Por @marcelenredes
La salida de colegios y liceos emblemáticos, tanto públicos como privados, siempre ha llenado la Plaza Los Héroes de Rancagua. En este espacio, un grupo de estudiantes de enseñanza media ríe mientras ve un reel de Nicolás Copano, quien parodia en el Festival de Viña el baile de la “mazamorrita ay sí”. Pero fuera de la broma, comentan que pronto les tocará a ellos bailar, como parte de la tradición educativa dieciochera, con la famosa canción y su correspondiente vestimenta típica.
Algunos jóvenes mencionan que les da vergüenza exponerse en público y sostienen que “no te pueden obligar”. Todos los que somos padres, madres o apoderados hemos experimentado el proceso de organización y el gasto extra que, aunque no es obligatorio, se justifica con la afirmación de que “se evalúa el proceso”, el cual puede extenderse entre ocho y diez ensayos. Los estudiantes que deciden no bailar ni usar un traje típico pueden colaborar como tramoyas o realizar algún tipo de trabajo escolar para compensar. «Tres siete por el baile» es la motivación de base: dos en educación física y otro en alguna asignatura que quieran reforzar, comenta el grupo de estudiantes.
Este tema tiene varias aristas. Por un lado, hay estudiantes para quienes la presentación artística es una oportunidad para expresarse y mostrar sus talentos. Sin embargo, una funcionaria de un SLEP (Servicio Local de Educación Pública) indica que “no debería existir esta dinámica de notas, ya que se trata de una rúbrica de una sola nota, porque según las bases curriculares, la parte folclórica ya está ajustada a esta fecha”.
Además, no se puede exigir a los estudiantes ni a sus apoderados que alquilen trajes típicos, ni se les puede evaluar negativamente por no presentarse con nota uno. Entonces, ¿cuántos colegios en Chile promueven la política de tres 7 por el baile? ¿Cuál es el gasto promedio en el que incurren los estudiantes y sus familias para adquirir trajes típicos?
«Tenemos el caso en este SLEP de un curso de cuarto medio que, por iniciativa propia, decidió bailar caporal, enfrentando un gasto que bordea el millón de pesos». Aunque esta fue una decisión de los estudiantes, quienes han reunido fondos a través de «jeans day», mientras los apoderados organizan rifas, bingos y completadas para alcanzar la meta, el tema acapara la atención en las reuniones y grupos de WhatsApp de apoderados, quienes se enfocan en buscar diseños y proveedores de trajes típicos.
Una coordinadora de PIE (Programa de Integración Escolar) de otro establecimiento señala que algunos profesores son demasiado exigentes con las presentaciones, lo que afecta a estudiantes que definitivamente no disfrutan de este procedimiento de condicionar notas al baile y al uso de trajes típicos. La supervisora comenta que ha consultado sobre los fundamentos de estos sistemas de evaluación. En algunos casos, se utiliza “el ojímetro”, es decir, se asigna una cantidad de ensayos por una cantidad específica de asistencia. «¿Qué pasa con la calificación de los estudiantes que no pudieron asistir a los ensayos pero igual se presentan con el traje típico el día de la presentación?», se cuestiona la funcionaria.
En segundo lugar, está el tema de los costos. Si calculamos el valor de los trajes por cada estudiante en Chile para cada presentación, los precios oscilan entre $20.000 y $40.000, dependiendo del tipo de establecimiento educacional, público o privado. Entonces, ¿cuánto se gasta a nivel nacional en estos eventos? Según el informe oficial de matrículas del año 2023, en Chile hay 3.630.700 estudiantes en educación escolar (70% del total). Si se analiza por nivel de enseñanza, la mayoría de los estudiantes se concentra en educación básica regular, con 2.037.448 estudiantes, seguida de educación media, con 965.888, considerando las modalidades científico-humanista y técnico-profesional. Excluyendo el ciclo de educación parvularia de sala cuna, medio menor y medio mayor, y a los estudiantes adultos, en Chile el año pasado había 3.523.656 estudiantes disponibles para participar en bailes folclóricos.
Fuente: Resumen Estadístico de la Educación Oficial 2023, Centro de Estudios Mineduc, Biblioteca digital MINEDUC, febrero 2024. https://bibliotecadigital.mineduc.cl/bitstream/handle/20.500.12365/20072/APUNTES%2042_2024_fd02.pdf?sequence=1&isAllowed=y. La construcción de la tabla, excluye los niveles de sala cuna y educación de adultos.
Al realizar un breve sondeo sobre el precio de los trajes típicos en la zona, se observan diferencias significativas entre $21.000 y $45.000. Considerando un promedio de $30.000 por estudiante, durante la época dieciochera en Chile se gastarían alrededor de $105.709.680.000 (USD 114.404.415,58) si todos los estudiantes participaran en los bailes. Lógicamente, la realidad varía en cada comunidad escolar y depende de la capacidad de los programas de integración social, especialmente pensando en las familias de menores recursos.
El tercer impacto, que requiere de una investigación más profunda, es el peso que tienen tres notas 7 no solo en el desempeño de cada estudiante, sino también en los índices de rendimiento académico de los establecimientos educacionales. ¿Cuánto disminuirían los rankings nacionales de calificaciones si esta práctica desapareciera?
Un apoderado es más práctico en su opinión: «Todos ganan al final, y por eso hay una especie de ‘dejar hacer’. Estudiantes, apoderados, profesores, directivos, sostenedores, hasta la señora que hace las cintas de los trajes se benefician porque es parte de un comercio más grande», asegura. «¿Qué daño le pueden hacer a la educación tres 7, diez ensayos de bailes y un traje típico por un día?», ironiza.
Mazamorrita a un lado, tú… ¿qué opinas sobre la influencia de las evaluaciones escolares en las tradiciones dieciocheras y el impacto económico que generan en las familias? ¿Hay un dilema ético aquí?
«No todo lo que es popular es bueno, y no todo lo que es bueno es popular» Oscar Wilde
5 comentarios en “¡Mazamorrita ay sí!: el lado B del baile típico en la educación chilena”
Es un hermoso artículo muy completo y lleno de Chilenidad. Gracias por tan completa información digna del mejor de los profesionales de las comunicaciones. Es un remanso de energía para los que somos amantes de nuestras tradiciones las que sentíamos un poco postergadas por música urbana.
GRACIAS MIL GRACIAS.
Qué se puede opinar cuando todo dicho está. Es parte del juego, los doce juegos, sólo queda unirse al baile…
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