Pablo Silva: sus primeros cien días

En toda la vida republicana de Chile, por primera vez hace 100 días asumieron l@s flamantes gobernadores regionales elect@s, toda una proeza obtenida tras un pulso de décadas con La Moneda y el parlamento. En esta primera etapa, varios gobernadores regionales han mostrado un sello que supera las esmirriadas atribuciones del cargo. En ese grupo, no está nuestro gobernador Pablo Silva.

Por equipo de El Regionalista

La elección de gobernadores fue una de las aspiraciones más sentidas por el regionalismo a lo largo de la transición. Luego de años de un largo tira y afloja con La Moneda y el parlamento -los símbolos mayores del centralismo republicano-, recién pudo implementarse este año. Por primera vez, la ciudadanía de las 16 regiones del país tuvo la opción de elegir a su representante regional, un cargo cuyo estreno, aún con escasas atribuciones, marcó un punto de inflexión en nuestra larga y centralista experiencia autoritaria.

La elección se desarrolló el 15-16 de mayo y, con algunas segundas vueltas como ocurrió en O’Higgins, los gobernadores asumieron el pasado 14 de julio, cumpliéndose ya los primeros cien días de ejercicio como nuevas autoridades regionales.

Gobernadores: un panorama heterogéneo y disímil

Si bien el panorama y el perfil de cada uno de los 16 gobernadores en ejercicio es bastante variopinto, ya se pueden aproximar algunas categorizaciones en torno a los sellos de cada un@ de ell@s y agendas públicas.

La primera línea

La primera línea de l@s gobernadores regionales la componen un primer grupo de aquellos que han alcanzado relevancia mediática nacional, tanto por la región a la que representan como por su propia capacidad de concitar interés público.

En este grupo está, por supuesto, Claudio Orrego, de la región Metropolitana con una larga experiencia en la administración pública y por haber puesto temas en la agenda como la migración, el problema de competencias con el delegado presidencial y jugar un rol crítico relevante ante algunas políticas del ejecutivo.

De ese mismo perfil es Rodrigo Díaz del Biobío, quien fue la primera nueva autoridad electa que realizó un seminario para coordinar la futura red de gobiernos regionales. Díaz reunió y presidió luego el encuentro de gobernadores con los cuatro principales candidatos presidenciales que se desarrolló en esa región y resultó ser un magnífico anfitrión y vocero del encuentro.

Díaz se destacó, también, por realizar una presentación a Contraloría para exigir que debía ser él, como gobernador y no el delegado presidencial quien presidiera el comité del Borde Costero y ha desempeñado, además, un buen papel en torno a la coordinación del área de transportes.

En esa misma senda está el Gobernador de Valparaíso, Rodrigo Mundaca quien se ha hecho conocido por su disputa con el delegado presidencial, el exintendente Jorge Martínez, así como su compromiso con el medio ambiente y la defensa del agua alcanzando, a veces con un lenguaje florido y popular, mucha notoriedad y resonancia en los medios nacionales.

La segunda línea

En una segunda línea están aquellos que han logrado una performance mediática nacional, pero en determinadas coyunturas o temas. Aquí está el gobernador de Los Lagos, Patricio Vallespín, exintendente, exdiputado, quien ha tomado, junto a un equipo asesor transversal, el liderazgo en la creación de la federación de gobernadores regionales que cobrará vida muy pronto.

En el mismo elenco se apunta la nueva autoridad regional de Aysén, Andrea Macías a quien se le reconoce su capacidad y, cuando las potestades no están, se la cita como un buen ejemplo de articulación para convocar a todos los actores de la región austral y trabajar con ellos.

Aquí se ubica, además, Ricardo Díaz, gobernador de Antofagasta, quien logró notoriedad pública por su confrontación con el ejecutivo en el tema migraciones, haciendo el contrapunto con la administración Piñera.

En ese mismo grupo, está la autoridad de Magallanes, Jorge Flies, por representar a una de las regiones con más identidad y personalidad, quien ha logrado una buena complementariedad con el alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, anunciando la construcción de obras y participando de la agenda nacional en los temas de regionalización.

También hay que resaltar en este elenco a Miguel Vargas, de la región de Atacama quien, ante la falta endémica de profesionales en la región, ha generado alianzas con universidades top para proveerlos y prepararlos. Se destaca este gobernador, además, por su rol activo en el fomento productivo y en solicitar una nueva filial de Enami en su territorio.

En fin, se trata de autoridades que, pese a no contar con las potestades legales, están asumiendo un papel muy activo en el control de la agenda política-económica de su región creando nuevos actores y alianzas.

Los potreros  

A la zaga de los gobernadores que han logrado proyectarse en la agenda pública está el resto de las nuevas autoridades regionales, entre ellas el gobernador de O’Higgins, que no han logrado posicionarse como referentes en ningún tema, ni en ninguna agenda pública.

Más abajo de ellos está el resto de las nuevas autoridades regionales que, salvo la aparición en medios locales regionales o en un segundo plano en algún de canal de tv de resonancia nacional, no han logrado posicionarse como referentes en ningún tema, ni en ninguna agenda pública. Es el caso del gobernador regional Pablo Silva Amaya.

Pablo Silva, al debe

En efecto, en los medios nacionales solo ha aparecido en un segundo plano y siempre en el contexto, de encuentros de los gobernadores regionales. Así lo hizo cuando se entrevistaron en La Moneda con el presidente Sebastián Piñera y también en la jornada que reunió a los gobernadores con los cuatro principales candidatos presidenciales, en San Pedro de la Paz.

A nivel regional ha tenido un par de apariciones como cuando reclamó por los cargos que le correspondía designar y que estaban siendo nominados por el antiguo intendente designado. También, en la polémica que se armó en relación con el espacio que iba a ocupar como nueva autoridad regional o cuando de nuevo elevó la voz por la disminución del presupuesto regional.

Más bien lo suyo ha sido seguir en la línea tradicional. Designó a una de las mujeres de confianza del senador Letelier, Natalia Sánchez, como Administradora Regional cuando ya se sabía que sería candidata a diputada por el Partido Socialista. De hecho, desde hace ya algunas semanas, y coincidiendo con el período de despliegue de campaña, Natalia Sánchez está con permiso.

Así, mientras el gobierno regional del Biobío apenas asumió generó un plan de emergencia para duplicar el presupuesto, Silva Amaya solo se queja. En el ámbito del transporte público, mientras la conurbación Rancagua-Machalí colapsa, no se genera ninguna iniciativa de alianzas o cooperación desde el gobierno regional de O’Higgins para aplacar el déficit, lo mismo que con el metrotren Rancagua-Santiago.

Al revisar su agenda pública de trabajo la labor del actual gobernador pareciera emular el estilo alcaldicio: focalizada en la cantidad de reuniones y visitas que realiza a organizaciones sociales y territoriales.

Bajo esos parámetros, Silva Amaya, deberá duplicar sus esfuerzos para transformarse desde un gobernador ya electo a uno realmente en ejercicio de su cargo.