Un triunfo para el oficialismo, la muerte en vivo de un partido político, un candidato ultraconservador que intenta recuperar terreno a la sombra de Bukele y la persistencia de los partidos y sus rostros por hacer política de matinal son algunas de las imágenes que nos dejó esta semana.
Por Rolando Cárdenas
Oficialismo y un buen inicio de semana
Qué duda cabe que la semana partió auspiciosa para el oficialismo: lograr no sólo retener la testera de la Cámara de Diputados, sino que junto con ello conseguir que por primera vez en la historia de la corporación esta sea presidida por una militante comunista, Karol Cariola.
Fue una definición muy estrecha y el triunfo se logró solo por un voto. De todas maneras, este fue un bálsamo para un gobierno que más bien tiene la costumbre de recibir malas noticias, lo que le permite recuperar en algo el impacto de la pérdida de la presidencia del Senado.
En esta ocasión, sí se pudo notar la mano del ministro Álvaro Elizalde, quien recupera algo de protagonismo en su gestión.
Como todo en la vida tiene claroscuros, el pirquineo de votos y la primacía solo de intereses electorales fueron la parte desagradable de la operación. Parlamentarios oficialistas que solicitaban nombramiento de autoridades afines en sus regiones, apoyo en proyectos y otra serie de prebendas que han sido siempre parte de este tipo de negociaciones con un matiz importante: antes había mucha más opacidad, y hoy vivimos en la casa de cristal.
Tema aparte será el desempeño de Gaspar Rivas como primer vicepresidente, voto clave para el oficialismo, pero que se caracteriza por ser absolutamente impredecible en sus dichos y sus acciones.
Los republicanos, responsables directo de la derrota de la oposición al faltar uno de sus diputados, no hallaron nada mejor que censurar la mesa antes siquiera de asumir, algo que sus aliados de Chile Vamos han criticado con dureza.
Lo más relevante políticamente de esta elección es que ambas coaliciones consolidan su política de alianzas que ya había tenido un primer apronte en la elección del Senado. Por una parte, el oficialismo integra definitivamente a la DC y, lo más relevante, CHV toma la opción de caminar en una alianza con Amarillos y Demócratas, dejando fuera a Republicanos. El camino de la oposición no será fácil, ya que los republicanos en este escenario se juegan su supervivencia, y para muestra dos elementos: la seguridad es y será el tema principal en la preocupación de los chilenos y Kast se va a El Salvador a conocer in situ las políticas de Bukele. En otro orden, Republicanos apoya institucionalmente a Marcela Cubillos como candidata a la alcaldía de Las Condes y ella además niega en numerosas entrevistas su interés por ser candidata a la presidencia, manteniendo en primera plana esa posibilidad. Hoy Matthei estaría electa si la elección fuera el domingo, pero estará dos años fuera del foco público y eso en política es una eternidad. Dijimos que quizás era un error dejar la alcaldía de Providencia, veremos qué sucede en los próximos meses.
En un orden menor, la elección de la mesa de la Cámara nos mostró, después de una larga agonía, la muerte de un partido en vivo, el PDG. Vivimos tiempos muy volubles.
A propósito de una buena semana del gobierno, dos episodios más en esa línea: ante las declaraciones de la ministra de Seguridad de Argentina, en relación a que el grupo terrorista Hezbollah estaría operando en Chile, la muy atinada respuesta presidencial terminó con las disculpas públicas del gobierno argentino. Sin tanta repercusión mediática, el senador norteamericano Marco Rubio, del partido Republicano, también denunció que en Chile operarían empresas de este grupo, algo que el embajador Valdés respondió con una carta al subcomité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU.
En el ámbito de la seguridad, también ya se empiezan a mostrar resultados, y en específico con Venezuela pasamos de la negación de la existencia del tren de Aragua a aceptar recibir venezolanos con orden de expulsión.
Y por cierto la libra de cobre está en un valor soñado sobre los 4,4 dólares la libra.
Rehuyendo los problemas estratégicos
Hemos tenido incapacidad de ponernos de acuerdo como país respecto de la forma para resolver temas de gran relevancia como la delincuencia y el desarrollo económico. Sin embargo, son muchos los fenómenos que nos afectarán en los años venideros y en esta incapacidad de las élites de llegar a consensos podemos terminar perdiendo nuestras oportunidades.
Hoy nos enteramos de que Colombia y Ecuador deben paralizar el país porque no tienen capacidad de generación de energía, dada la sequía que los afecta. Está claro que debemos facilitar el éxito de los proyectos de energía renovable que pueden ser parte de la riqueza que genere el país dadas las condiciones naturales que tenemos.
Las modificaciones laborales, que nadie duda lo necesaria que son, pueden ser un elemento que potencie la automatización de nuestra economía en áreas en las que es necesario el uso intensivo de mano de obra. La pregunta sobre cuál es el plan para reubicar esos trabajadores qué serán desplazados es un tema de hoy y no de los años venideros.
Es de esperar que superemos la política de matinal y avancemos en los temas que de verdad importan.