Mientras el municipio ha incrementado en cinco veces la distribución de agua con camiones aljibe, principalmente para parcelas de agrado, la extracción de agua para sustentar monocultivos no se detiene, en una secuencia que marchita paso a paso a la comuna colchagüina
Por Edison Ortiz
Si usted visita Lolol con cierta frecuencia, comprobará que el pueblo tranquilo y apacible de hace algunos años, donde después de un almuerzo no se encontraba a nadie, hoy es un bullicio con filas de camiones que hacen taco en la arteria principal frente al municipio, llevando madera, agua, gasolina y maquinaria pesada. Ya al ingresar a la comuna en la plaza principal hay un letrero que advierte la compleja situación por la que atraviesan sus habitantes “El agua: un recurso vital”.
Y es que la comuna de Lolol en el trascurso de una década ha cambiado casi por completo. Del clásico relato de José Luis Madariaga –Tal como soy (la historia de muchos)– que narraba de un lugar donde se había detenido el tiempo, con gente viviendo en rucas sin puertas ni ventanas, que caminaba horas al cementerio, cargando sobre los hombros a un muerto envuelto en una sábana, ya no queda nada. Lolol es hoy un pueblo pujante, con mucho movimiento debido a tres fenómenos: el canal Convento Viejo que trajo riego para intensificar la producción del Secano, lo que posibilitó la instalación de olivos, viñedos y monocultivos como la palta y cerezos; las empresas inmobiliarias que ofrecen parcelaciones literalmente sin agua y, por último, la gente que escapó de la metrópolis luego del estallido social y con más fuerza aún con la pandemia.
60% de la comuna con problemas hídricos
El exalcalde Marco Marín Rodríguez recuerda que cuando él asumió por primera vez en 2008, la comuna tenía cinco mil habitantes y que hoy ya tiene siete mil, es decir, que en apenas una década su población ha crecido cerca de un 50%.
Lo anterior ha hecho que prácticamente el 60% de la comuna tenga hoy problemas serios de abastecimiento hídrico. Según sus autoridades, el municipio resolvía la situación por medio de camiones aljibe, que acudían entre tres y cuatro veces a la semana a sitios que lo requerían. Sin embargo, esta es una situación que día a día se agudiza, y si no hay un real cambio de normativa ni un compromiso real, la situación continuará conflictuándose.
El alcalde actual José Román Chávez aporta cifras, “nosotros estamos pagando entre 8 a 10 millones de pesos mensuales en un grifo que reparte agua a distintos sectores de la comuna, estamos hablando de cerca de cien millones al año en gasto de camiones aljibes en nuestra comuna de Lolol y hoy nuestro presupuesto fluctúa entre 2.000 y 2.400 millones al año, lo que indica que nos estamos gastando un 5% del presupuesto en proveer de agua a sectores que no la tienen y esto, que va creciendo, en período estival es mucho más”.
En cifras, se reparten hoy unos 200.000 litros a la semana, con camiones de 10 mil litros cuatro veces al día, estamos hablando de 40 mil al día. Hace diez años, la exautoridad comunal indica que “se repartían 40 mil litros a la semana”.
Mediante datos obtenidos a través de solicitud por Transparencia Activa, con memorándum 76 de fecha 24 de agosto de 2021 el municipio informó la cantidad de litros por sector que se han entregado a la fecha. Lo anterior, considera un ranking de necesidad de agua que lideran los sectores de Rincón Las Ovejas, Nilahue, Rangulí, Los Tricahues y Rincón el Sauce, todas ellas principalmente están cercanas a plantaciones de monocultivos como pino, eucalipto y ahora palto. Rincón Las Ovejas, en cambio, tiene una situación distinta pues mantiene un problema de años por tramitaciones de tipo administrativo.
