Afirmaciones rotundas, medias verdades o falsedades han estado presentes en las expresiones de candidatos durante esta campaña. Previamente, otro de los candidatos había reconocido públicamente que fue tratado de un Trastorno Obsesivo Compulsivo, TOC. Con esos antecedentes, más de alguien se ha preguntado por el perfil sicológico de quienes estarán en la papeleta este 19 de diciembre.
Por A.C. Mercado-Harvey
Cuando Donald Trump fue candidato a la presidencia en 2016, la Asociación de Psiquiatría de los Estados Unidos emitió un comunicado advirtiendo sobre el narcisismo maligno del candidato, lo cual fue confirmado posteriormente por su sobrina Mary Trump, psiquiatra de profesión, quien escribió un libro sobre su tío. Esta fue la primera vez que se instaló en un debate presidencial la temática de la salud mental de un candidato a la presidencia de la república en los Estados Unidos.
En la elección chilena actual este tema salió a la luz por la filtración de una ficha médica falsa de Gabriel Boric, quien hace ya mucho admitió tener un Trastorno Obsesivo Compulsivo, más conocido como TOC. ¿Qué tan serio es este trastorno? ¿Deberíamos preocuparnos como votantes del perfil psicológico de nuestros candidatos a la hora de votar? Para encontrar una respuesta recurrimos al psicólogo clínico Max Cataldo.
¿Cuál es el perfil psicológico de los candidatos presidenciales Kast y Boric?
Cuando hablamos de la psicología, hablamos de rasgos de personalidad. Cuando están desajustados, hablamos de trastornos de personalidad. En esa esfera, nos movemos para tener un alcance cuando queremos en lo cotidiano dar un perfil psicológico. Dentro de esto, ambos candidatos tienen diferentes características. Lo que sí hay que tener en claro es que hay rasgos que son patrones persistentes (que se reflejan) en la forma que se relacionan, en cómo piensan, en cómo visualizan el entorno y cómo ellos interaccionan en los contextos sociales, personales y a nivel global. Cada uno tiene diferencias en rasgos: uno podría tener rasgos obsesivos; en el otro podríamos hablar de rasgos más narcisistas, en este caso Boric y Kast, respectivamente.
Al presentarle un concepto de igualdad, de alteridad, Kast se muestra resistente. (…) exhibe conductas rígidas y desadaptativas, por cómo él visualiza a la mujer, a las minorías, a quienes muestra como un ser inferior.
En la línea Kast o Piñera, aparecen otro tipo de antecedentes que son rasgos más antisociales. Por ejemplo, T. Millon habla de estas personalidades que ensombrecen con la verdad, que están en el límite de la ley para conseguir sus objetivos, usando diferentes maniobras, son muy inteligentes e intimidantes en su discurso. Tal vez, se ven tan consistentes en su argumento que otros se intimidan. Ellos no logran tener problemas con la ley, son muy audaces y van borrando sus huellas, y siempre están tan al filo de ese espacio en que la ley no alcanza a ponerle un límite a esa conducta en que ellos transitan. Por ejemplo, el discurso de Kast es un discurso sumamente fuerte, es intimidante frente a las minorías, frente a otro que no es igual, pero es inferior. En este discurso, no sienten culpa al explotar a los demás y sus propuestas tienden a ser sádicas. Ese doble lenguaje, también, que usan para captar y engañar logra en ellos conseguir sus objetivos. Estas personas tienen rasgos un poco más antisociales y disidentes, como dice Millon. Es bueno entrar en esa línea, cuando se habla de estos trastornos de personalidad, porque él es un experto en ese tema. Esta es la línea política compleja que se asoma por Kast, porque al presentarle un concepto de igualdad, de alteridad él se muestra resistente. En este caso, la persona exhibe conductas rígidas y desadaptativas, por cómo él visualiza a la mujer, a las minorías, a quienes muestra como un ser inferior, porque no es un igual. En características de sociedad, aquí no hay concepto de alteridad, sino que de inferioridad en este constructo. Estas líneas son muy finas cuando hilamos en la construcción social, en función de los rasgos de personalidad de cada candidato.
En la línea de Boric presenta rasgos más obsesivos, padecía de un TOC, pero con tratamiento, con intervención son elementos que disminuyen. Él muestra un funcionamiento más adaptativo dentro de los contextos sociales, incorpora, en su pensamiento, la inclusión como tal, el construir sociedad desde otro, para un otro. Tiene una capacidad de relacionarse con su entorno más flexible y más adaptativa, percibe en sí mismo sus fortalezas y debilidades con limitantes, pero también buscando la manera de mejorar tal estado. En ese concepto de sí mismo, posee recursos yoicos (que permiten situarse en la realidad), que hacen pensar que cuando construimos una sociedad se construye desde el concepto de igualdades.
El candidato Boric ha admitido tener TOC. ¿Eso constituye algún impedimento para las funciones que requiere la presidencia de la república?
