Elías Zambrano era brigadista de CONAF. Acusado de quemar un peaje en San Fernando, pasó casi un año en prisión preventiva y, según su testimonio, debió elegir entre declararse culpable o ser condenado a 20 años de cárcel. Optó por lo primero y hoy cumple una condena de 5 años de libertad vigilada.
Por A.C. Mercado-Harvey
El próximo lunes conmemoramos dos años de la revuelta social. Ese fue el comienzo de un proceso constituyente que hoy tiene instalada a la Convención Constitucional cuyo trabajo de redacción se iniciará precisamente el 18 de octubre. Este logro no fue sin violencia y una parte de la población se quedó con la imagen de los destrozos a la propiedad privada y con la idea de que una “manga de delincuentes” destruyeron estaciones de metro, negocios en el perímetro de la Plaza Italia o Plaza Dignidad, como se le rebautizó, y en distintos puntos de nuestro país y la región.
Estamos lejos de saber quién hizo los destrozos o las cabezas detrás de los incendios del metro, pese a que Fiscalía informó en mayo de este año que hubo más de 41.000 detenidos, de los cuales 5.000 fueron procesados y 4.771 condenados por delitos. 4.700 de ellos se declararon culpables. Según la Comisión Chilena de DD.HH., 76 siguen en prisión preventiva sin fecha de audiencia, más de 120 con arresto domiciliario total y 127 absueltos por inocencia.
A continuación, presentamos el testimonio de uno de esos presos de nuestra región. Su nombre es Elías Zambrano Lizana, de 27 años y trabaja en construcción.
¿Por qué estuviste preso? ¿Por cuánto tiempo?
Estuve preso por salir a las protestas del 18 de octubre del 2019, acá en San Fernando. Las razones fueron más que todo que Chile salió a manifestarse por un sistema nefasto, capitalista que nos mantenía en la pobreza a todo un pueblo, al adulto mayor con pensiones miserables. Todo esto conllevó a esta revuelta. Fui detenido el 8 de enero del 2020. Yo estaba en mi lugar de trabajo, allí me desempeñaba como brigadista de Conaf. Me llevaron a la cárcel de Rancagua, a la Gonzalina, allí sobreviví 11 meses y medio, antes del juicio. Fue un paso bien fuerte todo este cambio de realidades, de estar preso sin conocer ninguna de las reglas que hay adentro. Adaptarse fue un proceso que llevó meses.
¿Te formularon algún cargo al momento de la detención? ¿Te dijeron por qué te estaban deteniendo?
Me mostraron un papel, en ese momento, que me hicieron leer. Me dijeron “tenís que leer este papel”. No lo pude terminar de leer, cuando me lo quitaron. Leí ahí que estaba siendo detenido en el marco de las protestas, me estaban acusando del incendio de una caseta de peaje.
¿No te dieron derecho a contactar a un abogado, de contactar a alguien?
Sí, me dijeron que el abogado iba a ser designado por el tribunal.
¿Hubo juicio por tu caso?
Sí, de hecho, yo ya estoy condenado a 5 años de libertad vigilada y, de esos 5 años, llevo 8 o 9 meses en libertad.
¿Qué pruebas tenían en tu contra?
Ahí vienen las pruebas con las que detuvieron a otro manifestante, y él declara que había participado yo. Esa es la mayor prueba que tenían, que es la declaración de una persona que declaró en mi contra.
¿Ellos tenían registro videográfico, fotos, algo que pudiera probar tu presencia en el lugar, que pudiera acreditar tu presencia en el lugar del incendio?
Tenían registro videográfico con muchas personas, pero no se distinguían una de la otra. Por la declaración de terceras personas me tomaron detenido.
Entonces, ¿no tienen una foto o video en que aparezcas iniciando el incendio?
No, no la tienen.
¿Y tu abogado no hizo nada?
Uno sin tener conocimientos y nunca verse expuesto a tribunales, no sabía todo el procedimiento que hay que llevar. Entonces, a mí el abogado me dijo: “oye, tú vienes por el estallido social, recién, hace poco, vino un chico que estuvo con algo similar a ti y él se declaró culpable y eso fue en la primera audiencia”. Yo venía de Marchigüe para San Fernando y fue todo extraño lo que me dijo y yo le dije que sí, que participé en marchas. Después conversando con otro abogado me decía, pero ¿cómo hizo esto? Si se sabe que en una audiencia no se debe declarar.
