Tiempo de polen: crónicas de un alérgico a la primavera

Soundtrack: Maldita Primavera – Javiera Parra y los imposibles

Fabián Muñoz Figueroa
Tecnólogo Médico, docente de la Universidad Viña del Mar

Primero que todo cabe aclarar que existen muchos tipos de alergia: a diferentes compuestos, fármacos y alimentos. Además, las reacciones alérgicas presentan diversos grados de intensidad que, en su amplia gama, varían desde un leve picor hasta cuadros que pueden terminar en la muerte.

Sin embargo, hoy en particular nos vamos a enfocar en la llamada rinitis alérgica estacional o como se le llama popularmente: “alergia a la primavera” o “alergia al polen”.

Tal como ocurre en la novela de Jhon Wyndham “El día de los trífidos” (año 1951), cuando las plantas comienzan a reproducirse, causan estragos en la sociedad. Puede parecer exagerado, pero un alérgico o un asmático observan la llegada de la primavera con una perspectiva similar. Entonces surge la evidente pregunta: ¿por qué nos tocó ser alérgicos en una temporada tan hermosa en la que “el amor está en el aire”?

El porqué de las alergias

La verdad es que la respuesta de porqué se producen las alergias es bastante complicada e involucra muchos factores. Sin embargo, un acercamiento simplificado nos permitiría señalar que en alguna etapa de nuestra vida, nuestro sistema inmune reconoció alguna sustancia inocua como si esta fuera “hostil” (llámese polen, humo, polvo, pelo de mascotas, lana, etc). Luego las células encargadas de la defensa de nuestro organismo generaron una memoria con respecto a la mencionada sustancia y ya está, desde ese momento estamos “sensibilizados”. Esto significa que desde ahí, durante toda nuestra vida  y cada vez que nos encontremos en presencia de la dichosa sustancia, nuestro cuerpo reaccionará, desencadenando una respuesta inflamatoria. Lo anterior se traduce en síntomas como:

• Picazón de ojos
• Picazón de nariz y rinitis
• Picazón de garganta y faringitis
• Picazón de oídos y otitis
• Mayor secreción de mucosidad
• Sinusitis
• Obstrucción nasal
• Obstrucción bronquial

Y entonces, cuando llega la primavera, los campos se llenan de vida, de insectos y de animalillos que buscan el elixir de la reproducción y, por supuesto, esto incluye a las plantas. Pero el alérgico promedio (dentro de los que se cuenta su servidor) recibe estas fechas un tanto reticente, porque el aire se llena del polen y pareciera que nosotros somos los primeros en notarlo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su revisión del año 2019 estimó que en el mundo hay unas 400 millones de personas que sufrimos de alergias al polen en mayor o menor medida. Además, esta cifra estaría en constante aumento debido a factores climáticos y ambientales.

Y se sabe que los tipos de polen más reactivos corresponden a césped, abedul y ambrosía. En Chile desde luego contamos con la presencia de aromos, arces, plátanos orientales y olmos, además de pastos y algunos tipos de maleza que contribuyen a saturar el aire en medio de su polinización. La calidad del aire desde luego variará de ciudad en ciudad debido a factores como la ventilación, la humedad del ambiente y, si es que existe, por la planificación respecto de los árboles con que se forestarán las plazas y avenidas. Todo ello contribuirá a la mala calidad del aire ambiental. El resultado es una verdadera amenaza para las personas alérgicas, si se considera que 70 partículas de polen por metro cúbico es un valor alto. En Santiago, por ejemplo, se han encontrado sectores donde los valores llegan hasta a 3000 partículas de polen por metro cúbico.

Y hablando de valores altos, consideremos el “kit de supervivencia a la primavera” con el que un alérgico promedio debería abastecerse: antihistamínicos como clorfenamina o loratadina, utensilios como inhaladores y duchas nasales para llevar el día a día. Sume usted las visitas al médico (o inmunólogo, si se lo puede permitir), exámenes de sangre, test cutáneos, radiografías de tórax, radiografías de senos paranasales y un desalentador etcétera. No podemos dejar de mencionar los paquetes de pañuelos al por mayor (el papel higiénico no es opción, si hay algo peor que pasar la primavera con rinitis, es sumarle las heridas abrasivas que produce el papel higiénico en la nariz, la experiencia termina siendo la misma que sonarse con papel lija).

Recomendaciones:

Para darnos un respiro (nunca mejor dicho) de esta situación, podemos tener en cuenta algunas consideraciones que pueden aliviarnos el día a día en nuestros hogares.

1. Considere su ropa y su cabello como si fueran esponjas de polen. En otras palabras, si ha salido, en cuanto llegue a su hogar cambie su ropa, cambie de calzado y tome una ducha. Esto disminuirá la cantidad de polvo y polen que usted mismo está ingresando a su hogar.

2. Si debe salir, procure usar lentes grandes, esto disminuirá el contacto de polen y polvo con sus ojos, lo que a su vez evitará la irritación del área lagrimal. Esto es especialmente importante en los días de viento, oportunidades en que también se recomienda usar mascarilla.
3. Prefiera ventilar su casa en las horas de menor sequedad (muy temprano o pasado el atardecer) La humedad ambiental es el principal enemigo del polen y, por eso, en estos horarios tiende a disminuir.

4. Realice aseo húmedo: antes de limpiar la casa, rocíe el aire con un pulverizador o atomizador de mano y limpie las superficies con un paño húmedo. Prefiera “trapear” en lugar de barrer en seco. Si opta por utilizar una aspiradora asegúrese de que sus filtros funcionen correctamente. También puede ayudarse cubriendo la cara con un pañuelo húmedo.

5. Evite los alimentos lácteos y chocolates: se sabe que estos compuestos producen viscosidad en las secreciones corporales lo que empeora los síntomas de una alergia.

6. Recuerde visitar a su médico y proveerse de los fármacos correspondientes antes de los períodos de polinización.

Finalmente:

Si usted no es alérgico, de seguro habrá estado resfriado una semanita con la cara hinchada, los ojos llorosos e irritados, dolor de garganta, mocos, flemas y estornudos continuos. Ahora imagine que esas molestias no se van en una semana y lo persiguen durante meses. Esa es la manera más sencilla de imaginarse la situación de un alérgico. Por lo anterior, es importante ponerse en los zapatos del otro, empatizar y no burlarse. Evite comentarios desubicados y favorezca un ambiente grato. Sea consciente de que usted no está tratando con un hipocondríaco o un alaraco, simplemente se trata de una persona que padece una condición que no eligió.

Actualmente la tecnología se encuentra desarrollando recursos que mejorarán la calidad de vida de miles de personas, pero de momento para que estas opciones vean la luz se requieren de 3 a 5 años de tratamiento y no están al alcance de cualquier bolsillo.

Buena suerte y que pase una tranquila primavera.