No es impedimento como tal. Tenemos que sacar el sesgo de la patología como impedimento para el crecimiento y desarrollo de sus funciones y de sus deberes. A partir de eso, los TOC hay que entenderlos desde un patrón de pensamiento y miedo no deseado, porque eso es la obsesión, que conlleva a diferentes comportamientos repetitivos, ese acto se llama compulsión. Suele ocurrir que cuando estas personas tienen elementos asociados a un TOC, podrían ser sumamente autoexigentes, les cuesta mucho delegar responsabilidades, cuesta distribuir la tarea y, en el caso que se produzca esa distribución, son enfáticos en dar muchas líneas de acción de cómo hacerlo bien. En sí, esto con intervención suele mejorar y se suele establecerse un grado de normalidad. La idea es poder detener estas obsesiones, estos pensamientos, estos deseos que están al nivel de nuestra mente y poder alivianar el sufrimiento emocional que conlleva este nivel de ansiedad. Entonces, las terapias cognitivo-conductuales son eficientes en la mitigación de estos trastornos obsesivo-compulsivos. Ojo, que en ambas situaciones en estas personalidades no se ve limitado o interrumpido el juicio, y eso es lo más grave en las patologías de trastornos de personalidad.
El candidato Kast tiene una gran habilidad para hacer afirmaciones falsas o controversiales sin que se le mueva un músculo, ¿eso indica alguna conducta anormal?
A veces, ocurre que frente a estas conductas más o menos rígidas hay poca flexibilidad para poder tener una apertura ideo-afectiva; entonces, en esa línea de poder conversar, hablar, hay cosas que también van a generar un poco de ruido, de malestar, de disonancia. Esto ocurre porque su estructura es bastante rígida y hace generar malestar en la persona de manera persistente; suele ser que esta comunicación no verbal puede estar hablando de algo. Siempre hay que dar una lectura y comprenderla desde el contexto, pero pasa que con las fantasías que pueda tener Kast está ligada, por ejemplo, a la forma de cómo se adapta su discurso a lo que pide el medio y en esa relación de su rigidez, de su estrategia, su pensar frente al medio, esa inflexibilidad lo lleva a generar fantasías, para poder zafar de esta exigencia del medio. No es que a él no se le mueva un músculo, lo que él tiene es una capacidad de fantasear, lo que genera un cierto grado de autoconciencia, de reflexión para poder asumir esta inflexibilidad, por su parte, de intolerancia frente a elementos diversos que está pidiendo el contexto. Y para poder gratificar, tienes que generar estos niveles de fantasías y también saberlas cumplir. Es la forma en que va a enfrentar su responsabilidad, y él la busca, a través de estas conductas desadaptativas.
¿A qué atribuyes la conducta colectiva que permite que un candidato ausente como Parisi logre tanta votación?
A mí me impresiona la necesidad que tiene el chileno de creer, de buscar un lugar justo para enfrentar este ambiente, que tiene necesidades básicas, pero también necesidades sociales, pero la gente necesita un orden, control. Frente a diferentes requerimientos, la gente necesita creer y ahí aparece Franco Parisi como una propuesta con un discurso sumamente seductor. Hay elementos narcisistas de él, que hace que persuada a la gente, esta gente que necesita creer en alguien que venga a cambiar las cosas. Acá es muy diferente el contexto social de la gente que votó por él, porque la gente está con una situación de injusticia, de desesperanza, de la clase media que amortigua diferentes estresores sociales, tanto económicos, educativos, de salud. Frente a ello, aparece esta figura y seduce con un discurso convincente. Ellos creen en él y por eso votaron. Ojo acá, tenemos claro que es un candidato ausente, que no estuvo en Chile, no hizo un recorrido, no hizo campaña. Es tanto el nivel de narcisismo que tiene, que cuando analizamos cómo está llevando su vida en lo cotidiano, vemos situaciones como la pensión alimenticia y ahí uno tiene que cuestionarse antes de creer. No podemos creer en lo que pueda ofrecer como una figura convencedora con estos elementos narcisistas; no, hay que ver cómo estos candidatos se desenvuelven. Aquí tenemos un candidato que carece de empatía con sus hijos y, si carece de eso, uno tiene que inferir que se puede repetir. Hay que tener ojo con estas carencias, porque si lo tuvo con sus hijos, se puede repetir a nivel de sociedad. Por eso, insto a que las personas reflexionen, a que la gente sea crítica con sus candidatos al momento de votar.
¿Crees que la polarización revela algo de nosotros como sociedad chilena?
La polarización por base siempre podría sonar como una escisión, de lo positivo a lo negativo, de lo gratificante a lo más hostil. Lo que ocurre en esta circunstancia es que la polarización, también, apunta a los elementos de construcción social. Cada vez que se polariza más Chile, no es que se polarice la gente como tal, sino que las clases sociales están generando una división netamente por los alcances de desarrollo que pueda tener el concepto de persona en la sociedad. La desigualdad, las oportunidades, todos esos elementos suman y van a generar descontento en un sector, mientras que en otros también van gratificando y llenando mayor expectativa y mayor desarrollo. Esas polarizaciones son antagónicas y eso es lo que ocurre en Chile: que un porcentaje menor crezca millonariamente, con niveles de ingresos tan altos y que todavía el sueldo mínimo bordee los 350 mil pesos aproximadamente, y que vivan familias con eso. Esas desigualdades polarizan lo que se ve reflejado en los candidatos. Kast es la manifestación más clara de esta clase social alta y Boric de la clase social media baja; no él como persona, sino su discurso de construcción social.