Todos pierden

En los temas que por estos días nos aprietan, el debate sobre la presencia de Peso Pluma en la parrilla del Festival de Viña refleja las tensiones que subyacen entre una generación que llega y la que cuelga los botines. Mirar los temas de hoy con los ojos de ayer puede ser infructuoso. Las soluciones para que la ética vuelva a tener un rol en la política, para impulsar las necesarias reformas que el país requiere o para recuperar la paz en las calles no están en el terreno de las respuestas fáciles. Tenemos que pensar fuera de la caja y sin que la siguiente elección sea la variable clave. Apostar por fórmulas simples, solo asegura que todos perdamos.

Por Rolando Cárdenas

La situación política en Chile, ilustrada por eventos recientes como el debate sobre la presentación de Peso Pluma en el Festival de Viña del Mar, las cenas en casa de Zalaquett, las reformas presentadas por el gobierno, y la creciente presencia del crimen organizado, ofrece un panorama complejo y multifacético con múltiples aristas, que requiere pensar fuera de la caja con una actitud ecléctica que entiende que las respuestas están a veces en posiciones contrapuestas. Como indican algunos, vivimos tiempos en que ya no es esto o lo otro, sino esto y lo otro.

Debate sobre Peso Pluma en Viña del Mar

La controversia en torno a la presentación del artista Peso Pluma en el Festival de Viña del Mar simboliza un choque cultural y generacional en Chile. Esto refleja una sociedad en transición, en la que las expresiones culturales modernas, especialmente aquellas que abordan temáticas sociales o políticas, están siendo debatidas en el contexto de valores tradicionales y la censura. Este debate puede interpretarse como un reflejo de las tensiones subyacentes en la sociedad chilena sobre la libertad de expresión y la aceptación de nuevas formas de arte.

Cenas en casa de Zalaquett y la ética política

Las cenas en casa de Zalaquett, que involucraron a figuras políticas, plantean preguntas sobre la ética en la política chilena. Eventos como estos, que algunos podrían ver como una fusión cuestionable de intereses privados y decisiones públicas, apuntan hacia un debate más amplio sobre la transparencia y la integridad en el gobierno. Estos incidentes pueden alimentar un escepticismo público hacia los políticos y sus relaciones con el sector privado. A esto debemos agregar la zigzagueante respuesta del gobierno y los ministros que finalmente acrecientas las dudas de la opinión pública.

Reformas del gobierno

Las reformas presentadas por el gobierno al parlamento indican una agenda de cambio y posiblemente de progreso social. Dependiendo de su naturaleza, estas reformas pueden estar dirigidas a abordar desigualdades económicas, problemas ambientales, desafíos de salud pública, o reformas educativas. La reacción del parlamento y de la sociedad a estas reformas puede dar una idea de las prioridades políticas actuales y la disposición al cambio. Y hasta el momento la oposición es la que no ha tenido la capacidad de estar a la altura, teniendo respuestas que más bien demuestran cálculo electoral y no preocupación por el bien común. En el caso particular de la reforma de pensiones, se espera la aprobación a la idea de legislar ya que muchos parlamentarios opositores sienten la presión de su electorado en torno a la necesidad de subir las pensiones ahora, idea que el gobierno ha utilizado muy bien para hacer pagar los costos a la derecha de un rechazo de plano a esta iniciativa.

Crimen organizado y violencia

El aumento de la actividad del crimen organizado y la secuela de asesinatos en Chile son un reflejo preocupante de los desafíos de seguridad en el país. Esto no solo tiene implicaciones para la seguridad pública, sino que también puede influir en la política a varios niveles. Puede generar un llamado a políticas de seguridad más estrictas, debates sobre la eficacia del sistema de justicia penal, y discusiones sobre políticas sociales y económicas que podrían estar contribuyendo a estos problemas.

En resumen, estos eventos y temas reflejan una nación en un punto de inflexión, lidiando con cuestiones de modernización cultural, integridad política, reforma social y seguridad pública. La forma en que el gobierno y la sociedad respondan a estos desafíos será crucial para determinar la trayectoria futura del país en términos de desarrollo, democracia y cohesión social.

Cada uno de estos problemas tiene respuestas complejas, que no pueden ser unidimensionales. Por ejemplo, no basta con más policías o penalidades más altas a los delitos para resolver el desafío que representa el avance del crimen organizado. Sacar a Peso Pluma de la parrilla del festival no basta si no tenemos políticas en distintos niveles que entreguen oportunidades a un sector de la población que no ve futuro, y que prefiere obtener todo lo que pueda, lo más rápido posible y al costo que sea.

El Congreso Futuro, una vez más nos muestra las posibilidades que la ciencia y la tecnología pueden entregar al ser humano, pero está claro que, así como vamos, ese futuro no será la mesa del té club, será una mesa con muy pocos invitados. Porque hace tiempo sabemos que la formación que entregan nuestras instituciones provee capacidades para el mundo que muere, y sin embargo, aparte de diagnosticar el fenómeno, poco y nada se hace.

Reitero, estamos en un punto de inflexión, pero nuestras élites no son capaces de dimensionar las consecuencias de su incompetencia, y el tiempo avanza de manera inexorable, y si hoy hay pocas posibilidades de generar agendas de estado para los problemas más complejos que nos afectan como país, desde mayo en adelante eso será imposible por el megaciclo electoral en que nos zambulliremos en los próximos dos años.