Los dinosaurios que dejaron su huella en las Termas del Flaco

Por equipo de El Regionalista

Es bien posible que fuera hacia el término del Jurásico, hace unos 150 millones de años. Un grupo de grandes animales del Mesozoico, la era en que proliferaron los dinosaurios, circulaba por una superficie próxima a un lago, que entonces inundaba la zona, con salinidad alta y presencia de arrecifes de coral. Es posible que fuese lo que quedaba de la presencia del mar que en millones de años de constantes movimientos de placas tectónicas iba en retirada. Sucedía a escasos 600 metros de lo que hoy son las Termas del Flaco.

Las huellas quedaron impresas en el borde del lago y antes que esa superficie impregnada de agua se secara, aconteció lo impensado: una erupción volcánica, de las que en esa era hubo muchas, lanzó abundante ceniza a las alturas, un cono piroclástico que se desplomó sobre el borde del lago y cubrió las huellas. Pasaron miles y quizás millones de años hasta que la ceniza, probablemente sólida en inicio, se fue retirando hasta dejar al descubierto la marca de la fauna jurásica.

Los animales, del tipo ornitópodo-saurópodo-terópodo entre los que se distingue al menos un brontopodus, caminaban en un contexto de actividad normal; los herbívoros en el borde mismo del lago mientras los carnívoros en la periferia.

La información general que brota de investigaciones indica que entre las especies de dinosaurios, la mayoría eran herbívoros, en relación uno a tres con los dinosaurios carnívoros. También es posible afirmar algo que ya es certeza para la zona de las huellas y para todo el planeta: el clima era más cálido que ahora, del tipo tropical o subtropical.

El hecho es que la capa de material piroclástico testifica la existencia de erupciones, las que se sabe fueron frecuentes en la etapa inmediatamente anterior al Jurásico, cuando se produjo la división en dos de Pangea, hasta entonces territorio único del planeta, sin divisiones continentales. Y fue ese material y esas erupciones las que nos permiten hoy contar a nuestro favor con un valioso patrimonio prehistórico en nuestra región, único en Chile.

 La extinción de los dinosaurios

Lo que sabemos es que los dinosaurios se multiplicaron durante la era Mesozoica, que se extendió en un período que fue desde hace 250 millones de años hasta los 66 millones de años. Y ya sabemos que esa era prehistórica terminó con la caída de un meteorito que se estrelló contra el planeta en el golfo de México, lo que ocasionó la extinción de la vida animal.

Pues bien, los dinosaurios que dejaron sus huellas en las Termas del Flaco poblaron la zona en el período intermedio de aquella era, el Jurásico, es decir, entre los 200 y los 145 millones de años. Una antigüedad que solo puede dimensionarse, si pensamos que los yacimientos más antiguos que podrían estar asociados a los primeros pobladores del territorio nacional datan de unos 15 mil años antes del presente.

Los estudios de estas huellas vienen desde 1968, algunos años después de que se diera a conocer públicamente su existencia. Posteriormente, las investigaciones han agregado nueva información sobre el yacimiento en los años 80, 90 y ya iniciado el nuevo milenio. Según los investigadores, las huellas que se extienden por cerca de 150 metros de longitud y 70 de ancho, pertenecen a dinosaurios herbívoros del tipo ornitópodos y saurópodos, aunque también las hay de terópodos (que significa pie de bestia), que se alimentaban de otros animales. En total, más de una decena de especies dejaron su impronta en un suelo que, con toda seguridad, ha cambiado de nivel debido a los movimientos tectónicos y cataclismos que acontecieron sobre todo hace millones de años y resultado de lo cual, la superficie terrestre, entonces un solo gran territorio, evolucionó hasta transformarse en los continentes que se conocen hoy.

En la actualidad, las huellas de dinosaurios en la cercanía de las Termas del Flaco son monumento paleontológico desde 1968, declaración que las protege y sanciona eventuales daños que se les pueda provocar. Sin embargo, la experiencia comparada indica que la preservación de sitios de patrimonio como este requiere más que una declaración; haría falta que dicha formación esté abierta al conocimiento del público así como a nuevas investigaciones, todo ello bajo estrictas normas de preservación. Sin exagerar, esta ruta hacia la prehistoria se podría sumar a una oferta atractiva de turismo y gastronomía rural, playas y deportes naúticos, patrimonio rural e industrial, entre otros.

¿Qué haría falta para que ese potencial sea explotado? Un concierto entre gobierno regional, gobiernos comunales, agencias de promoción del Estado, universidades y privados. Todos unidos para dar a conocer, promover como alternativa económica y resguardar el patrimonio prehistórico de la región de O’Higgins.