El legado de Borges y Bolaño en autores del Cono Sur

Si está buscando qué leer para sus próximas vacaciones de fin de año, no dude en seleccionar estas dos grandes obras: Budapest del autor brasileño Chico Buarque y Poeta chileno, de Alejandro Zambra. Si usted es lector de los BB (Borges y Bolaño), se divertirá enormemente con estas joyitas literarias contemporáneas.

Por A.C. Mercado-Harvey

Nuestra tradición literaria latinoamericana está marcada por uno de los mayores escritores del siglo XX, Jorge Luis Borges (1899-1986), cuentista y poeta, quien influenció a escritores de todo el mundo como Salman Rushdie, Paul Auster y Haruki Murakami entre muchos otros. Por otro lado, uno de sus claros discípulos, el chileno Roberto Bolaño (1953-2003) es uno de los escritores más influyentes de lo que va del siglo XXI. 

Borges fue un prolífico cuentista que nunca incursionó en la novelística. Por tanto, siempre quedó la duda de cómo hubiese sido una novela del gran maestro argentino. Con el legado, a veces pesado, de venir de esa tradición literaria, ningún autor del vecino país se aventuró en la tarea de escribir una novela propiamente borgeana, o si se aventuraron no les resultó. Como los legados literarios no son patrimonio de ningún país y Borges es uno de los escritores más influyentes del siglo XX en el mundo, no fue un argentino el que escribió la novela más borgeana, sino un brasileño y más encima cantautor de éxitos musicales el que escribió el mayor bestseller en el país del samba y el forró. Hablo de Chico Buarque de Hollanda (1944-), conocido por su canción protesta durante la época de la dictadura militar brasileña. Buarque ha sido un prolífico cantautor, escritor de obras musicales y un gran novelista. Su obra de más éxito a nivel literario fue Fazenda Modelo (1974), obra de ciencia ficción totalmente orwelliana, una adaptación brasileña de Animal Farm (1945). En una época en que el género de ciencia ficción floreció en Brasil debido a la censura, Buarque produjo la obra más exitosa con una exquisita parodia de la dictadura militar con sus siglas y reglas autoritarias. Durante esos años, diversos autores brasileños escribieron la mejor ciencia ficción del continente, en parte, debido a la censura. Los censores no tenían la sofisticación para entender el sarcasmo disfrazado detrás de la fantasía y los mundos futuristas.

Chico Buarque continuó escribiendo ficción y en 2003 publicó Budapeste (Budapest), una historia de un escritor fantasma (ghost writer) de éxito, José Costa, casado con una presentadora de televisión, Vanda. Costa tiene una existencia tranquila en Río de Janeiro donde tiene una empresa de escritura fantasma con un socio, Álvaro. Su vida queda totalmente patas arriba cuando viaja a Budapest en una decisión inesperada. Durante ese viaje conoce a Kriska, su profesora de la lengua magyar. ¿Qué tiene que ver todo esto con la literatura de Borges? Nada a primera vista, pero si se examina con cuidado comienzan a aparecer los puntos de encuentro intertextuales. En el cuento “Borges y yo” (1960) aparece la temática de la impostura en la literatura y el desdoblamiento del escritor en ese otro yo. Eso es precisamente lo que explora Buarque en Budapeste. No hay ninguna escritura más impostora que la escrita por un escritor fantasma, cuya identidad desaparece por completo tras el nombre de alguien famoso. Sí, porque cada vez que usted escucha que una celebridad saca un libro, tenga por seguro que hay un hábil escritor profesional que narró línea por línea las jugosas historias que de otro modo solo serían simpáticas anécdotas mal contadas. El oficio del escritor en estos casos es llevar esas historias a una narración que atrape al lector y eso es todo un arte, un oficio que requiere destreza y que no se aprende de la noche a la mañana. Cualquier persona puede escribir, pocos escriben bien. Ese es el quid del asunto. El tema de la autoría y el anonimato está magistralmente presentado en Budapeste. Y el tema del lenguaje, también propio de la literatura de Borges.