Municipios sin atribuciones
Francisco Contreras, presidente de la organización de defensa del ambiente Lolol Nativo calcula que hoy, en la comuna, alrededor de 100 a 150 familias no tienen agua potable, algunas de ellas viven en sectores que “están a un kilómetro del centro de la comuna y no sólo no tienen alcantarillado sino tampoco agua potable”. Lo anterior, se comprueba con la información que entregó el municipio en el requerimiento caratulado MU147T0000676, también por Transparencia, según el cual el gobierno comunal entrega agua a más de 150 familias con camiones aljibe.
Un dato relevante es que la comuna cuenta con un camión aljibe adicional, financiado con recursos de la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI). A cargo del Departamento Social, el vehículo brinda abastecimiento de agua principalmente a los sectores de Los Robles y Los Chacayes, comunidades situadas en los cerros de la comuna que vieron como sus vertientes naturales de agua se secaron totalmente, después de la plantación de monocultivos de pino y eucalipto, impulsados por el DL 701 de Fomento Forestal.
La escasez de agua y la sequía tienen diversas explicaciones. Para el ex edil Marín, es un problema de normativa que deja a los municipios sin ninguna atribución, pues “la Conaf está cruzada de brazos y aprueba proyectos que solo los ingenieros forestales entienden”. El alcalde actual piensa que también es un problema mundial por el cambio climático, a lo que se suma la llegada de empresas y la falta de educación de los habitantes de la comuna, madrugados por las empresas a la hora de inscribir sus derechos de agua. El MOP también es otro actor relevante en la falta de control. El alcalde Román piensa que el rol clave en el abastecimiento lo juega la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH), protagonista en la facilitación “de los programas de APR en aquellos sectores en que no tenemos hoy en día”.
Y aunque pareciera que la normativa legal se anticipó a los problemas que hoy vive Lolol, la realidad indica que las disposiciones tienen un efecto escaso. En resolución 111 de enero 2010, publicada en el Diario Oficial de 15 de febrero de 2010, la Dirección General de Aguas decretó una restricción de aprovechamiento de agua para los esteros Lolol y Quiahue y para Nilahue en la localidad de Santa Teresa, sin embargo, de igual forma, hoy se pueden ver zonas de extracción ilimitada en esos sectores.
Francisco Contreras, líder de Lolol Nativo, cree que las autoridades poco o nada hicieron en torno al problema y por eso les pide acelerar acciones frente a las dificultades medioambientales y que eso quede plasmado en la nueva constitución. Llama a que impriman “más peso en estos temas y que no sólo se hagan presentes para la foto”, aunque reconoce también que las empresas incumplen la ley, como sucede con agrícola Quiahue con la ley 19.300. “Se notificó a la empresa por la deforestación de aproximadamente 75 hectáreas de árboles nativos y hasta el día de hoy el representante legal de la empresa no se ha presentado al juzgado de policía local y modifica permanentemente su sitio de residencia”. Esto último, dificulta la notificación por parte de funcionarios judiciales, lo que es un requisito para el avance de la tarea de tribunales. En el caso de la Inmobiliaria Lolol, informa Contreras, Lolol Nativo presentó una denuncia ante la superintendencia ya que “han estado abriéndose camino en el sector de Punta de Los Robles que debería Incluso estar protegido por la lagartija de Lolol (Liolaemus confusus) y descubrimos que no hay ningún permiso de obras ahí”. Insinúa, incluso, que los dueños de una de estas empresas tienen un contacto estrecho en Conaf a través de un alto directivo. Denuncia lo mismo para Siete Mares y la Frutícola La Ramirana, filial de Agrosuper, todas las cuales no solo incumplirían normativa, sino que, en su opinión, se burlan de la comunidad local en su propia cara. Con desazón, el presidente de la agrupación ambiental manifiesta que “yo le pregunté a la jueza y me dice que están de manos atadas, que las empresas son muy grandes y que lo que más se les puede aplicar son multas por algunas UTM”.
