Resultados SIMCE: el imprescindible rol social de la escuela

Por Edison Ortiz

Como se sabe el SIMCE estuvo suspendido desde 2019, cuando se produjo el estallido social seguido, luego, por la pandemia que se extendió en la práctica hasta 2022. Y si bien el actual ministro de Educación, Marco Ávila, solicitó el año anterior su suspensión dado que la violencia y las emergencias psicosociales se habían tomado la agenda educativa, el Consejo Nacional de Educación (CNE), dijo otra cosa y hubo SIMCE en 2022. Se señaló, entonces, que era muestral, aunque los medios tradicionales ya iniciaron sus propios procesos de “categorización”, “clasificación” y establecimiento de “rankings”.

La demora en la entrega de resultados –habitualmente cuando son buenos se entregan en abril y cuando no lo son tanto, en mayo, pero nunca hasta mediados de junio -, desató el rumor sobre malas noticias.

Finalmente, la agencia de educación, en compañía de las autoridades del Mineduc, entregó los resultados el pasado miércoles y si bien en los pasillos del piso 9 de las oficinas de Morandé 360 se respiró algo de tranquilidad pues “los resultados no estaban tan malos” como era de esperar, la derecha salió a darle con todo al gobierno, a la agencia y al Mineduc en medio de una acusación constitucional que tiene entre Tongoy y Los Vilos al actual ministro de Educación cuyo deambular ya era incierto desde marzo de este año.

La andanada de tonteras que se han dicho en torno a los resultados las comenzó el propio ex presidente Piñera cuando señaló que los malos resultados Simce son consecuencia “del ausentismo culpa del octubrismo”; el ex titular de la cartera de ese gobierno, Raúl Figueroa, el mismo que adelantó las vacaciones en marzo de 2020 para retornar en abril y quien nunca salió de “su burbuja” respecto del peligro que significaba la pandemia, señaló en su cuenta de Twitter que “ante los resultados del Simce quienes, contra toda evidencia, insistieron en mantener las escuelas cerradas tanto tiempo durante la pandemia están obligados hoy a responder con todos sus esfuerzos a la recuperación. Metas, plazos y recursos a un solo objetivo”. Las idioteces continuaron, ahora, por parte del ex presidenciable, y también ministro de Piñera, Ignacio Briones, quien señaló que “algunos sugieren que los resultados del Simce no son tan malos. ¡Qué conformismo! Apenas 18% alumnos de 4to básico y 15% de 2do medio tiene competencias adecuadas en matemáticas. ¡Una caída de 28% respecto a 2018! (de 25% a 18% y de 21% a 15%). Un terremoto”. Y como hablándole a la galería política invitó luego “a poner como 1ra prioridad”, la educación, como si ya no lleváramos 30 años con el mismo discurso y, con o sin estallido y pandemia, la aguja de los resultados, en el largo plazo casi no se ha movido un ápice. El medio Ex Ante, también vinculado a ese mundo, señaló que eran “los peores resultados en una década”. Tampoco lo hizo mejor el secretario ejecutivo de la Agencia de Educación, Gino Cortez, quien explicó durante la conferencia, que las diferencias de resultados entre hombres y mujeres en matemática se debían a que estas últimas en pandemia “se dedicaron a labores domésticas”…

Suma y sigue sin que nadie contextualice las circunstancias que hemos vivido desde 2019 – estallido, pandemia y efectos pospandemia – para que este instrumento, dada esa situación excepcional, hubiese sido acotado o haber medido con mayor fuerza e impacto los Indicadores de desarrollo Personal y Social (IDPS), considerando las dificultades de convivencia y ausentismo que se están tomando nuevamente la agenda educativa. En ese sentido los resultados de esos indicadores se mantienen más o menos estables, en relación a la media de años anteriores o evidencian una leve baja. Lo anterior, demuestra la importancia que tuvo la escuela en la vida de los estudiantes durante la pandemia y cuya significancia se muestra, aplicación tras aplicación, en  el ámbito socioemocional de todos los Diagnósticos Integrales de Aprendizaje (DIA,) que se vienen implementando desde 2021 y en los cuales los estudiantes valoran altamente el desempeño de la escuela en pandemia.

Lo único nuevo, la abrupta caída de los grupos socioeconómicos más altos

Si bien, a nivel general, mejoran los resultados de los establecimientos en categoría insuficiente, así como la asistencia y las altas expectativas se relacionan con mejores resultados de aprendizaje, esta fotografía también evidencia que el gran desafío está en matemática y que en esa asignatura aumenta la brecha entre hombres y mujeres.

Los resultados entregados esta semana señalan que para 4° básico, en Lectura estamos como en 2012 –267 puntos promedio-, con 32% de niños en nivel insuficiente; 28% en elemental y 40% en adecuado. Aquí la caída entre los diversos Grupos Socioeconómicos (GSE) es mínima: alto -1; medio alto -4, medio -1; medio bajo +1 y bajo-3.

En 2° medio la brecha es más significativa y se baja de 259 a 243 puntos, aunque no es el fin del mundo. En este nivel la caída es más abrupta en los grupos socioeconómicos más altos: de 304 en en 2012 a 279; el medio alto cae de 292 a 262; el medio de 278 a 251, en tanto el medio bajo cae de 248 a 234 y el bajo de 230 a 222, solo 8 puntos.

