El paso a paso en la restauración ecológica de suelos post incendios

Por Carolina Miranda

Para regenerar el suelo necesitamos de la introducción de nutrientes esenciales y elementos físicos que, juntos, mejoren la capacidad de retención de agua y estimulen la actividad microbiana. Esto no solo favorece el crecimiento de nuevas plantas, sino que también contribuye a la resistencia del suelo ante futuros incendios y eventos climáticos extremos.

Evaluación del daño

Antes de emprender la restauración, es crucial realizar una evaluación exhaustiva del daño. Analizar la composición del suelo, los niveles de nutrientes y la presencia de microorganismos proporcionará información valiosa para diseñar un plan de restauración efectivo. Pero el territorio es extenso, y esto no solo debe hacerse en las áreas quemadas; para combatir los incendios de manera preventiva se debe restaurar el suelo en distintos puntos, para ello las comunidades campesinas y urbanas deben saber y comprender la importancia del suelo y trabajar juntas en pos de ello.

Control de erosión

Los suelos después de un incendio son propensos a la erosión. Implementar prácticas como la siembra de cubierta vegetal y la instalación de barreras físicas que sigan la curva de nivel, como ramas y piedras que aquieten el paso del agua, ayudará a prevenir la pérdida de suelo y protegerá contra la erosión además de ayudar a mejorar la infiltración y absorción, que dará por resultado un crecimiento mayor de las especies vegetales sembradas y de renovales.

Enriquecimiento del suelo

Introducir compost orgánico y abonos naturales es esencial para devolver nutrientes vitales al suelo. Estos materiales no solo enriquecerán el suelo, sino que también promoverán la actividad microbiana beneficiosa y ayudarán a la retención de humedad y establecimientos de las especies vegetales. Acá es donde el trabajo con la ciudad toma un valor, ya que más del 50% de la basura que sale de la ciudad es orgánica, y con un correcto tratamiento se puede convertir en el abono que requieren los suelos. Invertir en plantas de compostaje y bokashi en las áreas urbanas además reduce los costos operacionales por la recolección y vertedero de basura, los cuales pueden ser utilizados para la operación de las plantas de abonos.

Desde el diseño en permacultura con su enfoque holístico, observamos que el territorio completo tiene todo lo que necesita para dar solución a estas complejidades de la crisis. Para ello, la invitación es a diseñar sistemas que imiten y fortalezcan las funciones y relaciones de la naturaleza. Por ejemplo, ¿cuántos corrales de animales tienen guano amontonado sin estar cumpliendo la función de abonar la tierra? ¿Qué industrias y labores generan desechos orgánicos que pueden ser utilizados como cobertura/mulch para el suelo? ¿Qué comunidades, organizaciones y estructuras de gobierno pueden apoyar estas acciones regenerativas?

Esas son algunas interrogantes que debiesen estar en nuestras cabezas para buscar las soluciones, además de implementar prácticas como la agroecología, que por principio busca la restauración del suelo, o el uso de Diseño Key Line, que se centra en la gestión eficiente del agua. Este método, identifica líneas clave del terreno (donde se siembra el agua) y crea estructuras que retengan y dirijan el agua para lograr una mejor hidratación del suelo, promoviendo la recuperación de la humedad.

Planificar la reforestación

Un suelo que avanza a su recuperación es capaz de recibir a la vegetación para asegurar que el establecimiento de las especies sea óptimo. Es esencial asegurarse de que el suelo esté preparado y en condiciones óptimas. Plantar especies nativas y resistentes fortalecerá la biodiversidad y contribuirá a la regeneración del ecosistema. Integrar cortafuegos con especies que guarden humedad como suculentas y cactáceas, dejar zonas para el establecimiento de bosques comestibles, implementar bandas florales en los cultivos de alimento, con todo ello, la naturaleza seguirá su curso, y los animales, las flora, y la funga volverán a nutrir el territorio.

La regeneración del suelo es un compromiso esencial para preservar la vida del territorio. No es solo una respuesta a la destrucción, sino un acto esperanzador hacia la regeneración y el fortalecimiento de comunidades que se preparan y actúan desde soluciones dadas por los sistemas naturales a la emergencia climática. Si después de todo es ella, la naturaleza, la que ha resistido ya varias extinciones, quizá sea buena idea seguirla y apoyarla en su labor.