¿Nadie te ha aconsejado hacer una demanda contra ese abogado?
No. De hecho, ese abogado se mantuvo por un par de meses más, y entre esos meses el abogado me mandó a declarar a la fiscal y el abogado apareció con hálito alcohólico, se notaba y se lo comentamos. No participé en esa declaración, por lo mismo, porque no confiaba en el abogado.
En el contexto del estallido social, en tu opinión, ¿te parece que la violencia es un modo legítimo de imponer tus ideas?
Claro que no. La violencia es para adoctrinar, imponer ideas; no es para convocar.
Sobreviviendo en La Gonzalina
Entremos en el tema de la cárcel, ¿tú estabas junto o separado de otros presos que estaban allí por el estallido social?
No, todos mezclados, todos juntos, menos en el sector de los violadores, que ellos están en un módulo aparte, totalmente protegidos.
¿Tú estabas con los presos por tráfico, por asesinato, los más complejos?
Sí, con ese tipo de presos estaba, los de tráfico, asesinato, robo.
En ese contexto, ¿cómo te trataron los demás presos?
En un principio fue súper duro el trato de ellos hacia uno, porque lo ven entrar sin conocimiento previo. Uno tiene que aprenderse las jergas, tiene que aprender muchas cosas, es un mundo nuevo. Entonces, se ve como desprotegido, por así decirlo, porque no está al mismo nivel. Ellos le conversan a uno, pero con otras palabras, uno más o menos queda colgado los primeros meses. Es complicado, yo, por lo menos, me tuve que ir a la iglesia para poder estar tranquilo. Como no tenía experiencia, yo no era alguien que tenía un peso adentro. Entonces, te ofrecían ser mandado o, como le decían ellos perro, si no, ibas a hacer las cosas o no te iban a dejar tranquilo.
¿A qué le llaman iglesia?
Iglesia es donde se congregan a practicar una religión, en este caso era la evangélica.
O sea, ¿ellos te protegían?
Claro, porque ellos eran muy religiosos y el dios no se toca. Los que están en la iglesia no se tocaban, porque son hijos del rey como ellos le llaman. Fue un tiempo hasta que me adapté y aprendí cómo se desenvolvían adentro y después me salí de ese lugar de adoctrinamiento religioso.
¿Cómo te trataron los gendarmes?
Los gendarmes, en un principio, te leían el prontuario y decían hasta como que apoyaban la causa, eso fue en el traslado, pero una vez adentro ahí te decían: “aquí te vas a secar, vas a estar 20 años, vas a hacer 40 años”. Entraban en un manejo psicológico, que ellos mismos manejaban allá adentro, de imponerse altaneramente.
¿Puedes hablarme del día a día, la rutina, el funcionamiento de las casas, reglamentos?
La rutina del día a día: uno va, se levanta y toma mate, se fuma un cigarro, hace vida social, se hace deporte, se hace lectura. Hay días y días, que también se amanece con los ánimos caldeados, tensos. Hay días que puedes correr peligro como hay días que puedes estar relajado. O de un momento a otro puede cambiar dentro del día. En las comidas, para agarrar un plato de comida (te dan, desayuno, almuerzo y un té antes de encerrarte en las piezas) es un caos, porque se aglomera toda la gente en una ventanilla súper chica, y sacando una porción. Está el que quiere sacar dos, luchar por el alimentarte porque tienes hambre. Se generan conflictos, porque los que sacan pueden ser personas autónomas o un tío que manda a un perro a sacar las cosas. La diferencia es para el tío que tiene gente que está al servicio de ellos.
A mí me dijo un gendarme, que hay distintas casas y que están un poco segregados por sectores geográficos. ¿Tú observaste esto?
Claro, ahí mismo se separa por región o también existe que se hacen grupos adentro. Está la casa de Santiago que reciben a puros de Santiago o módulos enteros de puro Santiago o puro Rancagua. Y, claro, ahí se arman los conflictos porque hay diferentes grupos y unos quieren mayor territorio.
Hace poco hubo un asesinato por un asunto de rivalidad en que una casa quiso apropiarse de otra.
