“El sello del roto: vivir al día, trabajar de sol a sol y luego pasarlo bien”

Para Oscar Collipal, antropólogo, la huella del roto chileno se distingue entre otras cosas en la cultura de las animitas, la combinación de religiosidad y chinganeo y una disciplina laboral que podía llevarlo a extenuantes jornadas de sol a sol y ganar mucha plata para luego pasar a un ciclo de juerga y despilfarro hasta que no quede nada, para luego volver a empezar.

Por Edison Ortiz

La controvertida estatua del “roto chileno” o “defensor de la patria”.

A propósito de la conmemoración del Día del Roto Chileno el 20 de enero, El Regionalista volvió a conversar con el antropólogo Oscar Collipal, experto en el mundo rural nómade de los linyera y los peones-gañanes, personajes libertarios cuyo aporte, aunque ha dejado una herencia invaluable en el mundo popular, es poco reconocido y valorado por la cultura hegemónica de corte extranjerizante. Esta fue la conversación sostenida con un colaborador permanente de este medio.

¿Por qué el 20 de enero se conmemora el día del “roto chileno?

Resulta que había un escultor chileno que presentó una escultura en París que imitaba a un roto y que obtuvo una mención honrosa en París. Paralelamente el 20 de enero se celebraba la la batalla de Yungay (librada contra la Confederación de Perú y Bolivia en 1839).
Por entonces el gobierno chileno supo de la existencia de la obra y la compró y un periodista la bautizó como la estatua del “defensor de la patria”, los rotos que habían participado en esa guerra y en esa batalla, que mereció los reclamos del autor de la obra pero que la posteridad bautizó como la estatua del roto chileno.

¿Por qué “el roto chileno” y no “el linyera”, “el peón-gañan”?

La portada de “Agarré viento en las huilas” de Oscar Collipal que retrata al mundo libertario rural.

Ahí hay un problema. El “roto”, como mito, surgió con Almagro y su fallida expedición a Chile. Volvieron a Lima casi sin ropa, “rotos”, y de ahí quedo la adjetivación. El linyera es un nómade, tal como lo señalo en mi libro “Agarré viento en las huilas”, sinónimo de que, además, de casi no tener ropas, vivía por los caminos, no tenía domicilio fijo, era despreocupado en el vestir. Aquí en Lontué los confunden con el campesino que era una figura rural distinta. Los primeros iban de chingana en chingana, se tomaban todo lo que habían ganado, empeñaban la ropa nueva y volvían a quedar en “las huilas” (el vestón roto). De ahí viene la expresión que empleo en mi libro para caracterizarlos “Agarré viento en las huilas” (“agarré viento en la ropa y me fui, no más”).

En Lontué, una zona campesina por donde deambularon estos personajes, ¿cómo se va a celebrar este día?
Se hará el domingo 21 de enero, ya que estamos en plena temporada de cosecha de la guinda, luego de la manzana, lo haremos en la única plaza que hay en Lontué donde la gente comienza a llegar al atardecer. A las 18 tendremos un conversatorio sobre el personaje en el antiguo club Radical y de ahí nos iremos a la plaza donde habrá música y baile.

La invitación para conmemorar el día del “Roto Chileno” en Lontué.

¿Es difícil distinguir a los personajes tradicionales del mundo campesino? Pues todos los asocian a campesinos o inquilinos…

Sí, hay bastante confusión en la gente. Por ejemplo, en Valparaíso, muchos creen que son todos campesinos, no distinguen entre ellos y el “roto chileno”. El roto nunca estuvo vestido de campesino (con el paño de saco de harina a la cintura por delante).

¿Por qué en el Chile de hoy es importante rescatar y destacar a este personaje?

Ellos han dejado una impronta significativa en la cultura chilena y en particular en el mundo popular. No son una clase, son un grupo social que ha dejado varias herencias culturales como la cultura animista que viene de estos personajes y que aun sobrevive con expresiones más modernas en carreteras y calles en que hubo alguna tragedia. También son los autores de lo que yo llamo la “religiosidad de plazo o ciclos largos” como son las fiestas religiosas de Lo Vásquez, La Compañía, Yumbel, San Sebastián, El Carmen, fiestas de celebración anual, en torno a una efeméride religiosa donde había largas caminatas que emulaban el eterno deambular de los linyera y peones-gañanes, en esos espacios de religiosidad popular había ramadas, chinganas y mucho alcohol. Parte de eso aún sobrevive en las festividades religiosas populares. Ellos son también los inventores del “san lunes”, pues cuando terminaban una faena, se les pagaba el sábado y se iban de chingana en chingana, saltándose el lunes como día de trabajo. De allí la célebre frase acuñada por esa cultura popular de “lunes y martes no se trabaja, miércoles y jueves se hace lo que se puede, viernes fin de semana, sábado inglés (no se trabaja) y domingo de fiestas de guardar (ir a misa)”. Todo eso viene de la cultura popular “gañesca”.

Por lo que tú señalas, ¿es un mundo popular donde se valora mucho la libertad?

Por supuesto, a diferencia del inquilino que esperaba pacientemente que el patrón lo recompensara con un pedazo de tierra, una “mediería”, una casa para vivir, y así juntar recursos para algún día independizarse si no él, por lo menos sus hijos, a cambio de hipotecar su libertad, el linyera, el peón-gañan, amaba su libertad y no la transaba por nada. Su mundo era la inmediatez, el vivir ahora y ya –¿has escuchado la expresión “no sé lo que quiero, pero lo quiero ya”?-, trabajaba a trato, no cambiaba su libertad por un futuro incierto, vivía “el día”, una manera sensual de vivir: ganar plata y luego pasarlo bien. Todavía queda mucho de eso en la cultura popular, en la cultura minera de tu zona, en el trabajador de la construcción que trabaja por metro cuadrado. Eso se expresó en la locura por los retiros de fondos de AFP en pandemia y quienes abrieron esa llave no consideraron la cultura popular que estaba en el trasfondo de la sociedad chilena. La cultura del “más vale pájaro en mano que cien volando” y del “mañana ya veremos qué hacer”.
La cultura popular tiene esta otra parte que está poco estudiada, a la que no la mueve ni el reloj ni el apuro. La de trabajar de sol a sol y luego disfrutar la vida hasta que no quede nada para volver a empezar una y otra vez.

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

12 comentarios en ““El sello del roto: vivir al día, trabajar de sol a sol y luego pasarlo bien””

  1. May I simply just say what a comfort to discover someone who actually understands what they
    are talking about on the web. You definitely know how to bring a problem to light
    and make it important. More and more people must read this and understand this side of your
    story. I was surprised that you are not more popular because you surely
    possess the gift.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Otras Noticias

Cambia todo cambia
05 octubre 2024
Medio siglo del asesinato de Miguel Enríquez, líder del MIR
05 octubre 2024
Artistas y bandas de O’Higgins animarán el Mes de la Música en O’Higgins
05 octubre 2024
Expo Chile Agrícola ofrecerá 130 actividades de formación gratuitas
05 octubre 2024
Avanza iniciativa de levantar monumento a Allende en Rancagua
05 octubre 2024
“Ése, el de color burdeos”: tecnólogos médicos, una profesión misteriosa
05 octubre 2024