Por Rolando Cárdenas
Desastres que no dan tregua
Los incendios forestales marcaron los últimos días, después de varias semanas con incendios que pudieron ser eficientemente controlados. Se declararon incendios en O’Higgins, Maule y el más destructivo de todos, en la región de Valparaíso, afectando principalmente las comunas de Viña del Mar, Olmué y Quilpué. El daño en términos de viviendas y pérdidas de vidas humanas es estremecedor.
Dentro de lo terrible del panorama asoma una experiencia que vale la pena relevar, la Villa Botania en la comuna de Quilpué, vecina al Jardín Botánico. Este grupo habitacional llevó adelante un programa de prevención que implementaron Conaf, Caritas Chile y la Municipalidad en conjunto con los vecinos, en el que desarrollaron un conjunto de medidas preventivas desde capacitación, estanques de acumulación de agua, despeje de maleza y puntos de vigilancia, que les permitió salvar las 70 viviendas del conjunto habitacional.
Este programa se extenderá a otras comunas que, por estar en el interfaz urbano rural, tienen un gran riesgo dado que el flagelo de los incendios es un fenómeno que llegó para quedarse.
El gobierno una vez más será puesto a prueba; en términos financieros tiene el presupuesto necesario para enfrentar el daño provocado por los incendios, y por eso es en su capacidad de gestión donde será mirado con detenimiento sobre todo porque se acrecentará la comparación con lo realizado en los gobiernos que presidió Sebastián Piñera.
Nace un mito
La sorpresiva muerte de Sebastián Piñera es innegable que remeció al país, por lo sorpresiva. El expresidente estaba muy activo y, además, aunque su círculo lo niegue, preparando su campaña a la presidencia. Es cierto que sus posibilidades eran muy menores, pero estaba en ese intento.
Piñera, como todos, era un personaje complejo con luces y sombras, sus sombras estaban principalmente en su desempeño como empresario, donde siempre jugó no en el límite sino más allá del límite de lo permitido por la regulación y la ética.
Fue un exitoso y audaz jugador tanto en los negocios como en la política, las pruebas están a la vista: la fortuna familiar es una de las más grandes de Chile, fue senador y dos veces presidente de la república.
Mucho se ha dicho y escrito sobre él y su obra. El rescate de los mineros, la reconstrucción del 27F, crisis social, pandemia, y en todas esas tareas pudo salir adelante.
Donde tuvo su gran fracaso es en su deseo de construir una nueva derecha que se alejara de la herencia de Pinochet. No se puede negar que lo intentó desde su ingreso a Renovación Nacional. En su primer gobierno, al cumplirse los 40 años del golpe militar, tuvo sus dos más simbólicas acciones, cerrar el penal Cordillera, que él definió como un casino de oficiales y habló de los cómplices pasivos, consolidando la convicción ya extendida de que la dictadura no sólo fue militar sino cívico militar.
En su segundo gobierno ya se había desdibujado su intento de reformar su sector político y Evopoli, que debería haber sido el partido del ala más liberal y democrática de la derecha, terminó siendo algo así como la juventud de la UDI.
El segundo proceso constitucional controlado por la derecha demostró cuan profunda es la herencia pinochetista en las huestes opositoras.
La pregunta que ronda en el ambiente político es quien puede llenar el vacío de un liderazgo de derecha que pueda penetrar al centro. Paradojalmente, la figura que hoy está siendo ungida es una antigua aliada y enemiga de Piñera, la alcaldesa Evelyn Matthei, puesto que su capacidad de penetrar votación de centro la deja muy sobre las posibilidades de Kast.
La derecha además está marcando la agenda política en dos vías, por una parte, construyendo un mito y en segundo lugar cuestionando fuertemente al oficialismo por el rol opositor que tuvieron.
De hecho, el presidente Boric reconoció que se les pasó la mano, y a este ritmo los errores del gobierno de Piñera serán responsabilidad de los actuales gobernantes.
Sin embargo, la derecha tiene que ser cuidadosa ya que construir la imagen de un demócrata, dialogante, anti pinochetista, que busca la igualdad y la justicia social sin complejos con el Estado, será el arquetipo por el cual serán medidos.
Todos sabemos que la política es un baile de máscaras y veremos en los próximos días cuanto de esta renacida amistad cívica es honesta y cuanto una pose para la galería.
Aún queda mucho febrero y un mes particularmente aburrido para la política nos sigue sorprendiendo.
2 comentarios en “Un febrero sorprendente”
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I am not really wonderful with English but I get hold this very easygoing to read