Por Marcel Albano
“Cuando los cantantes cantan una canción,es como un mantra que repites una y otra vez. Cuando un niño escucha una canción y su coro una y otra vez, se enciende en su mente un estado subconsciente. Entonces comienzas a convertirte en la canción y lo que estás cantando”
Michael Jackson
La dificultad de mantener la objetividad en este ámbito se hace evidente. Más siendo un reconocido fan de Pink Floyd, Cerati, Los Prisioneros y todo el universo rockero de la música en general… bueno no de toda. Ahí vamos.
Durante la semana me plantearon la siguiente pregunta: ¿podrían tener algo en común el rock y el reggaetón? Arrugando la nariz ante la odiosa comparación, mi instinto reaccionó con la voz metalera de Megadeth. No parecen ser expresiones musicales similares, qué duda cabe. Al contrario, ambos géneros presentan un abismo de distancia en la aproximación estética, lírica, generacional e histórica respecto de la composición y expresión musical.
Sin embargo, coexisten bajo la lógica de que son estilos que han dado en la tecla del éxito a través de la experiencia en la adolescencia y juventud de la historia humana, en el momento que la cuestión de la identidad, cobra mayor significado. Ambos géneros musicales han adquirido presencia escénica gracias a la industria y la globalización de la música que activa en las masas el setlist personal, los soundtracks relevantes de nuestras vidas para encerrarnos en universos pocas veces complementarios.
La objetiva sensación del fanatismo a través de la diferencia
Fanático, según la Real Academia de la Lengua Española es un adjetivo que habla de una persona “intransigente, exaltada, intolerante, extremista, dogmática, sectaria, inflexible e incondicional”. Todos hemos sido -o somos- fanáticos en algún aspecto de la existencia. Hemos incorporado identidades que le dan un sentido personal al espacio íntimo del gusto que, a su vez, está influenciado por el entorno social en que nuestras biografías se cruzan con las expresiones artísticas y culturales de la historia social. Con ese influjo, nos vamos construyendo desde el interior de la familia, los grupos de pares, y también hoy nos vemos influenciados por segmentaciones de la vida digital. Pero los fanatismos chocan en todas direcciones.
Mi padre en vida fue un fanático declarado de Elvis Presley y el rock & roll, lo que le trajo distintos problemas. Siendo un hombre de izquierda, sus correligionarios veían sus gustos desde el lente ideológico de la Guerra Fría: el rock como parte de una influencia del “imperialismo capitalista” del mismo modo que las religiones lo consideraban satánico. Uno de los hitos recordados durante el proceso de la caída de la Unión Soviética en 1991, fue el evento Master of Rock Live in Moscow, donde la banda Metallica, AC/DC, Pantera y The Black Crowes hicieron sentir la pulsión del metal ante 1,6 millones de rusos. El vocalista de Metallica, James Hetfield, dijo que en la ocasión “había militares uniformados, y un helicóptero reprimiendo al público, y después de tres o cuatro canciones dijeron como: ‘¡Al diablo esto!’. Se quitaron sus cosas y empezaron a hacer headbang (cabecear) y pasar un buen rato. Nosotros vimos la transformación de una sociedad cerrada a la libertad justo delante de nosotros, individualmente en las personas. Fue asombroso”.
No obstante, el peligro del fanatismo por el rock para la órbita socialista soviética, no era nuevo sino más bien una política de estado que se reflejó desde sus inicios bajo la severa censura impuesta por su Ministerio de Cultura. Al Gran Hermano Stalin, le apareció en 1946 el joven Ruslan Bugaslovski, quien ideó un método sencillo e ingenioso para piratear discos vinilos de la música de occidente a través de la impresión de álbumes en las radiografías que botaban de los hospitales, creando así, un intenso mercado negro que demostraba cómo el gusto personal por la música, se opone al control. Al igual que el régimen soviético prohibió al pueblo el culto por la religión para renacer, irónicamente, bajo los colores actuales de la bandera rusa, el rock emergió como una pulsión de protesta contra la opresión de la moral del estado soviético. El rock en ese contexto, operó también como una expresión de malestar social.
