Tropezando con la misma piedra

La agenda política de grupos como los libertarios de Argentina y los republicanos de Kast, que ofrecen respuestas fáciles y rápidas, obligan a la política tradicional a reevaluar sus comportamientos tradicionales desde fuera de la caja, con un arsenal de herramientas distinto del actual, de otra manera la derrota ante estos grupos es segura. Y seguiremos tropezando con la misma piedra

«No hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer triunfar,

ni más peligroso de administrar que la elaboración

de un nuevo orden».

Maquiavelo

Por Rolando Cárdenas

Maquiavelo, hace quinientos años, advertía a quienes deseaban romper el status quo sobre lo difícil de esa tarea, y eso fue exactamente lo que se planteó la Convención Constitucional y el nuevo gobierno. Con el agravante que no conocían la nueva sociedad que emergía con el triunfo del capitalismo y el avance tecnológico.

Una sociedad que se volvió más compleja y con problemas a los que la respuesta tecnocrática ya no fue capaz de dar solución. La profunda desconfianza sobre las élites gobernantes, de cualquier vertiente ideológica, y la promesa de permanente progreso que se rompe en el lapso de una generación, deja fuera de toda conexión a los partidos y sus representaciones sociales más tradicionales con la sociedad.

Este proceso no sucede de un momento a otro, sino que hay muchas señales que le antecedieron y que “no vimos venir”. El terremoto que vivimos el 4S y cuya réplica más fuerte sentimos el 7M, nos demuestra que seguimos sin “ver”.

¿Habremos aprendido la lección con este nuevo mensaje de la sociedad? Veamos el comportamiento de los actores para tratar de responder a esa pregunta.

Los partidos

Los ganadores. El partido Republicano de Kast definitivamente tuvo un resultado que ni en sus mejores momentos esperaron, algo parecido a la ya fenecida Lista del Pueblo, sin embargo, ¿habrá sido ese resultado por las ideas que sustentan, o como enuncia Noam Titelman, porque representaba la posición anti-establishment. Los republicanos no son un partido populista sino una fuerza que rescata las ideas de Jaime Guzmán, y si creen que triunfaron por las ideas que sustentan, corren el mismo riesgo de la Lista del Pueblo. Sus primeras declaraciones son contradictorias, y aunque es reconocible su intento de moderación y focalizarse en el sistema político institucional, para no verse entrampados en los derechos sociales, están en una situación expuesta.

El Partido Comunista, que logra transformarse en la primera fuerza de gobierno y casi duplicar al partido socialista, logró parte importante de su votación al ser la polaridad de republicanos, pero si insisten en transformar este triunfo en la meta de mantener incólume el programa e impulsar el rebaraje de los cargos de gobierno, los resultados de la seguidilla de elecciones que viviremos en los próximos dos años, serán de pronóstico reservado.

Los perdedores, es decir todos los demás. Tal como explicábamos en columnas anteriores, los malos resultados electorales debieran provocar un fuerte cambio en el mapa político. Sin embargo, los partidos que debieran estar en un proceso de introspección profunda y construyendo una propuesta política ad-hoc a los tiempos que vivimos, simplemente han optado por tamizar toda su reflexión por lo electoral y un respuesta simplista: «abandonamos la calle». La presión de cientos de autoridades electas, alcaldes, concejales, consejeros, gobernadores, diputados, senadores por lograr defender sus cargos, sumado a que la mayor parte del sistema político no alcanzó el 5% de electores para mantener su supervivencia legal, presionará para la búsqueda de conformar federaciones o fusiones que permitan superar ese mínimo y una mayor elegibilidad electoral. Pero esta solución no resuelve los problemas de fondo. Un ejemplo es el pacto PPD-PR con la DC, liberales o ambos: deben avanzar en construir una propuesta de centro izquierda moderna y liberal que sea convocante, sino su declive será definitivo.

Joaquín Lavín, nuestro milhouse criollo, siempre ha tenido la capacidad de mirar un poco más allá la contingencia y él plantea que es necesario que emerja un liderazgo que logre detener el péndulo, ya que de otra manera la incertidumbre seguirá minando nuestras posibilidades de desarrollarnos como país. Quizás el Consejo Constitucional puede ser el espacio para que las élites gobernantes logren sellar una tregua en esta guerra en que todos los gastos bélicos los pagan las personas de a pie, y conformar un consenso básico que genere certidumbre institucional. Increíblemente, la llave de esta opción la tiene Kast.

