en lo inmediato, facilitar vías de entendimiento frente a aquellos factores ambientales que cooptan a los vínculos amorosos y amenazan la estabilidad de esta sustancia básica de la sociedad. Porque el modo en cómo nos relacionamos con la tecnología digital, los objetos y el medioambiente, es el modo dominante bajo el cual impera esta cultura de la falta de respeto entre las personas.

Abandonando  el utilitarismo en las personas, las parejas tendrán la oportunidad de volver a disfrutar de los abrazos reales, las caricias sinceras y nuevamente sentir en los besos esa sensación suave, húmeda y eterna que conforta al alma y sana al espíritu.

Links de interés:

• Amor líquido – Zygmunt Bauman en Español Latino. 💕
• Zigmunt Bauman – el miedo y el mundo líquido Entrevista.
• Descarga el libro https://mega.nz/file/NtwylTYS#cTOc5JQO8VFa8O-FJ-A11Tym8WBME_c3RfBCn_kdXrU