Tiempo de Polen 2: el polvillo contraataca

Por Fabián Muñoz Figueroa, Tecnólogo Médico
Docente en Universidad Viña del Mar

Me carga el aseo, como a muchas personas, pero esta semana me vi obligado a tomar una decisión: vivir congestionado en un resfrío eterno o dedicarme a trapear todos los días.

Hace algún tiempo hablamos sobre la primavera y la llegada del polen. En esta oportunidad nos vamos a enfocar en otros aspectos y técnicas de supervivencia ante estos alérgenos.

No será necesario, pero si desea revisar el primer artículo, puede hacerlo en este link:

https://elregionalista.cl/tiempo-de-polen-cronicas-de-un-alergico-a-la-primavera/

Hace poco el destino me llevó a realizar un cambio de casa. Con ello, las nuevas expectativas y la alegría se mezclan con incontables cajas de cartón y el stress de los cambios a nuevos hábitos.

El ajetreo me acarreó un resfrío con estornudos persistentes que, durante el primer fin de semana, intenté tratar con paracetamol. Pensé en pedir licencia médica, pero me di cuenta que en el trabajo el catarro desaparecía y podía respirar sin ninguna dificultad. Pero apenas entraba en mi departamento, la cosa cambiaba mucho y quedaba hablando como Carlitos de Rugrats.

Y claro, vivimos muy cerca de un parque y afuera de mi ventana hay tres plátanos orientales. Apliqué aseo húmedo y después de trapear saqué una bola de un polvo gris azulado del tamaño de dos pelotas de tenis. Fin del problema, por algunas horas.

Lo que yo no sabía es que el cartón es una fuente casi inagotable de partículas. Y es que el cartón está formado por láminas de celulosa que poco a poco, se van descamando y liberando polvillo. Además, es una excelente y colosal fuente de alimento para los ácaros.

Lo vivido me ha llevado a realizar esta segunda parte con otros consejos que, como familia, nos han resultado efectivos no solo para sobrevivir, sino también para disfrutar nuestro nuevo hogar.

Entendiendo la microbiósfera

Primero, usaremos la ciencia para entender la dinámica del polvo: dice la primera ley de Newton que “todo cuerpo en reposo tiende a permanecer en reposo”. Con eso en cuenta, considere que su hogar es una microbiósfera, con vientos y corrientes de aire. Usted mismo genera corrientes de aire y remolinos al desplazarse. Estos van moviendo el polvo en suspensión por todo el hogar y, tarde o temprano, una partícula de polvo llegará a lugares con poco movimiento y terminará en reposo. Esos lugares (sin corrientes de aire) están debajo de camas, sillones y detrás de muebles.

Al igual que el cartón, estas acumulaciones son una importante fuente de alimento para insectos y ácaros. En síntesis, tenemos que eliminar las cadenas de esta microbiósfera.

Para eliminar el polen se recomienda aspirar, pero, de hecho, si la aspiradora no es de alta calidad con filtros HEPA limpios, como mínimo usted solo empeorará el aire, cargándolo con más polvillo del que pretendía remover.

Use un atomizador con agua y pulverice hacia arriba para generar una suave garúa; el agua es “pegajosa” para el polen en suspensión. Las gotas de agua caerán al piso acarreando polvo, polen y limpiando el aire. Una vez en el suelo, usted debería usar una mopa plana para trapear el piso y eliminar el polvo. Recuerde humedecer las zonas de acumulación antes de trapear, humedezca el polvo recolectado de tanto en tanto, porque si hace calor las pelusas se secan y vuelven a volar con las corrientes de aire.

Toallas

Este es el escenario: usted se ha duchado y finalmente su cuerpo está limpio de partículas… Solo para secarse con una toalla que ha estado todo el día recolectando el polen del ambiente. Es probable que incluso quede más sucio de lo que estaba inicialmente porque el polen suele pegarse a la humedad y usted viene saliendo de la ducha. En otras palabras, puede que usted haya lavado sus toallas, pero si no las ha sacudido después de secarlas al sol, ya se puede ir imaginando lo que le espera cuando intente conciliar el sueño. De lo anterior, usted puede inferir que lo mismo se aplica para ropa, pijamas y sábanas.

La prueba del celular
El polvo en suspensión es difícil de ver y para personas con mala vista, simplemente invisible. Sin embargo, siempre hay opciones para saber qué tan contaminado está el ambiente. Para ello puede utilizar su teléfono: no tiene que bajar ninguna aplicación, simplemente límpielo, apague la pantalla y déjelo boca arriba unos diez minutos. Si el aire está muy sucio, usted verá la pantalla llena de partículas. No hace falta ser Pitágoras, pero si usted multiplica al ojo la superficie del celular en relación a la habitación, se puede hacer una idea de la calidad del aire. ¿Aún tiene dudas de la causa de sus continuos estornudos?

El polvo no es selectivo
Si bien decíamos que el polvo tiende a acumularse en lugares de poca ventilación, también es cierto que lo hace sobre superficies con estática o con mucha fricción. La energía estática estará asociada a ropa sintética y electrodoméstico planos, especialmente todo tipo de pantallas; por superficies con fricción nos referimos a lanas, alfombras, peluches y ropa de cama.

Aquí la solución pasa por disminuir la presencia de estos, sacudir y aspirar en exteriores o lavar. En último caso también puede limpiar esas superficies con un paño esponja húmedo. No se olvide de las mascotas: esa querida bola de pelos, también es una bola de polvo que hay que bañar.

No se vuelva loco
La buena noticia es que una persona sana y sin complicaciones respiratorias crónicas (asma, fibrosis quística, Epoc, etc) no requiere de un aire completamente puro para mantenerse cómodo. Usted puede convivir con cargas razonables de polen en suspensión sin mayores complicaciones. Quizá sea la propia nariz quien le va a ir dando las alertas. De todos modos, realizar aseo húmedo rápido y a diario es suficiente prevención (sobre todo en las épocas más secas y de mayor floración).

En mi caso un buen indicador fue el saber que a diario extraigo una cantidad de polen, polvo y tierra equivalente a una  pelota de pinpon. Si no lo hago, al final de la semana, tendré que sacar siete. Para ese momento, de seguro ya estaría empastillado en clorfenamina. Tómelo en cuenta porque (con algo de suerte) puede ahorrarse malos ratos y medicamentos.