Por equipo El Regionalista
En los 90 se decía que, si cada chino comía un grano de uva chilena al año, las exportaciones de fruta del país se dispararían. Eso, que no se dio como se quería, está pasando con las cerezas chilenas y aún con mejor resultado que la expectativa que hubo en los 90 con la uva. Porque solo entre 2023 y 2024, Chile ingresó al mercado chino más de 400 millones de kilos de cerezas, muchas más que una por cada habitante de China.
Y esta es un de las razones por las que, en la última década, el cultivo del cerezo en Chile ha experimentado un auge impresionante. Tanto, como el nivel de penetración en China: más del 90% de la cereza que consume llega de Chile. Sin embargo, mantener este éxito en el mercado requiere más que esfuerzo y dedicación: necesita innovación y tecnología.
Es aquí donde entra en juego una solución revolucionaria, un protector solar para cerezos, destinado a mitigar el estrés térmico en las yemas florales y reducir la aparición de frutos deformes con «dobles y/o con sutura profunda».
Hace unos días en el Centro de Eventos las Palmeras de Rancagua, se hizo el cierre de un proyecto que buscaba generar un protector solar de cerezas, iniciativa ejecutada por el Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF), impulsada por la agencia de innovación del Ministerio de Agricultura, la Fundación para la Innovación Agraria, con fondos del Gobierno Regional de O’Higgins y su Consejo Regional.
El equipo de investigación, encabezado por el Dr. Rubén Almada, ha identificado un problema crítico. Las altas temperaturas estivales, que superan los 30°C, afectan negativamente la diferenciación y el desarrollo de las yemas florales de los cerezos. Este estrés térmico promueve el desarrollo de flores multipistiladas, responsables de la aparición de frutos dobles o con «hijo», y evita que el ovario se cierre adecuadamente, creando un surco en la línea de sutura del fruto. Estas malformaciones no solo afectan la calidad de la fruta, sino que también reducen su vida post-cosecha e impactan negativamente la productividad de los huertos y los retornos económicos de las y los agricultores.
El equipo ha llevado a cabo estudios exhaustivos que revelan que entre el 15% y el 30% de la fruta en los árboles de variedades emblemáticas de cereza presenta estas malformaciones. Además, datos de los empaques de frutas indican que un 10% de la fruta no exportable se debe a estas malformaciones.
La misión de este equipo fue clara: desarrollar un protector solar que, al ser aplicado a los árboles de huertos productivos de cerezo, reduzca las malformaciones de flores y frutos causadas por las altas temperaturas veraniegas durante el desarrollo de las yemas florales. Hasta la fecha, han logrado validar el efecto protector de formulaciones sobre la incidencia de frutos malformados en huertos de las variedades Lapins y Santina en diferentes zonas de la Región de O’Higgins, gracias a productores asociados al proyecto. En la cosecha de la temporada 2023, los resultados fueron sobresalientes. La incidencia de frutos malformados en las plantas del tratamiento control (sin aplicación de protector solar) osciló entre el 3,5% y el 15% en los huertos de la variedad Santina y entre el 0,6% y el 5,3% en los huertos de la variedad Lapins. En contraste, la aplicación de los formulados del protector solar creado redujo significativamente la incidencia de frutos malformados, alcanzando reducciones de entre un 38,2% y un 96%.
Después de una cuidadosa evaluación, se seleccionó la formulación del protector solar con una fórmula costo-eficiencia más ventajosa, y es así como nace SunShield, un producto innovador que promete reducir la malformación en cereza.
El director del proyecto, el Dr. Almada, nos señaló que “el producto se aplica en post cosecha (verano) durante la formación de las yemas florales. Protege el árbol del estrés por altas temperaturas, promueve el desarrollo de yemas florales funcionales y reduce la incidencia de frutos malformados (frutos con hijo y dobles, los que se generan cuando las temperaturas del verano anterior a la cosecha son muy elevadas)”.
El equipo ha avanzado significativamente en el escalamiento comercial del producto, firmando un acuerdo de confidencialidad con la agroquímica AgroAdvance. El Dr. Almada nos indicó que “el primer paso es licenciar la tecnología y estamos analizando la posibilidad de patentarlo”.
“Mi deseo, dice el investigador, es seguir explorando el uso del protector solar en otros frutales de hoja caduca, ahondar en el estudio de la biología reproductiva de frutales en un escenario de altas temperaturas y generar nuevas versiones de protectores solares para otros momentos del desarrollo del huerto (por ej. para frutos)”.
Así, mientras que, en el verano, el sol brilla intensamente sobre los huertos de cerezo de Chile, la innovación y la tecnología se alzan como las herramientas esenciales para proteger y mejorar la calidad de esta preciada fruta, asegurando su lugar en los mercados internacionales y el bienestar de agricultores de la región de O’Higgins y otras regiones productoras de cerezas. En un futuro no muy lejano, los cerezos chilenos podrán florecer y dar frutos sin miedo al calor, gracias a esta ingeniosa solución.