A 80 años de la tragedia del humo y el abandono que se reitera en Rancagua.

“La tragedia del humo”, mural del pintor Claudio Goycolea.

Por Edison Ortiz

“El Beto había decidido ir de nuevo al polvorín… Fue cuando caminaba por encima de los durmientes de la línea de carritos, cuando los timbres empezaron a sonar con estridencia a lo largo de todos los túneles en que se ramificaba el nivel Teniente Uno… Al Beto le pareció extraña la insistencia de los timbres. Apuró el tranco y descolgó el auricular del teléfono que había a mano. Una voz angustiada le golpeó los tímpanos… Aló, Teniente Uno… ahí en Teniente Uno se está incendiando la reparación de Carros. Abandonen el lugar, porque el humo baja hasta Teniente Cinco y vuelve a los niveles de arriba”.  Sewell, Baltazar Castro.

De esa manera comenzaba, en el relato de Don Balta la tragedia que marcaría a fuego a la ciudad de Rancagua durante decenios como símbolo del “abandono” de sus habitantes. Tal como sucedió con aquellos que se quedaron en la urbe luego de la huida de O’Higgins. Tal como lo sentimos hoy: abandonados a nuestra propia suerte por la autoridad.

¿Quién en Rancagua no conoce la población Las Viudas? Otro símbolo del abandono que sufrieron las esposas de los malogrados trabajadores que debieron dar una lucha tenaz para que, con aportes del gobierno y de donaciones que se canalizaron a través de la fundación O’Higgins, creada para la ocasión, se les construyera ese barrio donde criar a sus hijos huérfanos y que, con algunos de sus retoños, tuve la oportunidad de estudiar en la antigua escuela N° 20 ubicada en población O’Higgins.

De niño, cuando visitábamos el cementerio N°2,  siempre era impresionante ver esa fila compacta y geométrica de cruces blancas –a semejanza del cementerio americano de Normandía – que da cuenta de los 355 mineros que perdieron sus vidas debido al incendio en la fragua de un taller subterráneo utilizado para para la manutención de carros metaleros. Así está relatado en “La tragedia del humo”, tesis de Marcela García Valenzuela: “El incendio propagó monóxido de carbono por varios túneles del mineral. Los superiores de la superintendencia de la mina dieron aviso para la evacuación de los trabajadores, pero esto no fue suficiente para impedir el desenlace del siniestro. Muchos mineros quedaron atrapados en las jaulas de los piques y sus proximidades; el monóxido de carbono, convertido en una nube de humo, los intoxicó provocándoles desmayos y, luego, la muerte La acción de los voluntarios no fue suficiente para rescatar a los trabajadores que aún seguían con vida, convirtiendo este accidente en el más negro de la historia del mineral. Según las estadísticas, ese día fallecieron 355 trabajadores, que representaban un 30% de los obreros que laboraban en ese turno”.

Sepulturas de los fallecidos en la tragedia del humo en el cementerio N° 2.

En ese mismo texto se relata que “las víctimas tenían un promedio de 31 años; el 40% era casado, dejando 150 viudas y 420 hijos huérfanos de padre. La ceremonia de los funerales de los mineros, en el cementerio Nº 1, contó con la presencia de 25.000 personas, entre las cuales se encontraba el presidente de la República, Juan Antonio Ríos”.

Como se sabe, esa catástrofe es la más grave que se conoce de una mina metalífera en el planeta. Hubo un completo informe del Congreso sobre la catástrofe, pero a la Braden Copper Company no se le adjudicó ninguna responsabilidad, aunque el fatal suceso implicó profundas modificaciones en la legislación chilena, pagos de indemnizaciones, modificaciones en la legislación minera y en la ley de accidentes del trabajo y el Código de Minería. También se produjeron profundas transformaciones en la propia minera americana ya que los obligó a instaurar el Departamento de Seguridad e Higiene Industrial, el Departamento Industrial, entre otros, así como el inicio del uso de implementación de material de seguridad y dio paso a la creación posterior, de la figura del prevencionista de riesgos.    

“Amor, amor, amor, amor. Despierta por favor
Quiero ser yo, tu esposo, quien te cuente qué pasó. Fue una explosión de sangre y piel
la que me arrebató el fulgor de mi sol”.

Teniente 1945 de Pablo Ilabaca.

Pablo Ilabaca, fundador de Chancho en Piedra y compositor, en el contexto del álbum “Canciones para conversar con la muerte” escribió este tema dedicado a su abuelo quien falleció en dicha tragedia y donde se pueden leer fragmentos de estrofas como estas, cuando el extinto le habla a su viuda: “Fue una explosión la que me arrebató el fulgor… y 500 almas vuelan ya, amor soy una más».

También en el relato notable de Baltazar Castro se evidencia la soledad y el abandono de los mineros atrapados por el humo: “Siempre a cada intento, deambulando  lentamente, con prestancia de dueño y señor de la mina, el negro humo se estrellaba contra las paredes del cerro, hurgaba allá donde nuevos piquesbifurcaban el nivel, y, ya  cumplido su macabro cometido, lamía las espaldas de los mineros que cayeran junto a la línea de las vagonetas, o bien se colaba por entre los miembros de los hombres que colgaban de las escalas auxiliares, tiesos, los dedos apretados a los peldaños, aferrados al compañero que, al morir en mitad de la ascensión, se había transformado en una valla inexpugnable para las ansias de vida que venían detrás de él. El humo acariciaba tenuemente los párpados de los muertos, pasándoles sus imperceptibles manos por las mejillas amoratadas; observaba el silencio de los caídos, arrebujado en una tupida y extensa capa que se abría y cerraba, sin perder nunca su enorme dimensión, como un pájaro viscoso e inmenso que se hubiera apropiado de la mina entera y vigilara celoso, sus pertenencias”.

El Beto que había dejado temprano a “la rucia” en uno de los camarotes para subir temprano a la jaula e ir luego en búsqueda de las herramientas que le ayudarían a tronar los tiros que le asignaría el mister, sería uno más de los que encontrarían la muerte aquella fría mañana del martes 19 de junio de 1945. Otro emblema de nuestro perenne abandono.

Cuerpos de algunas de las víctimas de la tragedia del humo. Crédito: https://paisvulnerable.cl

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

1 comentario en “A 80 años de la tragedia del humo y el abandono que se reitera en Rancagua.”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Otras Noticias

A 80 años de la tragedia del humo y el abandono que se reitera en Rancagua.
14 junio 2025
“Esperamos que la ley de Artesanías nos entregue la dignidad y espacio que merecemos”
14 junio 2025
David A. Harvey gana el premio Boucher de Historia colonial francesa
14 junio 2025
El retorno de Stalin
14 junio 2025
El galope de los extremos
14 junio 2025
Breves culturales
14 junio 2025