Por Esteban Valenzuela
Todos fuimos Colchagua
Hoy, en el territorio de Colchagua habita sólo un cuarto de la población de O’Higgins. A juzgar por ese dato, hoy parece ser un territorio menor, aunque su importancia es y ha sido enorme.
Una muestra de ello es que en los comienzos de la república, en la tercera década del siglo XIX, Colchagua nos llamábamos todos. Al menos así lo definió la ley para la Administración de las Provincias del 31 de enero de 1826, iniciativa que hizo parte de las “leyes federales” impulsadas por José Miguel Infante, y cuyo fin fue establecer un régimen federal en Chile.
Hasta 1825, el país se dividía sólo en tres provincias: Atacama, Santiago y Concepción. La ley de 1826 organizó el país en ocho provincias: Atacama, Aconcagua, Santiago, Maule, Concepción, Valdivia, Chiloé y Colchagua. Colchagua se extendía desde la actual provincia de Cachapoal y hasta Curicó.
El intento federal terminó pronto, a mediados de 1827. Duerme desde entonces el empeño por dotar a cada provincia de una Asamblea de Diputados con capacidad de dictar las leyes para cada territorio y elegir a los intendentes, iniciativa que casi 200 años después, recién se hizo realidad con la elección del gobernador/a regional.
Un gran signo este de haber sido bautizados todos quienes habitamos O’Higgins como “Colchagua”.