Sí, eso existe, de hecho, que alguien se pase de un pedacito de una casa ya hay pelea. Es súper tenso adentro
Hacinamiento
El gendarme también me habló del hacinamiento, que estaban al doble de la capacidad, ¿qué observaste tú?
Hasta el triple de hacinamiento. Hay una sobrepoblación considerable. En piezas de 2 personas duermen 5. En piezas súper chicas, que son de 2 metros por 3 metros, donde hay un baño, un espacio para la cama donde cabe un colchón. Entonces, de repente, ni hay colchones y te pasan una esponja que es como dormir en el piso igual.
¿Hay posibilidades de aprender oficios, sacar el 4° medio, etc.?
Eso es solo para los condenados, para los imputados eso no corre. Uno puede estar de imputado 3 años adentro sin poder tomar ningún taller, solo la biblioteca que ofrece libros que son del gobierno. No hay interés por parte del estado, poco interés para la reinserción laboral y social.
O sea, adentro no podías hacer absolutamente nada, más allá de leer.
Nada, salvo que uno se las buscara por las propias. Yo adentro estuve haciendo cinturones, pero eso fue por interés propio, porque vi que en el módulo de los condenados había oficios. Entonces, mi interés era poder acercarme con los gendarmes y comprarle una bebida, unas cajetillas de cigarros para que ellos te puedan facilitar materiales de los otros módulos, donde venden cueros para curtir para cinturones o morrales. Para facilitarle esos productos uno incurría en esa corrupción.
Es decir, ¿se les pagan coimas a los gendarmes?
Sí, claro, así es.
¿Tú recibías alguna remuneración por hacer o vender los cinturones?
Claro que sí. Los días de visitas yo se los pasaba a mi familia y acá me hacían rifas. O ahí mismo adentro con otros internos los vendíamos y nos íbamos a medias. Se hacían sus intercambios.
Tras tu condena, ¿cómo funciona lo de tu prisión en libertad?
Es una llamada al tutor gendarme, lo tengo que llamar cada 15 días para darle las actualizaciones de mis procesos, de mi reinserción en la sociedad. Estoy trabajando y con él llevamos un programa de reinserción.
Esto tienes que hacerlo por 5 años a menos que apeles. ¿Puedes apelar?
Es difícil apelar y que me rebajen, porque me rebajaron de 20 a 10, de ahí me ofrecieron 5 si yo me declaraba culpable. Si no me declaraba culpable eran 20 años.
Cuando fuiste a las protestas, ¿viste gente incendiando, destruyendo?
Acá en San Fernando se vio poco de eso. Sí se vieron barricadas, pero destrucción a la propiedad privada, no. De hecho, hubo una historia que tuvimos que ir a sacar lacrimógenas de una casa porque los que estaban dañando la propiedad privada eran ellos.
¿Sabes cuántas personas hay condenadas en San Fernando?
Creo que a lo más 3.
¿Viste infiltrados en San Fernando?
Se comentaban varios, pero yo de haber visto alguno, no, nunca.
Te pregunto porque si a ti te acusaron de provocar un incendio y me dices que no hubo desmanes, ¿cómo se incendió la caseta?
Dentro de las protestas en San Fernando se quemaron los peajes de entrada a la ciudad, al igual que muchas ciudades del país. Las personas detenidas por este hecho son tres y yo fui uno de ellos.
El testimonio de Elías Zambrano plantea la pregunta sobre los caminos por los que transita la justicia en Chile. Porque, al parecer, se han adoptado las malas prácticas de interrogatorios en Estados Unidos, donde sobre todo a imputados de minorías raciales se les han extraído confesiones falsas con el método de la amenaza de altas condenas.
Algunos opinan que estos son presos políticos, otros los tildan de delincuentes. Sea cual sea la definición, en un estado de respeto a los derechos de las personas no es aceptable sacar confesiones por medios coercitivos y tener a personas presas por tiempo indefinido antes de la formulación de cargos.
Por experiencias como la vivida por Elías Zambrano, la vía del indulto está sobre la mesa. La alternativa que tenemos como sociedad, de más largo plazo, es una reforma en serio al sistema judicial.
21 comentarios en “Testimonio de un preso del estallido: forzado a declararse culpable”
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