Mundos paralelos

Por Rolando Cárdenas

Al final todos son Piñera

Piñera siempre ha sido criticado por ser un hábil especulador financiero, no un constructor de empresas. Hoy pareciera que ese síndrome se ha expandido a nuestra clase política: más que construir mundos y posibilidades para las personas, la obsesión de nuestra clase política es la ganancia fácil, el corto plazo, la especulación que da dividendos, esto es, los resultados electorales.

Qué importa que los problemas permanezcan, es más, a veces conviene que permanezcan si con eso desprestigio a mi contrincante y tengo réditos electorales.  Esta realidad no es de este gobierno ni de esta oposición, ha sido el sino de la política la última década, exactamente la década perdida en términos económicos, la década en que la delincuencia y el crimen organizado pasaron de ser un problema serio a uno estructural.

La dificultad estriba en que no hay un atisbo de cambio en el comportamiento de nuestras élites, y las reformas estructurales que el país requiere languidecen en un Congreso más preocupado de marcar el punto político y la cuña que le permita salir en el noticiero, sin importar el costo que tiene para la vida de las personas.

La clase política pareció que respondía institucionalmente a los profundos malestares que tiene la sociedad chilena y que se manifestaron de manera violenta en el llamado estallido social. Ello tuvo su expresión en un primer proceso de cambio constitucional, hegemonizado por sectores más de izquierda de la población, los que fueron incapaces de reconocer la sociedad en que vivimos y armaron un conjunto de medidas programáticas identitarias que fueron rechazadas de plano por la ciudadanía.

En un segundo proceso se dijo “hemos aprendido, debemos llegar a consensos en grandes temas y que la democracia vaya resolviendo el día a día”. Un primer paso de ese proceso eran una serie de bordes que enmarcaban la propuesta constitucional y una primera aproximación a un texto, elaborada por un comité de expertos que lo entregó como insumo al Consejo elegido democráticamente.

Se llegó a un consenso que rápidamente desapareció al ser electo un Consejo igual a la convención inicial sólo que multiplicado por -1.

Nuevamente el grupo triunfante impuso sus criterios y adiós grandes acuerdos.

Y es increíble cómo el espejismo electoral nubla el discernimiento de nuestras elites políticas. En el trabajo de la Convención Constitucional, los grupos que debieron haber ejercido la moderación, el PS, el FA, se plegaron a la Lista del Pueblo y sus propuestas. Hoy, Evópoli y una parte de RN fueron incapaces de morigerar la avalancha republicana.

Y tenemos entonces una propuesta conservadora en lo valórico, y que además rigidiza modelos fracasados en distintos ámbitos. Por ejemplo, las isapres, las AFP, el modelo educacional, no es que se trate de instituciones que la izquierda quiera cambiar por un sesgo ideológico, simplemente fracasaron y la necesidad de modificarlas es tal que no hay actor serio en el debate público que no coincida en que es necesaria la reforma a las pensiones, la salud y la educación. El impacto del fracaso de estas instancias es inconmensurable, pero para nuestra clase política es más importante la ganancia de corto plazo, ganar la próxima elección.

El alineamiento por el a favor y en contra

En los próximos días se desplegarán las estrategias de campaña de quienes están por el a favor y quienes están por el en contra.

Todas las encuestas hoy dan triunfador al en contra, pero también nadie se atreve a apostar a ese resultado ya que con voto obligatorio hay un electorado que sorprende con sus vaivenes electorales.

La derecha con Chile Vamos y Republicanos han logrado incorporar en su campaña por el a favor a Demócratas y Amarillos que, siendo irrelevantes electoralmente, fueron quienes brindaron amplitud al Rechazo, dado que estaban conformados por conspicuos concertacionistas, lo que hoy es punto para el a favor. Pero no todo es miel sobre hojuelas ya que importantes figuras como Ignacio Walker, de manera explicita y Soledad Alvear, de manera implícita manifestaron su desacuerdo con el texto propuesto.

También aparecieron descolgados de republicanos y de Chile Vamos que manifestaron estar en contra de la propuesta por ser de “extrema izquierda”.

Lo que necesita la derecha para sostener su respaldo a la propuesta es transformar la elección de diciembre en un plebiscito sobre el gobierno, conquistar el sentido común ciudadano con los temas de seguridad, migraciones, la propiedad de los recursos de las AFP, la libertad de elegir. Otro elemento que la derecha aprovechará y que los empresarios ya han comenzado a proclamar es la necesidad de terminar este proceso para volver a tener certezas para poder invertir. Con una alta tasa de desempleo es un argumento que pesa.

El oficialismo ya está formalmente por el voto en contra, faltando la definición de liberales y radicales que obviamente estarán por esa misma opción. Ya indicamos que las encuestas le dan amplia ventaja a esta opción, por lo que arranca con un buen capital electoral. Su dificultad está en la baja aprobación del gobierno y que los temas que hasta ahora han relevado para manifestar su voto en contra, siguen siendo de difícil bajada. Temas como el aborto, estado policíaco, libertad de asociación, la propiedad de los fondos de las AFP, etc., requieren ser transformados en conceptos que lleguen al sentido común del elector.

El oficialismo requiere también justificar el que nos quedemos con la constitución de Pinochet, ya que todos explícitamente han debido pronunciarse porque después de este proceso no habrá una tercera patita, independientemente de la opción ganadora.

Lo otro será el tono de la campaña, hay quienes creen que esta será una campaña casi inexistente ya que la ciudadanía no engancha con este tema, y padece la famosa “fatiga constitucional”. Por otra parte, hay quienes creen que esta será una campaña sangrienta, en la cual la polarización será una herramienta que se buscará intencionadamente. Por tanto, tendremos un tiempo en que todo será descalificación del otro.

Una receta probada

No podemos dejar de mencionar que se terminan los Panamericanos Santiago 2023, y siguen la próxima semana los Parapanamericanos, que ojalá tengan el mismo marco de público y apoyo mediático.

Un evento que respondió a una decisión de Estado, que implicó la gestión de tres gobiernos, con un mayor éxito deportivo afincado en la única receta probada, dedicación y proyectos de largo plazo con una importante cantidad de entrenadores extranjeros de real jerarquía.

Lo importante es continuar con este camino, la infraestructura que queda será un gran aporte y como lo indicaban algunos medallistas, apoyar a los jóvenes desde el inicio y no dependiendo de sus resultados es la forma de salir de un círculo vicioso que pocos pueden romper.

Es importante dar cuenta del valor simbólico y emocional de estos esfuerzos, el cambio en el estado de ánimo de la sociedad y el poder darnos cuenta de que siempre es posible obtener buenos resultados si hay comunión de intereses.

Una lección que el deporte entrega y la política debiera aprender.