Una conmemoración al debe

Varias son las experiencias que podemos concluir de estos vertiginosos años en que la tecnología ha cambiado radicalmente la sociedad. La democracia es frágil y no está garantizada, hay que cuidarla; las ideologías dan certeza a los seres humanos, pero no solucionan los problemas de una sociedad compleja; aun cuando discrepemos sobre las causas de nuestro traumático pasado, podemos concordar en mínimos que garanticen nuestra convivencia.

Por Rolando Cárdenas

Aciertos y errores

Estamos a horas de conmemorar un nuevo 11 de septiembre, fecha que en el aniversario cincuenta, adquiere obviamente una carga simbólica y sobre la cual el gobierno se la jugó para transformarla en un hito relevante de su gestión.

Sin embargo, esta posibilidad se frustró, y eso porque la intención del presidente Boric de lograr generar un parteaguas con las izquierdas, aquella que fracasa con la UP y la que claudica en la transición, emergiendo por tanto una nueva expresión que supera estas izquierdas bajo su liderazgo, no es capaz de consolidarse y la manifestación de este fracaso es la salida de Patricio Fernández de la comisión que estaba a cargo de esta conmemoración.

Desde ahí hay mucha improvisación sin una línea clara, y además no hay la capacidad de hacerse cargo que respecto de las causas del golpe existen y existirán variadas interpretaciones y ningún actor desea admitir su responsabilidad ya que eso también es asumir los horrores de la dictadura.

Pero hay elementos positivos. Desde la acción del gobierno, el Plan Nacional de Búsqueda es tremendamente significativo y pone el foco en el Estado como causante principal y por tanto debe ser quien asuma un rol esencial en la reparación del sufrimiento de miles de chilenos que aún hoy no saben dónde están sus familiares. Lo grafica muy bien el exsenador Letelier cuando dice “al menos yo se donde puedo ir a colocar una flor”.

Un segundo elemento de gran importancia lo aporta el excomandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez Menanteau, quien en su libro “Un Ejército de todos” realiza una revisión crítica del rol de la institución en el período dictatorial.

Responsabiliza directamente a Pinochet de las atrocidades cometidas, la cobardía de los altos mandos al enfrentar los juicios, la formación de los militares, el rol de la derecha y también las (i)responsabilidades del mundo político pre-73.

Tal es así que mientras escribo esta columna, sale en las noticias que el exgeneral Martínez fue agredido física y verbalmente por un ex oficial de ejército en la comuna de Las Condes.

Esta reflexión de Martínez se relaciona con el “nunca más” del exgeneral Cheyre, el gesto del comandante en jefe de la Armada, almirante Juan Andrés de la Maza, quien lleva a Isla Dawson a los que fueron presos políticos en ese lugar, indicando que estos hechos no deben ocurrir nunca más. Todas señales inequívocas de vientos de cambio en nuestras instituciones castrenses, que van dejando atrás la pesada herencia de la dictadura.

El factor Piñera

En un escenario de errores e improvisaciones, un aliado inesperado le surgió al gobierno en el ex presidente Piñera.

Uno de los hitos de este 11 es la firma de la carta de Santiago, que representa un compromiso con la democracia, el respeto a los derechos humanos y la condena explícita a la violencia como método de acción política.

Este hito debería haber sido refrendado por todos los partidos políticos, y ya sabemos que los partidos de Chile Vamos rechazaron la invitación a firmar, aduciendo que hay una mirada sesgada de las causas del golpe de Estado.

Y en este escenario, Piñera se desmarcó y, al igual que los expresidentes Frei, Lagos y Bachelet, acordó firmar la carta, aun cuando no aceptó la invitación al acto del 11 de septiembre en La Moneda, lo que habría sido un golpe aún mayor para la derecha.

La presidenta de Evopoli, Gloria Hutt, manifestó su acuerdo con la carta de Santiago y dejó en duda la posibilidad de firmar el documento.

