Por Edison Ortiz
El Regionalista viajó a Pichilemu, no para asistir al campeonato de surf, sino para dialogar con dos emprendedoras que le han dado una vuelta de tuerca a la idea misma de ciudad-balneario, abriendo un nuevo espacio para mostrar su amplia riqueza cultural. Nos referimos a Flor Ilic, colega de El Regionalista, y Constanza Loyola, su socia, que han implementado en las dependencias del tradicional terminal de buses de la ciudad, dos emprendimientos que pueden hacer historia: Galería Territoria Cultural y Atahualpa Factoría.
El siguiente fue el tenor del diálogo con ellas.
En nuestro ideario, Pichilemu se asocia al “paraíso juvenil perdido” –Pichilemu Blues (Teo Valenzuela)-, un lugar de viaje o tránsito –Voces a toda máquina. Historia social del tren San Fernando-Pichilemu (Catherine Valenzuela y Víctor León)–, un lugar pintoresco –Hombres y cosas de Pichilemu (José Arraño)– o un anecdotario –El Mir y el barco fantasma (Vencidos, Edison Ortiz)-, pero no es un sitio donde se viva, se sueñe y se muera…
Flor: Por el contrario, Pichilemu es un lugar maravilloso para vivir y soñar y eso es lo que queremos desarrollar con nuestro trabajo, que haya arte, historia, generar conciencia y valor patrimonial en nuestro entorno.
Constanza: Por eso que es interesante resignificar los espacios, como en nuestro caso el Terminal de Buses de Pichilemu, un lugar de paso que es a la vez la puerta del turismo. Construir acciones artísticas y culturales aquí es una manera de ponerle valor, lo resignificas desde la territorialidad.
Flor: Soy allegada, no nací aquí, venía de estudiante. Para mí, Pichilemu estaba asociado a la vitalidad, la juventud, pero vivo aquí desde hace diez años. Hoy lo asocio a la naturaleza, a sus tesoros culturales y naturales. A mi me ha sorprendido mucho Pichilemu, me ha hecho crecer, estoy agradecida de esta ciudad.
Constanza: Tampoco soy originaria, pero por una amiga que sí lo es, llegué aquí. Al principio no me gustaba, por lo del surf, pero eso cambió cuando nació mi hijo. Pensé que este era un buen espacio para que creciera. Vivo aquí desde hace tres años. Antes era puro campeonato de surf, cosas que no están en su núcleo. Me gusta harto conocer su historia, herencia de mi abuelo (historiador). Me encanta caminar, recorrer sus calles.
Flor: Hay una riqueza muy grande en Pichilemu, hay mucho interés ecológico y geológico, hace años que geólogos vienen a estudiar las rocas de nuestra costa, las ves en Tanumé, Infiernillo y en Punta de Lobos, es información que deberíamos tener a disposición. Nosotros pasamos siempre por ahí y no sabemos valorar esa riqueza. Hoy hay gente preocupada por el medio ambiente, por ejemplo, está el humedal Petrel que es el primero protegido en la región, pero hay mucho que hacer y la cultura puede aportar enormemente.
También están Los salineros de Cahuil, declarados Tesoros Vivos Humanos por Unesco. Está la cerámica de Pañul, y la greda del Copao, que está a punto de desaparecer pues solo queda una mujer que conoce el legado ancestral, la señora Filomena González.
Además, en Pichilemu hay una escena artística muy rica, gran cantidad de artistas visuales, músicos, nuevos espacios para la danza y el teatro, la fotografía, la literatura, el audiovisual, hay una gran potencialidad para las economías creativas locales. Por eso queremos ser una puerta para la gestión cultural territorial. En ese sentido, y a propósito de “tránsitos”, el terminal puede entregar mucho más. Nosotras tenemos este espacio para crear, para hacer talleres, para generar encuentros, vender y promover a creadores locales y territoriales, hablar de libros, para hacer ejercicios literarios, actividades comunitarias entre muchos otros desafíos.
Pichilemu pertenece a la provincia de Cardenal Caro, creada a comienzos de los 80’ por la dictadura y que es un nombre que no se viene con la identidad de este territorio. ¿Si dependiera, de ustedes como la renombrarían?
Flor: Provincia del Secano Costero, que es lo que realmente es. Además, suena más romántico, más lírico, con más vida.
Háblennos de sus emprendimientos…
Constanza: Atahualpa-Factoría es un espacio de creación, vinculado al reciclaje, rescate del patrimonio cultural, es un espacio de formación artística, de fomento del desarrollo de oficios, tejido, bordado.
Flor: la galería Territoria Cultural tiene como objetivos proyectar artistas locales a través de la venta y difusión de sus productos y diseños. Queremos ser un espacio de encuentro de proyectos culturales y artísticos, potenciar además el trabajo colaborativo y el impacto en el barrio a través de acciones comunitarias.
La idea es que este espacio compartido sea un lugar para trabajar proyectos multidisciplinarios donde se reúna lo cultural, el reciclaje de productos, la conciencia medioambiental, la acción social, queremos involucrar a los locatarios del terminal, que podamos generar impactos positivos en sus propios negocios y promover un turismo cultural que muestre otra cara de Pichilemu, no solo ligada al surf.
La Galería está preparando una página on line para vender productos; queremos tener rutas turísticas culturales como la de la cerámica de Pañul, o la ruta geológica, un espacio donde los niños y adultos puedan aprender oficios, mover la cultura, hacer turismo, circuitos de intercambio. Tenemos una comuna muy rica en patrimonio, en generación de espacios colaborativos, la gente que tiene algún proyecto puede venir y recibir asesoramiento y acompañamiento.
Flor, Constanza, se ve que están llenas de optimismo y ganas, ¿cómo les ha ido? Nos ha ido muy bien. Recién lanzamos una revista LGBT+ creada en Pichilemu llamada Prisma, el domingo 31 de octubre celebramos el día de muertos –no el de todos los santos-, con un recorrido muy creativo, muy entretenido, un carnavalito con música de Jaraneras y músicos locales frente a un altar de muertos para resignificar Halloween y reencontrarnos desde la alegría con nuestros seres queridos. Hay mucha gente comprometida que ha participado de nuestros talleres de máscaras de tetrapack. Descubrimos que podemos hacer cosas increíbles. Vemos recursos, donde el común de la gente no ve.
Los 10 sitios imperdibles de Pichilemu según Flor y Constanza:
1.- La Galería, ubicada en el terminal de Pichilemu, en calle Millaco 534, a una cuadra de calle Comercio.
2.- El Centro Cultural, Agustín Ross.
3.- Tanumé
4.- Las salinas de Cahuil.
5.- Punta de Lobos.
6.- La antigua estación de trenes y su museo.
7.- Estero La Palmilla.
8.- El bosque municipal.
9.- Los Molinos de agua de Rodelillo y Pañul.
10.- Ciruelos.