Reconocimiento a mujeres agroinnovadoras de la región de O’Higgins

Equipo El Regionalista

Ad portas de finalizar el Mes de la Mujer, en Casa El Olivar de esa comuna, se llevó a cabo la premiación a las mujeres agroinnovadoras 2023 de la región de O’Higgins.

El reconocimiento es parte del Programa Mujer Agroinnovadora de la agencia de innovación del Ministerio de Agricultura, FIA, y se otorga por segundo año consecutivo en dos categorías: productora agrícola y profesional del agro.

La iniciativa busca promover una mayor presencia y participación de la mujer en el ecosistema de innovación del sector silvoagropecuario y la cadena agroalimentaria y reconocer el talento y aporte en el sector de mujeres a lo largo de todo Chile. La idea del FIA es construir una Red Mujer Agroinnovadora que fortalezcan su rol en la agricultura.

A nivel nacional la convocatoria al premio recibió 93 postulaciones, siete de las cuales correspondieron a mujeres de la región de O’Higgins. En la categoría profesional del agro, los criterios de evaluación fueron: trayectoria personal y laboral, impacto territorial y capacidad de inspiración. En la categoría agricultora a los criterios antes mencionados se les sumó diferenciación y creación de valor.

En un distendido y exquisito desayuno realizado por la chef Ana Yáñez Antillanca, quien venía llegando de ser jurado en el Congreso y Feria Nuestra Pachamama 2024 de Otavalo (Ecuador), se entregaron los premios con la presencia de la directora nacional del FIA, Francine Brossard, y diferentes protagonistas del ecosistema de innovación regional entre los que se encontraban el seremi de Agricultura, Cristian Silva, la seremi de la Mujer y Equidad de Género, Constanza Valencia, representantes del Gobierno Regional, directores y representantes de distintos servicios públicos y de la Universidad de O’Higgins.

Líder en trigo candeal

El premio Mujer Agroinnovadora 2023 de la región de O’Higgins categoría Agricultora recayó en Daniela Bignotti Cea, nutricionista cuya familia se dedica a la producción de trigo candeal. A partir de sus conocimientos mínimos para entender el manejo del trigo, Daniela comenzó a aprender del rubro, yendo a terreno y estudiando, donde advirtió falencias que compartía con los agricultores que buscó resolver en reuniones técnicas grupales, para que todos fueran aprendiendo igual que ella. Trabaja hace diez años buscando agricultores que produzcan para la empresa Tresmontes Lucchetti, tiempo en el que se ha enfocado en solucionar problemas en las distintas etapas de desarrollo del trigo, siendo la gestión agrícola la característica que la distingue. Su buena comunicación y lazos creados la llevó a organizar el «Encuentro de Trigueros zona central Chile», evento único nacional que ya tiene dos versiones.

Daniela creó «Bigda», empresa familiar localizada en Chimbarongo que ofrece servicios agrícolas innovadores y sustentables, mejorando la eficiencia y productividad de las operaciones agrícolas. Desde ahí reúne a más de 150 productores de trigo desde Rancagua hasta Los Ángeles, y acompaña al agricultor desde el inicio del cultivo hasta la cosecha. Ofrece tres líneas de servicio: corretaje de trigo candeal, aplicación con drones agrícolas y centro de reciclaje agrícola.

Daniela reconoce que una de sus mayores dificultades ha sido el trabajar con un grupo de agricultores hombres de edad más avanzada, que no recepcionaban bien las sugerencias de una mujer más joven. Sólo los años, la experiencia y práctica lograron que esto cambiara y actualmente es considerada una líder en el grupo, y todos le realizan sus consultas para obtener la mejor materia prima posible.

Nexo entre la ciencia y el campo

En la categoría profesional el reconocimiento fue para Valeria Osorio Núñez, quien creció en el campo, en la comuna de Las Cabras, acompañando a su padre, en sus tareas como agricultor y productor de cultivos de grano y alfalfa. Sentía que estudiar agronomía no era algo simple para una mujer así que decidió estudiar otra carrera, parvularia. Pero, con el tiempo se sentía como “encerrada en una oficina”, así es que decidió comenzar de cero y estudiar agronomía. Actualmente, es ingeniera agrónoma, y se ha desempeñado como Inspectora en el Servicio Agrícola Ganadero (SAG), y en un laboratorio, y desde hace seis años trabaja en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA Rayentué, como profesional de apoyo de investigación. Su trabajo conecta a las y los agricultores con el mundo de la ciencia, en el que ambas partes reciben beneficios. Por un lado, el científico obtiene parcelas de ensayo, demostrativas, estadística en terreno, entre otros y la o el agricultor obtiene respuestas a sus problemáticas que representan totalmente la condición de la región y la zona productiva.

Valeria creó su propia empresa llamada AGRID Spa como prestadora de servicios de ejecución de proyectos, que asegura que la investigación en terreno sea de calidad. Hoy está ejecutando un proyecto de investigación de tres años en la región, el mayor proyecto que ha ejecutado como prestadora de servicios con su empresa hasta ahora.  La principal necesidad que notó “es que la investigación científica se ha quedado muy encerrada en sus laboratorios, tienen las ideas de proyectos, pero no tienen nexo con el campo in situ. Y, por otra parte, muchas veces los productores no comprenden el lenguaje tan técnico de los profesionales. Desde allí, se produce un ‘recelo o incomodidad’ al colaborar en los procesos de investigación aplicada. El gran desafío entonces es hacer ciencia para y al servicio del campo”.