El árbol urbano está a la deriva

En pleno siglo XXI, con el cambio climático encima y una conciencia ambiental creciente en la población, el arbolado urbano sigue esperando tiempos mejores. La falta de planificación y profesionalización de su manejo por parte de los municipios y el impacto de intervenciones de las compañías eléctricas, limitan su aporte verde a la calidad de vida y reducen su sobrevivencia, cuando lo esperable es que un árbol viva al menos 100 años.

Por Claudio Urtubia Cornejo

Un ciprés enorme, con un tronco de 2 metros de diámetro, terminó sus días hace poco en Linares, abatido por personal municipal que lo acusaba de estar enfermo, aunque no mostraba ninguna señal de estarlo. Hace ya tiempo, en otra comuna del centro sur, los árboles de una cuadra fueran eliminados por disposición del alcalde, luego que la rama de uno de ellos trizara el parabrisas del vehículo de la autoridad. En marzo de 2019, Providencia declaró el arbolado público como patrimonio natural.

Esos hechos, muestran una conducta de la autoridad con el arbolado urbano que oscila entre la discrecionalidad y las iniciativas que atraen prensa. No hay, sin embargo, acciones que reflejen planes integrales de valorización del arbolado como elemento central de una vida mejor en la ciudad. Lo anterior, pese a que ya existen normas diseñadas por el Instituto Nacional de Normalización, como la NCh 3524 y la que viene en camino, NCh 3525 que instruyen y recomiendan sobre aspectos relacionados con el manejo del arbolado.

Mauricio Ponce es ingeniero forestal y doctorado en Ingeniería de Montes por la Universidad Politécnica de Madrid, España; ha dedicado los últimos doce años al estudio y enseñanza del arbolado urbano, tema en el que afirma, urge ir más rápido.

¿Cuáles son los problemas que enfrenta el manejo del arbolado urbano?

El principal es que el «manejo» se ha supeditado a la realización de podas anuales las que, por lo demás, no son necesarias.

¿No se necesitan?

Corresponden a una práctica atávica, procedente del mundo rural, que ha acarreado grandes males a los árboles: su temprana veteranización, pérdida de estabilidad, enfermedades, entre otras. Podado y muchas veces desmochado, el árbol se estresa intentando recomponer su capacidad de fotosíntesis, que no consigue porque perdió mucho ramaje. En el espacio urbano, no hace falta la poda anual porque los árboles no se necesitan para que den frutos.  

Pero hace falta podarlos…

A los más jóvenes, con podas de formación para adecuar las copas a la infraestructura (cableado, edificios). Y también se podan para prevenir riesgos, por ej., desganches de ramas secas.

Para que las copas convivan con el cableado, la poda deben hacerla las compañías eléctricas…

Claro. Y dado que nunca se han destinado recursos a podas de formación, en vez de podar cada 3 o 4 años para prevenir problemas, más no hace falta, tienen que hacerlo cada año, incluso aplicando la inadecuada práctica del desmoche. Con esto, condenan prematuramente a muerte al árbol. El Reglamento Eléctrico obliga a las compañías a notificar a las municipalidades sus intervenciones. Habría que ver si lo hacen y si la municipalidad cumple su rol en cómo lo hacen.

En un mundo ideal en el que las municipalidades se toman en serio la mantención del arbolado urbano, ¿cuál es el mayor déficit?

Diría que es la falta de una adecuada planificación del manejo de la infraestructura verde, donde se encuentra el árbol. Es una carencia grave, y más en estos tiempos en que debe jugar un papel fundamental en la mitigación y adaptación al cambio climático.

¿De qué forma los árboles mitigan y apoyan la adaptación al cambio climático?

La cubierta arbórea ayuda, sobre todo en el centro de Chile que concentra más del 85% de la población, y donde el presente y el futuro es de menos lluvias y temporadas secas más extensas. Mitiga, porque aporta en el confort microclimático de la ciudad y adapta, puesto que es posible seleccionar especies adecuadas a tiempos de déficit hídrico.

Árboles centenarios

Hacen una tarea silenciosa los árboles…

Reducen islas de calor, material particulado e intensidad de rayos solares; capturan carbono; mejoran la infiltración de agua en el suelo. Y con un buen manejo, esa tarea la pueden y deben hacer al menos en 100 o 130 años de vida, no menos.

¿Qué especies pueden adaptarse al cambio climático?

Hay especies nativas que tienen una baja demanda de agua y que son las recomendables como el pimiento, algarrobo, chañar, vilcas, esterculeas. El quillay, por ejemplo, crece más rápido que otros nativos, y el quillay de la costa resiste más la sequía que el quillay de la cordillera. Pero en 30 años puede presentar problemas por su tamaño, por lo que no es recomendable para veredas.