En matemática, en tanto, la medición para 4° básico cae 11 puntos en una década –de 261 a 250 – y los estudiantes en nivel insuficiente aumentan en 8 puntos -de 37% a 45% -; el nivel elemental se mantiene estable y baja el porcentaje de estudiantes en nivel adecuado de 25% a 18%. La gran brecha la produce el resultado de mujeres, -10% respecto de varones, en un parámetro inexistente en 2012.

De nuevo son los grupos socioeconómicos más altos los que más bajan -12 (alto); -16 (medio alto); – 13 (medio); en tanto el bajo disminuye solo en 10 puntos.  

En la misma asignatura, pero en 2° medio, hay una caída de 13 puntos –de 265 a 252-, donde los alumnos en nivel insuficiente suben de 46% a 54%; los elementales, en tanto bajan de 33% a 30% y los de nivel adecuado caen de 21% a 15%. También se evidencia la reaparición de una brecha de aprendizaje entre géneros de 7% en desmedro de las mujeres, brecha que, desde 2015, había ido desapareciendo.

En el análisis por grupo socioeconómico se reproduce lo sucedido en Lectura y es así como la brecha más grande se produce en este nivel en el grupo medio alto (cae 35 puntos); seguido del medio (cae 30 puntos) y el alto (baja 20); en cambio el grupo bajo cae solo un punto en una década y respecto de la última medición de 2018, disminuye solo 4.     

¿Cómo te lo explico?

La evidencia empírica demuestra que los Grupos Socioeconómicos, GSE, más altos fueron los primeros en responder a los grandes desafíos que planteó la pandemia. En mi experiencia personal, son ellos los que reaccionaron de forma más rápida  a la ausencia de clases presenciales para mantener el proceso de enseñanza-aprendizaje mediante la instalación de dispositivos digitales –plataformas– así como de metodologías innovadoras como el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) para abordar la enseñanza desde la casa a diferencia del GSE más bajo que se demoró mucho más tiempo en revincularse con la escuela, ya que dependió de ella para dotarse de insumos tecnológicos ¿Qué pasó entonces? Es posible que la falta de proximidad física de la escuela fue más evidente en los GSE más altos que pagan por ella, entregándole la familia esa responsabilidad exclusiva a la institución. La presencia de los padres en casa, con teletrabajo, no ayudó mucho a esos GSE. De allí tal vez que a mejores resultados, el impacto de los efectos más potentes de la pospandemia fue mucho más evidente en esos GSE. En cambio, en el grupo más bajo, donde en muchos casos la escuela es “su familia”, se hizo más manifiesta su importancia sumada a la mayor capacidad de resiliencia de los más vulnerables ante cualquier adversidad, lo que podría ser una explicación plausible al más significativo efecto de los resultados. Es lo que se denomina también, la relación insumo-producto en educación.

Región de O’Higgins: ¿cómo andamos por casa?

Con relación a los IDPS, el resultado en nuestra región es muy similar al nacional: superior en un punto en 4° básico (71 versus 70 promedio nacional) mientras que en 2° medio se mantiene al mismo nivel y es idéntico al nacional (70 puntos), lo que manifiesta que son estos indicadores los que más se mantuvieron durante la pandemia y sus efectos y los que están mejor evaluados, en un contexto inédito y complejo para la enseñanza, por estudiantes y familia.

En Lectura en 4° básico la caída es de 3 puntos respecto de la medición de hace una década y se produce una brecha de 7 puntos en favor de las mujeres; en tanto, no se reproduce la variación por GSE de la medición nacional: el grupo alto se mantiene en 306, lo mismo que el medio alto en 283, en tanto el resto de los GSE bajan uno o dos puntos o se mantienen.

En Matemática, en tanto, mismo curso, hay una caída de 11 puntos en diez años, reaparece una brecha de 9 puntos en favor de los hombres que había ido desapareciendo con el tiempo; y aquí se hace más evidente nuevamente la mayor caída de los GSE más altos -13 alto; -10 medio alto; -9 en el medio y solo -7 en el más bajo.

En tanto, en Lectura 2° medio hay una caída de 16 puntos en relación con 2012 y –3 puntos en relación a la media nacional 2022. Se produce una brecha de 20 puntos en favor de las mujeres -250 versus 230 – y se reitera la caída brusca en resultados de los GSE más altos -26, alto; -32 medio alto; -26 medio; -19 medio bajo y -12 el bajo.

En Matemática, 2° medio, en tanto, se baja 15 puntos respecto de 2012 y quedamos -5 puntos respecto de los resultados nacionales –247 versus 252-, la brecha entre hombres y mujeres es mínima (3 puntos). A nivel de GSE el alto cae 20 puntos respecto de 2012 -340 versus 320 de ahora – y 26 respecto de 2018; el medio alto tiene una caída estrepitosa de 36 puntos – 314 (2012), versus 280 (2022) –, mientras el grupo medio tiene una caída de 26 puntos respecto de 2012 – 290 antes y 264 ahora -, y el grupo bajo solo cae 4 puntos en diez años – 226 versus 222.

Epílogo: el insustituible rol de la escuela 

Los resultados SIMCE entregados durante esta semana, en especial los relativos a los IDPS, y la brusca caída en Lectura y Matemática en especial en los GSE más altos, así como los mejores resultados en la Región Metropolitana, con una de las mejores coberturas de Internet y, por lo tanto, con mayor capacidad de respuesta rápida a los desafíos de la educación a distancia, plantean un debate más profundo que la caricatura política que se ha querido construir en torno a ellos y marcan un punto de inflexión en torno al debate educativo.