Toda la obra de Borges es metaficticia (literatura cuyo objeto es la literatura) y esta novela de Buarque que ya cumple 20 años de su publicación hace exactamente eso y el lector es sorprendido al final con un juego absolutamente borgeano que no revelaré para no causar un spoiler mayor. Mi recomendación es que, si a usted le gustan los cuentos de Borges, no se pierda esta obra maestra de Chico Buarque, traducida a varios idiomas y al español en la edición de Salamandra. Además, es una novela absolutamente actual por la situación cada vez más crítica de migraciones masivas alrededor del mundo.

La segunda novela que quiero analizar es Poeta chileno (2019), la novela más reciente de Alejandro Zambra. Recuerdo hace diez años haber entrevistado a Zambra en su casa de La Reina donde, extrañamente, conocí a uno de los personajes de su novela: Oscuridad, la gata del escritor. En cuanto comencé a leer el libro reconocí al felino que bajó tímidamente por las escaleras de la casa de Zambra mientras lo entrevistaba. Esa entrevista inédita me dio un mapa de lecturas muy claro del autor chileno. Los poetas favoritos de los personajes de su novela son los preferidos de Zambra, son sus influencias literarias. De un modo similar al de Buarque en Budapest hay elementos autobiográficos del autor, pero son solo eso: elementos, no son autoliteratura, tan de moda por estos días. No cabe duda que tanto Gonzalo como Vicente (nombres de dos grandes poetas chilenos Gonzalo Rojas y Vicente Huidobro) son alter egos de Zambra, de un modo bastante “bolañesco”. Lo interesante es que Zambra en la entrevista que le hice no reconoció directamente la influencia de Bolaño, sino que habló de lecturas en paralelo. No hay duda que la influencia de ambos es Borges y Cortázar, pese a que Zambra se mofó de un profesor de literatura que tuvo que era gran admirador de Julio Cortázar. Es que Zambra, como muchos escritores argentinos coetáneos, es parte de una generación que ha hecho un deporte de la denostación al escritor argentino, pero la realidad es que Cortázar les abrió las puertas de un mundo literario que no existiría sin Rayuela (1962). Bolaño, nuestro mayor novelista, no tenía problemas en reconocer la influencia de Cortázar, la cual es bastante innegable si uno lee Los detectives salvajes (1998) vis à vis Rayuela.

Del mismo modo es difícil desconocer los paralelos entre Poeta chileno y Los detectives salvajes, ambas novelas sobre poetas, reflexiones literarias de protagonistas perdedores que contienen personajes alter egos de sus autores. El sarcasmo es otro elemento presente en ambas obras. Hay un elemento también presente en la obra de Bolaño que no estaba en la de Zambra, pero sí aparece en Poeta chileno y es el sexo de un modo más agresivo y, hasta cierto punto, pornográfico. En Bolaño es bien obvio, ya que el escritor era un asiduo consumidor de películas porno. En la literatura de Bolaño ese sexo violento fluye de un modo que no ocurre en la de Zambra, donde parece una voz impostada, ajena. Lo cierto es que escribir escenas de sexo explícito no es tarea fácil y si no se calibra bien la pluma, sale bastante mal. No diría que es el caso de Poeta chileno, solo que se nota una cierta impostura en esas líneas.

Con todo, Poeta chileno es una gran obra que vale la pena ser leída. Lo reconozca o no Zambra, es su novela más bolañesca y Zambra le debe bastante a Bolaño no solo en su influencia como escritor, sino en la posibilidad de que su literatura saliera de Chile. En la entrevista inédita me relató que había mandado su primera novela, Bonsái (1997), a varias editoriales chilenas que la rechazaron. Finalmente, tomó coraje y se la envió a Jorge Herralde de Anagrama, que fue la editorial que llevó a Bolaño al estrellato. Sin desmerecer un ápice la gran calidad de esa novela, no me cabe duda que Herralde jamás hubiese contemplado publicar la ópera prima de un autor chileno desconocido en el competitivo mercado editorial catalán. Bolaño fue el que abrió esa puerta para muchos escritores latinoamericanos, no solo chilenos.

Pero no se deje llevar por mi opinión o la de otro, fórmese la propia. Si está buscando qué leer para sus próximas vacaciones de fin de año, no dude en buscar estas dos grandes obras de un autor brasileño y uno chileno. Si usted es lector de los BB (Borges y Bolaño), se divertirá enormemente con estas joyitas literarias contemporáneas.

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7 comentarios en “El legado de Borges y Bolaño en autores del Cono Sur”

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