Frente a la sequía, ¿debiera reducirse la arborización en ciudades del centro de Chile?

Para nada, lo que se requiere es reducir el consumo de agua potable y asegurar la provisión de agua con pozos tanto para captarla como para acumularla, para que sea usable en verano. Para cualquier especie joven, lo adecuado es riego intenso un par de veces a la semana. Para árboles adultos, el riego puede ser necesario no más que en una temporada seca.

Otra cosa es el prado: árbol y pasto se llevan mal. Como el pasto concentra humedad superficial, debido a su régimen de riego, las raíces del árbol se vuelven perezosas y no profundizan, con lo que se arriesga su estabilidad.

Asignatura pendiente de los municipios

Sobre los gobiernos comunales, el principal déficit es la planificación…

Un estudio publicado por Marco A. Peña en 2008, indica que Rancagua en ese momento tenía sólo un 9,27% de su superficie con cobertura arbórea.

Otro estudio de junio de 2008, de Jaime Hernández Palma desnudó las diferencias en este ámbito entre comunas ricas y pobres. En la Región Metropolitana, Vitacura tiene la mayor cobertura con un 44%, mientras que San Ramón sólo alcanza el 3,8%.

Sí, pero también lo es la falta de profesionales y técnicos debidamente capacitados. Un municipio debe tener profesionales capaces de ser contraparte técnica de contratos de manejo del arbolado que se han tercerizado o interactuar con las compañías eléctricas, y en muchos casos simplemente no dan el ancho. Además, falta el compromiso político con este manejo, que se traduce en escasos recursos o recursos mal aprovechados.  

Usted esperaría una labor más activa de los municipios en este terreno…

Su labor podría ser muy positiva. Pero la experiencia indica que, por ejemplo, para los contratos de mantención de arbolado, licitan con copy paste  y se siguen cometiendo los mismos errores. En la evaluación de propuestas, valoran más la cantidad de contratos que ha tenido una empresa contratista, por sobre que la capacidad profesional de sus equipos.

Quizás los municipios ponen en primer lugar su rol más social con la comunidad…

Es que el arbolado urbano tiene un rol social, porque aporta calidad de vida a las personas, sobre todo de los sectores populares. Y como la construcción del espacio público está preferentemente en manos de privados, se maximiza la rentabilidad y es ahí donde hay ausencia del Estado. Porque estos espacios no tienen los mínimos que se requieren, por ejemplo, en infraestructura verde y arbolado. ¡Es imposible que un árbol crezca en los 15 centímetros que el diseño deja entre la solera y la vereda!

¿Distingue otros actores que deben asumir un rol más activo en este tema?

Para Rancagua, la buena noticia la dio el Informe del Estado del Medioambiente de 2016 (Ministerio de Ambiente) que ubicó a la capital regional entre 13 ciudades como la única, junto con Puerto Montt, que incrementó su arbolado urbano.

El gobierno anunció la denominada Ley Arbolito, que al parecer ha desestimado. Una ley daría el impulso necesario para mejorar esta infraestructura y debería regular lo que realizan las empresas inmobiliarias, ya que por lo general se observa que el esfuerzo de planificación de la infraestructura verde que hacen estas empresas es marginal. Otro actor es la ciudadanía, porque se debe educar en estos temas, y en eso hay avances escasos. Afortunadamente, hay un proyecto de ley que se discute en el Senado, basado en la propuesta de la Red de Arbolado Urbano.

Los gobiernos regionales tienen competencias en el ordenamiento territorial, ¿qué iniciativas de fortalecimiento del arbolado urbano se pueden potenciar desde esa instancia? 

Los gobiernos regionales pueden tomar un papel importante en potenciar la construcción de planes maestros de arbolado urbano e infraestructura verde, ya sea por comuna o intercomunales en áreas de conurbación. Planes que incluyan aspectos técnicos de licitaciones, formación y capacitación de profesionales y técnicos, apoyo en adquisición de equipos, y que incorporen a todos los actores, entre ellos viveristas, empresas eléctricas, empresas de servicios.

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Los comentarios están cerrados.

Otras Noticias

Maten a Altamirano
20 junio 2025
La importancia de debatir en la formación
20 junio 2025
Didier Eribon, filósofo francés: “Si las clases trabajadoras han abandonado a la izquierda, es ante todo porque la izquierda las ha abandonado a ellas”.
20 junio 2025
Algunas brechas en la lucha contra la desertificación y la sequía en Chile
20 junio 2025
Nuevo sistema para proteger a mujeres víctimas de violencia de género
20 junio 2025
AL FILO DE LA NAVAJA
20 junio 2025