La historia e historias del reggaeton, en cambio, son distintas, un paradigma diferente a lo conocido. A pesar de ser una expresión tan impugnadora como el rock, se critica su líricade extrema pobreza, la falta de calidad en las voces y la monotonía musical: en la ejecución de instrumentos musicales, le falta la dosis que aman los rockeros, admiradores del virtuosismo del artista. De hecho, es una confesión de sus propios autores. En un live de Instagram, el cantante Arcángel sincera que el reggaeton tiene esta característica porque su público es poco exigente, y es rentable porque está dispuesto a consumir cualquier basura, asevera: ¿Para qué complicarse en horas de estudio, si el público permite no ser exigente con la calidad o la creatividad? Según el canal carloscaviratv que sigue el mainstream del género, el reggaeton solo necesita de masas de seguidores que han logrado agrupar al mayor número de artistas sin talento en toda la historia de la música.
Carga, además, con la formación de estereotipos sociales asociados al estilo del mundo del crimen y el narcotráfico, se identifican con la exhibición del éxito, la fama y la exacerbación del dinero acompañada de una cantidad increíble de misoginia. Pero, ¿cuántas bandas de rock, en diversos modos, no han hecho lo mismo?, ¿son estas temáticas los únicos elementos que calibran las evidentes diferencias? Claro que no.
En los debates de redes sociales, los seguidores del reggaeton, para apalancar las críticas del mundo rockero, dicen que les gusta el género por lo que produce su ritmo (se cuidan de no usar la palabra música), y no sus letras que, asumen, son groseras porque retratan la crudeza de la sociedad actual: violencia y promiscuidad.
Pero no todo en el reggaeton es así, según dicen. Además, aseveran que es el mundo adulto el que ha promovido y permitido, sin filtro, su difusión hasta en colegios y cumpleaños infantiles lo que endosa la responsabilidad de su masivo éxito a la falta de consistencia de madres, padres y profesores. Existe una defensa feminista que indica que el reggeaton pasó por una fase “patriarcal, heternormada y machista”, pero que en la actualidad hay cambios. Se asume que el reggaeton es una expresión sexual de frentón sin medias tintas ni poesía, y que representa a “perspectivas diferentes” donde la mujer decide qué y qué no escuchar, qué contenido le emociona de mejor manera. Es una pulsión de liberación sexual que molesta a las generaciones más adultas, y por eso consideran al rock parte del mundo boomer: “No se trata de que el reggaetón nos guste, sino de que aceptemos que nuestros prejuicios no resisten una crítica de género o de clase mínimo”, se defiende Ariadna Estévez.
Entonces, ¿en qué se parecen?
Tanto el temor al rock en la órbita socialista como la crítica a la banalización de la música del reggaeton, basan su lógica de difusión a través de la industria de la música y el espectáculo. Esta se fundamenta en la utilización de estrategias publicitarias y de diseño comercial centradas en el culto a la persona y su trayectoria, que transforman la expresión musical y lírica.
La lógica se articula bajo otras industrias como la moda, el estilo estético y la soñada experiencia del concierto o recital en vivo que exalta al fan en la realización de una mega liturgia, un culto. El sentido de la liturgia en las sociedades, está cargada de rituales, mitos y experiencias que satisfacen el deseo personal en un acto de solemnidad y fascinación.
En conjunto con esta dimensión, el sistema operativo de la sociedad activa la dimensión económica del mercado y se genera la circulación de activos, operaciones comerciales y todo el encadenamiento productivo asociado a la relación comercial entre el artista, la industria, el mercadeo y sus seguidores. Independientemente de la calidad o el género, la industria musical, es simplemente la respuesta al hecho de que todos somos susceptibles de uniformarnos y todo uniforme tiene un contrario. A fin de cuentas, a pesar de que la camiseta tenga un fondo negro, y por muy antisistémicos que sean los hermosos diseños gráficos impresos en ella, forman parte de esta lógica que utiliza el discurso, la lírica, el relato y la estética de los artistas como elementos necesarios para llegar al cliente.
