El rey está desnudo

Por Rolando Cárdenas

El baile de mascaras

Las filtraciones de los chats de Hermosilla, y aquellos que se comprometió a entregar su abogado defensor y hermano en los próximos días, han mostrado de manera transparente cómo se mueve la trastienda del poder, algo que muchos hoy dicen que desconocían y otros, admitiendo que se mueven en esos ámbitos de la sociedad, se han mostrado “sorprendidos” de la forma de operar de estas personas.

El modo en que está organizado el propio sistema judicial es una muestra clara de que si alguien quiere ascender requiere de influencias. Son los llamados besamanos que deben hacer quienes desean ser jueces desde un pequeño juzgado de policía local hasta para ser ministro de la Corte Suprema.

Hace varios años que se tramita en el parlamento la reforma a las notarías, y en ese caso se puede apreciar como la mayor parte de los notarios o son parientes de autoridades del poder judicial o de políticos relevantes.

El lograr que la tramitación de un proyecto se haga de manera más rápida, colocando la carpeta en primer lugar en el escritorio de las autoridades que van decidiendo no son precisamente prácticas que hoy nos sorprendan, hoy nos enteramos de que hasta el exsenador Juan Pablo Letelier hizo gestiones por el proyecto inmobiliario de los Jalaff en Lampa. La izquierda y la derecha unida jamás serán vencidas decía Nicanor Parra.

Una de las razones por las que ha sido un error del presidente Boric de salir a opinar sobre la prisión preventiva de Hermosilla es que todos los forados que muestra nuestra institucionalidad, que además la hacen permeable a la penetración de tipos de corrupción más complejos que el trafico de influencias, requieren de reformas que deben contar con amplios acuerdos, dada la correlación de fuerzas del parlamento hoy y además si queremos que estas sean perdurables en el tiempo.

Es cierto que iniciamos un ciclo electoral que no termina hasta la segunda vuelta de la próxima elección presidencial y que el caso Hermosilla hasta ahora le pega muy fuerte a la oposición, también las opiniones del presidente son las de la mayoría ciudadana por lo que aquello sube su valoración y la del gobierno, pero es deber de las elites gobernantes velar por el bien común, ya el quiebre del consenso de las elites nos tiene en un declive que ya lleva diez años, seguir en este camino con los problemas estructurales de la sociedad de hoy acelerará esta caída.

El pato de la boda

En el año 1993 se destituyó al juez de la corte suprema Hernán Cereceda, es el único caso que se ha dado en el país, aun cuando eran varios otros jueces que debieron haber seguido el mismo camino por su complicidad con la dictadura, a lo menos permitió un viraje sanitario en el poder judicial de gran relevancia para la consolidación democrática.

El año 2021, después de siete años de investigación, el exsenador Jaime Orpis es condenado a 5 años de cárcel, siendo el único sentenciado por la forma fraudulenta que empresas traspasaban dinero a la política.

Siempre el sistema elige alguien que sea sacrificado en la plaza pública y con eso expía los pecados que todos han cometido.

Todo indica que hoy la persona que cargará con todas las culpas será el ministro de la corte suprema Jean Pierre Matus, de hecho, pareciera que ya están las firmas requeridas para realizar la acusación constitucional.

Será suficiente que desconfía de todos y todo, pero que a diferencia de hace algunos años hoy estamos en una sociedad transparente donde todo queda registrado en la nube y tarde o temprano todos podemos acceder a ella.

Si no somos capaces de aprender de los errores pasados, sino somos capaces de utilizar positivamente las crisis finalmente tendremos un país aún más desigual e injusto.

A dos años del primer proceso constituyente

El 4 de septiembre se cumplieron dos años del rechazo a la propuesta constitucional de la convención constituyente, al año siguiente se rechazó la propuesta de la comisión constitucional, en ambos casos las instancias que debían construir la nueva constitución fueron hegemonizadas por fuerzas de signos políticos opuestos, primero fue la izquierda liderada por la lista del pueblo y posteriormente por los republicanos, en ambos casos también las fuerzas más moderadas de ambos sectores nada pudieron hacer y más bien se plegaron resignadamente a los descriterios de los grupos dominantes.

Como se ve el ying y el yang en este proceso.

El Chile de los treinta años era considerado un país más bien fome y predecible y esas finalmente son características que hoy echamos de menos y quizás debemos ver los resultados de los plebiscitos como un llamado a la moderación.

El quiebre del consenso de las elites, la incapacidad de entender dónde estaban nuestras fisuras como sociedad, la falta de proyectos políticos, la reyerta y la descalificación como única forma de actuar en política, son fenómenos de larga data y los fracasos constitucionales pareciera que nada han enseñado.