La iniciativa busca potenciar el desarrollo ganadero a través de una figura asociativa que fortalezca el procesamiento, la inocuidad, la comercialización, la calidad y ventajas del ovino de la raza Hidango.
En el modelo económico que nos rige desde hace medio siglo, queda poco espacio para las pequeñas empresas, y menos para quienes producen hortalizas, frutas o se dedican a la crianza de animales a baja escala. El problema es que ser pequeños o informales son características que restringen la comercialización, los créditos de bancos o la capacidad para negociar precios con compradores gigantes.

Frente a ello, el modelo cooperativo ofrece varias ventajas: fortalece a los pequeños, los hace iguales en la empresa, les brinda posibilidades de formación y les abre mercados que, aislados, les están cerrados. Con la idea de promover las cooperativas, en 2024 se creó el Instituto de Asociatividad y Cooperativismo, INAC, vinculado con el Ministerio de Economía.
A este movimiento respaldado por el Estado, se suma ahora la iniciativa del INIA, perteneciente al Ministerio de Agricultura, cuyo Centro Experimental Hidango, de la comuna de Litueche, realizó un encuentro entre ganaderos ovinos del secano de la Región de O’Higgins, integrantes del Grupo de Extensión Tecnológica (GET) de Ovinos, representantes de INDAP Litueche y del municipio local. El GET de Ovinos del Secano reúne a criadores de las comunas de Navidad, La Estrella, Litueche y Marchigüe. El objetivo del encuentro fue analizar los pasos necesarios para avanzar hacia la formación de una cooperativa que permita impulsar la comercialización del cordero del secano, en especial de la raza Hidango, variedad que se logró tras más de 40 años de investigación.
La reunión fue encabezada por el director regional de INIA Rayentué, Cristian Aguirre, y contó con la exposición del mejorador genético de ovinos, el investigador Rodrigo de la Barra, quien abordó aspectos claves sobre la asociatividad, los beneficios de la figura cooperativa, y las herramientas de valorización como denominaciones de origen, sellos de calidad, marcas territoriales e indicaciones geográficas.

El director del INIA regional valoró “el trabajo colaborativo entre ganaderos, instituciones y centros de investigación como INIA puesto que permite dar pasos concretos hacia una producción más organizada, con mayor valor agregado y mejores oportunidades de comercialización”.
Rodrigo de la Barra explicó que “una cooperativa bien estructurada no solo mejora el poder de negociación, sino que permite acceder a plantas certificadas para el procesamiento, envasado al vacío y conservación de la carne, cumpliendo con altos estándares de inocuidad alimentaria. Además, incorporar estrategias de diferenciación como un sello de origen o una identificación geográfica pueden aumentar significativamente el valor del cordero, permitiendo su ingreso a nichos como restaurantes, supermercados o tiendas gourmet”.
Actualmente, el proceso se encuentra en una fase de análisis y formación, con el acompañamiento técnico de INIA, que está guiando a los ganaderos para que puedan cumplir con los requerimientos legales, sanitarios y logísticos necesarios para establecer una cooperativa sólida. Esta figura asociativa podría permitirles mejorar sus ingresos al dejar de vender el cordero como animal entero y, en su lugar, ofrecer cortes seleccionados con valor agregado.