Jaime Bellolio, se desmarcó también de su partido, la UDI, y condenó sin ambages el golpe de Estado.

Si queremos ver el vaso medio lleno, podemos mencionar que el documento que firmaron los partidos de Chile Vamos, también es un compromiso con la democracia y el respeto a los derechos humanos.

Y a propósito de Piñera, también debemos recordar que al cumplirse 40 años del golpe cívico militar, como presidente de la república cerró el penal Cordillera, y en su discurso en la ceremonia de conmemoración del golpe entre otras cosas dijo: “esta responsabilidad también alcanza a quienes ejercieron altos cargos en el Gobierno Militar, o a quienes, por su investidura o influencia, conocieron de estos hechos, y pudiendo alzar su voz para evitar estos abusos, muchas veces no lo hicieron, ya sea porque subordinaron los principios a sus intereses o porque sucumbieron ante el temor.

También se extiende al Poder Judicial, que por mandato de la Constitución y las leyes le correspondía cautelar los derechos de las personas, y que pudiendo haber asumido una actitud más resuelta y eficaz en defensa de esos derechos humanos, acogiendo los recursos de amparo y ejerciendo su tutela sobre los Tribunales Militares en tiempos de guerra, muchas veces no lo hizo.

La responsabilidad también alcanza a algunos medios de comunicación, que con frecuencia se limitaron a entregar la versión oficial del Gobierno y no siempre investigaron e informaron con la objetividad y veracidad que los graves atropellos a los derechos humanos exigían.

Finalmente, a muchos de nosotros, que pudimos haber hecho más en defensa de los Derechos Humanos, también nos alcanza una cuota de responsabilidad.”

La izquierda no asistió a la ceremonia.

Construir sobre mínimos comunes

Varias son las experiencias que podemos concluir de estos vertiginosos años en que la tecnología ha cambiado radicalmente la sociedad. La democracia es frágil y no está garantizada, hay que cuidarla; las ideologías dan certeza a los seres humanos, pero no solucionan los problemas de una sociedad compleja; aun cuando discrepemos sobre las causas de nuestro traumático pasado, podemos concordar en mínimos que garanticen nuestra convivencia.

Nuestra élite gobernante tiene la mayor responsabilidad, una prueba de fuego para saber si aprendieron la lección es la nueva propuesta constitucional a la cual, por el camino que vamos, se le ve un futuro difícil. Veremos si la hora de la política, como indica Carlos Peña, permite que nuestros políticos recuperen parte del terreno perdido.

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

1 comentario en “Una conmemoración al debe”

  1. Todo está revuelto. Hay intentos claros, algunos muy débiles (casi todos), desde los gobiernos post-dictadura para aunar fuerzas, propias y ajenas, que tiendan a cerrar heridas y generar un futuro con más puntos en común respecto de esos 17 nefastos años ( y no 20, como algunos piensan…y con este sólo comentario, se puede generar más discusión y más distancias). Y estos esfuerzos, desde el Informe Rettig hasta los fallidos intentos de eliminar el sistema de AFP’s como tal (que a mi juicio también es violación, económica, a los DD.HH.), no alcanzan para ser mejores seres humanos ni mejor sociedad. Todo seguirá «revuelto»…hasta encontrar el último cuerpo del último detenido desaparecido de la última familia que sepa el lugar exacto donde ir a dejar su última lágrima.
    Abrazo y que estos días sean de reflexión, de búsquedas, de ensimismamiento pero nunca de resignación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Otras Noticias

Una bomba de racimo
14 septiembre 2024
El ethos nacional, nuestra institucionalidad fallida y el caso Hermosilla
14 septiembre 2024
Luz y tinieblas:  el segundo debate presidencial en los EE. UU.
14 septiembre 2024
La caída de los vínculos humanos y la supremacía de los dispositivos celulares
14 septiembre 2024
Solicitarán al presidente Boric erigir un monumento a Salvador Allende en Rancagua
14 septiembre 2024
¿Juegos criollos o diversión noventera?
14 septiembre 2024