Por Claudio Urtubia
Dos indicadores de desarrollo regional nos sitúan en posiciones de rezago que reflejan déficits en educación, salud, conectividad y sustentabilidad. Esa realidad, que ha empeorado en los últimos años y refleja una gestión pobre, demanda la urgente atención de los actores territoriales, principalmente del recién electo gobernador regional.
De las quince regiones del país, la nuestra es la sexta en cantidad de habitantes y la quinta en generación de Producto Interno Bruto.
Pero nuestras expectativas de crecimiento tienen una salud frágil.
Hay varios indicadores de desarrollo de las regiones de Chile en los que aparecemos derechamente mal. Y, peor que eso, hemos ido en baja en los últimos años.
El Índice de Desarrollo Regional da señas alarmantes de rezago de O’Higgins: la región está en últimas posiciones en educación, salud, conectividad y sustentabilidad medioambiental.
Nos detendremos en dos de dichos indicadores que comparan el desempeño de las regiones del país: el IDERE, que es elaborado por el Instituto de Estudios Municipales de la Universidad Autónoma y el IDHR, Índice de Desarrollo Humano Regional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.
El IDERE evalúa 7 factores: bienestar socioeconómico, salud, educación, actividad económica, conectividad, seguridad y medioambiente.
En la valoración global de 2019, este indicador nos golpea fuerte: comparándonos con las restantes 15 regiones, entre 2010 y 2019 caímos seis puestos, pasando del octavo al décimo tercer lugar.
Las cifras son francamente alarmantes en al menos cuatro de los siete ámbitos: en educación estamos en lugar 14, en posición 13 en salud, y ranqueamos en posición 12 en conectividad y sustentabilidad medioambiental. Sólo en el factor bienestar socioeconómico estamos en una posición mejor que tampoco tranquiliza: octavo lugar.
Posición 12 entre 15
El Índice de Desarrollo Humano Regional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo mide pobreza e ingresos, salud y educación. En su versión 2017, a nivel de regiones, estamos en el lugar 12 de 15. En 2006, estábamos en décimo lugar.
Y esta medición ranquea también a 44 provincias del país (aquellas que tienen un mínimo de familias evaluadas socialmente por los municipios). Y nuevamente en esta comparación estamos en postura poco confortable. Porque entre ese grupo de provincias y para el conjunto de los factores evaluados, el IDHR de 2017 sitúa a Cachapoal en el lugar 25, a Colchagua en el 31 y a Cardenal Caro en el 33. Definitivamente, en jerga pelotera, cayendo al grupo del descenso.
Los déficits del desarrollo regional requieren urgente gestión del gobernador regional y el Consejo Regional, y el involucramiento y participación de la comunidad organizada.
Amenaza
¿Por qué estamos en una posición tan amenazada, ya no sólo en comparación con las otras regiones, sino respecto de la proyección de nuestro territorio?
No podemos reposar en la buena posición relativa que tenemos en el ranking del PIB, donde estamos en quinto lugar. Porque si en educación, salud, conectividad y medioambiente somos colistas, el futuro es brumoso. Es decir, comparativamente con los habitantes de otras regiones tenemos un presente débil en competencias y formación de las personas, con desventajas en salud, acceso con restricciones a la conectividad -clave en el pilar de la economía de hoy que es el desarrollo tecnológico- y con una pobre gestión de la sustentabilidad ambiental.
Tareas urgentes
Todo lo anterior, propone tarea dura para el gobernador y el Consejo Regional. Algunas pistas:
- Focalizar los recursos en las áreas deficitarias y estratégicas, principalmente del Fondo de Desarrollo Regional pero también del Fondo de Innovación. La inversión debe concentrarse en áreas que multipliquen la rentabilidad social y económica.
- Por parte de la nueva autoridad electa es necesario que acelere, desde la región o en conjunto con las otras regiones, una transferencia de competencias que traslade al territorio el protagonismo de la iniciativa de desarrollo, de acuerdo con prioridades realmente regionales.
- Involucrar al mundo organizado regional en las decisiones. El diálogo con los distintos actores del quehacer regional asegurará el compromiso de todos y todas con el presente y el futuro de la región y fortalecerá la pertinencia de los programas que se diseñen.
Para buscar en Internet
Si quiere revisar con detalle las cifras, vaya a los siguientes sitios:
https://www.estudiospnud.cl/wp-content/uploads/2020/04/DesigualdadRegionalPDF.pdf contiene el estudio del PNUD de 2017, publicado en 2018.
www.observatorioregional.cl de la Subsecretaría de Desarrollo Regional, aunque esta fuente tiene información hasta 2018, no rankea a las regiones y desagrega más de 30 indicadores.
1 comentario en “Región de O’Higgins, presente de rezago, futuro por escribir”
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