Por el cuidado y preservación del medioambiente, voto en contra

Por Patricia Segura, presidenta de la Agrupación Bosques para Cachapoal

El próximo 17 de diciembre, nuevamente estamos enfrentados a una elección, esta vez para votar a favor o en contra de la propuesta de nueva constitución elaborada por el Consejo Constitucional con mayoría del Partido Republicano.

En mi calidad de ambientalista, mi voto será En Contra.

Desde el 2016, en conjunto con organizaciones y comunidades, hemos venido creando una red de apoyo que nos permita enfrentar las múltiples agresiones a los territorios que resultan de un modelo económico agroexportador basado en el extractivismo.

La primera propuesta de nueva constitución redactada en este proceso iniciado en 2019, y que fue rechazada el 4 de septiembre del año pasado, se escribió en un contexto que recogió la declaración de emergencia climática y ecológica, por lo que la temática ambiental estuvo presente en su texto de manera transversal. Sus contenidos respecto de medio ambiente, derechos de la naturaleza, bienes naturales comunes y modelo económico, nos daban la esperanza de terminar con la precariedad para enfrentar la defensa de la naturaleza y los territorios. Esa esperanza terminó en forma abrupta con el rechazo del 62% a la propuesta.

El proyecto actual, viene a ser la Constitución del 80 en versión 2.0, ya que profundiza la visión según la cual, la protección ambiental es un impedimento para el desarrollo económico.

Si bien en este proyecto hay un capítulo ambiental, que no tiene la constitución del 80, los artículos son más bien intenciones de vivir en un ambiente sano y libre de contaminación, sin contexto ni mención del Estado para lograrlo. No se compromete en promover un estado ambiental.

No se hace cargo del cambio climático, condiciona las medidas para enfrentarlo al desarrollo económico, lo cual va en contra de los tratados internacionales.

La carga de esta propuesta reposa en el desarrollo económico y no en la sustentabilidad. En 40 años no avanza en materia ambiental, frena la discusión ambiental y dificulta la protección del medioambiente.

No asume la separación del agua y la tierra, deja sin protección la soberanía alimentaria y la agricultura familiar campesina.

Una constitución sin principios ambientales, con un estado disminuido, con pocas facultades para regular el capital, no puede ofrecer el futuro que merecen las nuevas generaciones de chilenos.

Por eso, y porque estoy por la conservación y defensa de los territorios y ecosistemas, votaré en contra el próximo 17 de diciembre.