Falso dilema
Tanto el actual alcalde como el anterior reconocen además que es un tema complejo en el cual no siempre prima el cuidado ambiental de la naturaleza de la comuna y de su entorno, ya que hay vecinos que ven con buenos ojos la instalación de estas empresas porque “dan trabajo”. En ese sentido ambas autoridades valoran el rol activo que han desempeñado las organizaciones de la sociedad civil como el Consejo Ecológico y Lolol Nativo en visibilizar el lado oscuro de esta situación.
El exedil Marco Marín conversando en el Emporio de Lolol
En la misma línea, el alcalde actual, José Román ha priorizado en su gestión la creación de una oficina medioambiental. Dado que “estábamos al debe en el tema medioambiente, tenemos dentro de nuestras propuestas a partir del 2022 implementar la oficina del medioambiente, lo que nos va a permitir canalizar algunas peticiones, y también el reciclaje, además de ayudar y colaborar a los comités APR (Agua Potable Rural) en la comuna”. No obstante, en el presupuesto comunal 2020 no existe ninguna partida que refleje alguna iniciativa del tema medio ambiental.
Y al revés de lo acontecido en distintas actividades, durante los años de pandemia es cuando más se ha intervenido el medio ambiente en Lolol, especialmente en los cerros, con el fin de aumentar la producción agroindustrial, lo que fue confirmado por el alcalde de Lolol en una entrevista concedida al periódico diario regional El Rancagüino.
La situación es compleja y dramática dado que los privados que allí se han instalado siguen actuando sin restricciones, las autoridades comunales cuentan con limitadas atribuciones normativas y las que tienen, tampoco se aprecia que las ejerzan en virtud del cuidado medio ambiental y el agua. Por ejemplo, la falta de regulación en el ordenamiento territorial ha dejado una enorme brecha para la instalación indiscriminada de personas que han adquirido parcelas para “disfrutar del campo” con la promesa de la inmobiliaria de factibilidad de agua. Sin embargo, la práctica difiere en un 100% de la realidad, como es el caso de un abogado que exige que el municipio lo abastezca con 3 mil litros de agua cuando cada 15 días, en fines de semana, visita su parcela en la comuna.
Las empresas, por su parte, cuentan con una legislación laissez faire que los favorece, y sus muchos recursos les abren conexiones con agencias públicas como Conaf, el MOP y la DOH, así como con altas autoridades gubernamentales. Así lo evidenció el cambio de ruta del trazado de Convento Viejo (ver edición de El Regionalista del 16 de octubre). Se sabe que dos ministros del gobierno de entonces estuvieron disfrutando la viña Santa Cruz a fines de 2008, en los fines de semana previos a que se autorizara la modificación de la ruta del canal.
Los líderes locales de Lolol valoran el trabajo que está haciendo la Convención Constitucional: creen con firmeza que en la nueva constitución debe quedar establecido el agua como un derecho y un bien de uso público.
En la mirada de los entrevistados, lo anterior es la muestra del Chile mal hecho que heredamos de la Constitución de 1980. Por ello, creen firmemente en el trabajo que está haciendo la Convención Constitucional: creen con firmeza que en la nueva constitución debe quedar establecido el agua como un derecho y un bien de uso público. Pero también esperan una mayor incidencia de la autoridad local en el nuevo marco normativo, en especial cuando el cambio climático ya se instaló en esta región. Lolol lleva 14 años de sequía, la región está con declaración de “crisis hídrica” y son las propias asociaciones de canalistas las que sugieren a sus asociados no sembrar esta primavera para anticiparse a un verano seco. En último término, expresan su expectativa en un rol más incidente de los municipios en estos temas. Porque si la crisis en Lolol se agudizó con la irrupción fuerte del monocultivo, nadie más adecuado para intervenir que el gobierno comunal, directo conocedor del problema. Pero día que pasa, la intervención de la autoridad corre el riesgo de llegar demasiado tarde, porque el brazo del mercado sigue ahogando poco a poco a la comuna.
Manifestación pública emplazada en la iglesia de Lolol La palta donde antes había bosque nativo