Aunque no se ve fácil, ayer la bancada de la UDI presentó un proyecto de acuerdo para que las bancadas presentes en la Cámara de Diputados firmen un compromiso de respeto de los 12 bordes que se entregaron al Comité de Expertos para redactar su propuesta, dentro de los cuales se cuenta el estado social y democrático de derecho, que republicanos dice claramente que no comparten. Fuego amigo le llaman.

El gobierno

A pesar de la abrumadora derrota del 7M, esta semana no partió tan mal para nuestros gobernantes: la aprobación del royalty y del sueldo mínimo, fueron dos bálsamos que en algo ayudan a restañar las heridas.

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Por cierto, discursivamente el gobierno ha salido a indicar que su programa no se altera, algo que de ser cierto, no habría podido aprobar las principales reformas logradas, 40 horas, sueldo mínimo, entre otras.

Nadie está muerto en política, el punto está en qué hacer en este escenario, y en eso las fuerzas políticas que apoyan al gobierno no tienen acuerdo. En un régimen presidencial como el nuestro, el presidente debe necesariamente tomar la iniciativa y concentrarse en sus reformas esenciales, salud, pensiones y tributaria, junto a ello debe avanzar en políticas públicas que permitan enfrentar los temas de seguridad y migración, políticas que vayan más allá de la respuesta simplista, como más carabineros en la calle, por ejemplo. Esto no solo por recuperar apoyo ciudadano, sino que además por responsabilidad política ante situaciones que pasaron a ser problemas estructurales y que serán un freno muy fuerte a nuestro desarrollo.

En el ámbito económico, las proyecciones mejoran y la estrategia nacional del litio, que cuenta con amplio apoyo ciudadano, debe lograr resultados en el corto plazo, tanto por necesidad de recursos para el erario nacional, como por aprovechar la ventana de oportunidad que otorga este mineral y que nada garantiza, de acuerdo a los especialistas, que vaya a ser muy amplia.

Aventurando hipótesis

Los nuevos actores de la escena política, que se pueden ejemplificar con los libertarios liderados por Milei en Argentina y los republicanos liderados por Kast en Chile, ambos con posibilidades ciertas de transformarse en presidentes de la república, representan un fenómeno que la política tradicional no ha sabido procesar. Como explica Antoni Gutiérrez-Rubí, han sabido arrinconar a la derecha tradicional, mientras que la izquierda solo los mira desde una superioridad moral, descalificando a quienes a ellos adhieren y recurriendo al miedo para combatirlos. Un buen ejemplo de ello es un tuit de Camilo Escalona quien dice que como hace 40 años el pueblo salió a protestar contra la dictadura, hoy debe hacer lo mismo contra esta regresión ultraconservadora.

Se olvida Escalona que para aquellos que lo han perdido todo, qué puede significar estar peor. Poco importan los mensajes del progresismo cuando las poblaciones están tomadas por la delincuencia, cuesta conseguir trabajo, la falta de acceso a la salud es tal, que hay mucha gente que muere en listas de espera, y la educación ha perdido su incidencia en la movilidad social.

A esto se debe agregar la falta de cultura política, la desafección a la democracia, la acción política que se nutre de la polarización.

La agenda política de estos grupos que ofrecen respuestas fáciles y rápidas, obligan a la política tradicional a reevaluar sus comportamientos tradicionales desde fuera de la caja, con un arsenal de herramientas distinto del actual, de otra manera la derrota ante estos grupos es segura.  

Pero volvamos a la premisa inicial, aprenderemos de nuestros errores, tropezaremos con la misma piedra, y para terminar con una mirada positiva, vale destacar al consejero constitucional mapuche recién electo Alihuen Antileo, en una reciente declaración al diario La Tercera. Su postura, indicaba, es de diálogo con todos, no solo con los sectores que han manifestado siempre simpatía por la causa de los pueblos originarios, y sobre sus metas indica que su tarea es “lograr un reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas, que también se reconozcan determinados derechos colectivos, como la revitalización de nuestras lenguas, de nuestra historia y de nuestras culturas. Y pensamos que va a haber una mirada que considere esta reivindicación de tantas décadas. Además, que la interculturalidad pueda plasmarse y que haya un enfoque intercultural en las políticas públicas”. A ello, suma el lograr escaños reservados en los órganos de representación política.

Ni plurinacionalidad, ni pluralismo jurídico, su meta es obtener resultados, no hacer política testimonial. Además, indica “no dialogar con republicanos es algo absolutamente fuera de nuestro enfoque. Nos eligieron para dialogar, no para atrincherarnos en una postura y eso se aprendió desde la primera Convención, donde hubo resultado cero”.

Ojala su ejemplo lo vean con atención muchos de los políticos de nuestro país.