La huella de Gonzalo Vial Vial

Equipo de El Regionalista   

El martes pasado falleció el líder de Agrosuper, Gonzalo Vial Vial, el empresario más importante de la región y, en el rubro agroalimentario, el más importante del país.

Su deceso, a los 88 años, se produjo luego que en la última etapa de su vida arrastrara dolencias que extremaron su condición de salud.

Último de los hijos de una familia numerosa, abandonó Agronomía en segundo año, carrera que cursaba en la Universidad Católica de Chile, para hacerse cargo de un campo familiar en Doñihue, primero en la producción de huevos y luego de pollos, emprendimientos que están prontos a cumplir 70 años.

Hasta los 80, la empresa original, Super Pollo, fue manejada directamente por él, con una estructura que se fue complejizando más tarde en la medida que la apertura de mercados del país, la posicionó en todos los continentes: hoy tiene oficinas en Estados Unidos, México, China, Corea, Japón e Italia. Pero en los 80, la organización de Super Pollo se parecía mucho a la estructura de un fundo: un gerente general símil de los antiguos administradores y jefes de las distintas operaciones (incubadora, planta de alimentos, matadero, construcción), encumbrados a liderazgos operativos tras un pasado de trabajadores destacados en la empresa.

En los 90, el crecimiento se disparó y junto con él irrumpieron equipos gerenciales profesionales que lideraron la mencionada internacionalización y el salto de una facturación de cerca de mil millones de dólares anuales a mediados de los 90 a cerca de 4.200 en 2022. Fueron los años en que Gonzalo Vial instruyó a la plana ejecutiva a instalarse en la zona y dio un nuevo giro en la producción alimentaria. De la producción de huevos, pollos y, en menor medida, fruta, desde fines de los 80, ya con el nombre Agrosuper, la empresa inició la producción de carne de cerdo y pavo, salmón y vinos.

También desde fines de los 80, a la par de los cambios tecnológicos y de estrategias comerciales, de introducción de innovaciones que incrementaron la productividad de sus procesos y de la mano con los cambios del país, Agrosuper asumió el necesario diálogo con las organizaciones sindicales, vetadas de hecho por la empresa desde el golpe militar.

Vial fue la imagen de un “patrón” de la primera mitad del siglo 20, fiel con los trabajadores que le eran leales, desconfiado y contrario de las organizaciones políticas (entre las que podía incluir a los sindicatos), católico de cuño conservador y gran aportante de la Iglesia y, sobre todo desde los 90, contribuyente de iniciativas de desarrollo social y educativo de la región. Allí están la Corporación Pro O’Higgins, de la que fue fundador, el Colegio Cipreses situado entre los mejores colegios subvencionados del país, y las distintas iniciativas de apoyo comunitario que realiza la empresa a través de Fundación Agrosuper.

En esa impronta se debe incluir el papel de Agrosuper en las acusaciones que por años ha tenido por afectar a la libre competencia y por el impacto de los planteles de animales en el medioambiente y las comunidades vecinas. En la “colusión de los pollos”, por ejemplo, Agrosuper debió enfrentar el pago de una multa millonaria. Y en materia medioambiental, han resonado las denuncias que han surgido de faenas de la empresa en diversas comunas de nuestra región, algunas de las cuales hemos publicado en El Regionalista. Freirina, en la región de Atacama, fue el punto álgido en un manejo ambiental inadecuado que en 2012 levantó a la comunidad contra la empresa y la obligó a abandonar la inversión de cerca de 500 millones de dólares en esa localidad. Son los puntos oscuros de una trayectoria en la que, al alero de las leyes de mercado, Agrosuper no se apartó demasiado de prácticas hoy transversalmente condenadas, reflejadas en conductas que cada cierto tiempo siguen motivando la voz airada de las comunidades y con las que el gigante alimentario regional no parece haber ido a la velocidad que la sociedad exige a las empresas.

La huella de Gonzalo Vial, patente también en el rodeo y en la promoción del caballo de raza chilena, tiene esas luces y sombras, tras las cuales el registro irrefutable que destaca en la economía regional y nacional es el legado de una empresa de nivel mundial que se ha adaptado a los desafíos de la globalización y que da sustento a miles de familias.