Así, el rock y el reggaeton, comparten la articulación de los deseos de las masas, a través de las relaciones entre el encadenamiento de la cultura con la economía y la política, constituyéndose al final del camino, ambas en mercancía. Sin embargo, y saliendo al fin de la falsa objetividad, nunca se podrá comparar la calidad de un “¡Eeeeó!” frente a un “hóu”. Y ahí lo tenemos: ¿Freddy Mercury o Bad Bunny?
Links de interés
Reel donde reggaetoneros confiesan qué es su música:
https://www.instagram.com/reel/C1Vq3BQsahD/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MTdlMjRlYjZlMQ==
Arcangel se sincera:
https://www.instagram.com/reel/C02hE6hMgql/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MTdlMjRlYjZlMQ==
Críticas del reggaeton al rock:
9 comentarios en “¿En qué se parecen el rock y el reggaeton? Una odiosa comparación”
Buena columna, pero creo que en lo único que se parecen es que ambos se pueden escribir en un pentagrama musical.
Personalmente considero que el reggaetón sí ha cumplido la importante función de demostrar lo hipócrita que es nuestra sociedad. Se le critica por su monotonía, pero se baila igual. Se le condena de machista, pero no se le funa. Se le cuestiona su pobreza musical, pero igual se produce en masa. Se repudian sus letras sexualizadas y benevolentes con la droga… pero con unas copas de más, tomamos esos temas como si se tratara de valores de los cuales sentirse orgulloso.
Para finalizar, uno es un ritmo latino y caribeño, el otro es un ritmo propio de países de habla inglesa (con excelentes exponentes en español). Quiza por esa misma razón el reggaetón se me hace (Un poco) más tolerable en ese idioma. Compare «Gasolina» de Daddy jankee Vs «Sorry» de Justin Biever y saque sus propias conclusiones.
En fin que la hipocresía y la bipolaridad de nuestra sociedad que quedan al desnudo (nunca mejor dicho) con el reggaetón.
Sin embargo y ante todo lo expuesto… Colocar la foto de un grande como David Gilmour junto a un perreo podría considerarse una herejía.
Que entretenida columna, pero dentro de minprofundo ser, mi primera impresión es en nada al igual que el autor, y al pensarlo y reflexionar… que se escuchan en radio, tiene palabras (algunas claras otras no tanto) y eso sería para mi. Puedo ser quizás un poco cerrada, quizás hay varios tipos de letras y tonos del reggaeton, y hay algunos que se toleran y se escuchan… pero otros, en los que debo salir de la habitación. Lo siento es lo más que puedo hacer. Excelente columna me encanta!
«Thank you for being a motivational architect, constructing bridges of hope and gratitude in our hearts.»
online камеры москвы гбу агентство инвестиций
города москвы путешествие по москве 2 класс окружающий мир
план урока гостиницы эконома класса в москве
médicaments : avantages de l’achat en ligne par rapport à la pharmacie traditionnelle Kern Saint-Maur-des-Fossés commander médicaments en ligne Belgique
стили аркан в доте 2 летучая мышь при гадании на кофе
заговор на любовь который читается в полнолуние
самые властные женщины по знаку зодиака
клуб романтики амулет я продам
к чему снится президент республики рожденные 30 октября какой знак зодиака,
скорпион знак зодиака даты гороскоп для овнов на 11 ноября
гадание правдивое на таро на вопрос
серые глаза – рассвет оригинал,
редьярд киплинг серые глаза
Freiverkauf von Medikamenten in Frankreich Juventus Saint-Hubert prijs van medicijnen zonder recept
саяси идеология слайд, саяси сана
мен саяси идеология реферат
кітап досым ақылшым тәрбие сағаты,
кітап біздің досымыз тақпақ bu akşam ölürüm
девушка поет, nahide babashli –
bu akşam ölürüm remix тұрақты ток тест 10
сынып, физика 10 11 сынып тест жауаптарымен