Por Marcel Albano @marcelenredes
Megadeth – Symphony of Destruction HD (Live in Argentina) Subtitulado
El programa Sin Filtros se ha convertido en un fenómeno mediático en la política chilena. Se transmite de lunes a jueves y es conducido por Gonzalo Feito, superando en audiencia a los programas políticos tradicionales como “Tolerancia Cero” o “Estado Nacional”.
Sin Filtros reúne a líderes políticos de todo el variopinto espectro ideológico nacional, enfrentándolos en un set cuyo diseño recuerda al histórico cuadro de la primera Asamblea Constituyente durante la Revolución Francesa. Con cuatro sillas para las derechas y el centro, y cuatro para las izquierdas, el programa se convierte en un campo de batalla donde el debate es intenso, aunque el diálogo es escaso, pero genera influencia significativa.
La “cuchilla de la cancelación”, la rabia y la ira, suele provenir de las posturas frente a los temas y hechos noticiosos en tendencia. En este entorno, se da rienda suelta al “mandrilaje”, un término que describe al furioso universo de bots, memes y comentarios viscerales del chat en línea que, ejecutando en tiempos de post revoluciones sociales, suelta el seguro de una guillotina ciberpunk a punta de garabatos e insultos hacia los panelistas o políticos más detestados por la opinión pública.
Sus temáticas diarias, se enfocan en la contingencia del trendic topic que pautea al seguimiento de la corrupción o la violencia junto con la ineficiencia de las instituciones y sus actores políticos. Estos últimos intentan dar respuestas más menos coherentes, y sus contrapuntos son contrastados como antecedentes en la casi siempre funesta huella digital que persigue a panelistas, congresistas, el presidente y sus ministros, el poder judicial fiscales, jueces, dirigentes, alcaldes, gobernadores, policías, o cualquier actor político relevante que salte a la palestra en los medios de comunicación. Todo ello, teniendo como telón de fondo todos los espacios del día a día en los que la vida privada y pública, mutan en una sola cosa que generalmente es caos y violencia, como en el tema Symphony of Destruction de la banda de trash metal Megadeth. “You take a mortal man, and put him in control, watch him become a god, watch people’s heads a roll”. Los humanos ahí presentes, al igual que todos nosotros, somos santos cuando hablamos de pecados y errores ajenos.
La comunicación “no-comunicación”, que proyecta una representación social de la cultura colectiva en la sociedad, es la misma que afecta como fenómeno de época a la población a través del déficit de atención cara a cara versus la atención a la pantalla digital. Un fenómeno social similar que suma a las nuevas formas de relaciones sociales donde nadie está escuchando al otro. Se refleja en la educación de algunos panelistas, cuando observamos que mientras alguien habla, el resto pone su atención en las respuestas preparadas que, dicho sea de paso, se nutren de las famosas “agendas de medios”, esto es, la coordinación forzosa de frases, una especie de “pie forzado” de una cueca que sirve de respuesta esperada para los nichos de seguidores de cada participante. También, como en toda reunión, mientras alguien habla, el resto está pegado al celular recibiendo, respondiendo, preparando o editando contrapuntos: el mismo problema de infomanía o las dificultades para procesar exceso de atención e información, como plantea el filósofo Byung Chul-Han es el régimen político de la infocracia: el poder no está en la autoridad sino en el resultado del estímulo-respuesta del acecho de la era digital en la mente de cada uno de nosotros(as). ¿Hay algún espacio social o personal libre de infocracia?
Sin embargo, el formato marca rating y el mundo del siglo XXI es así, y ya.
Sin Filtros ha incidido en mover la aguja en las encuestas y orientación de la opinión temática que van marcando la agenda pública y los procesos electorales como en los plebiscitos anteriores. Si crea o no opinión pública, es materia de estudio aun cuando en materia de influencia hace, produce y reproduce política porque es un elemento que participa en la esfera central del sistema político en general.
Y esto, porque al analizar la dinámica en el panel, se dan comportamientos que son factores donde se cruza la cultura, la educación con lo político que no tienen nada que ver, necesariamente, con el juego aparente de las máscara de color político, sino más bien a comportamientos comunes como la pérdida del hilo cuando se interrumpe para no dejar hablar, la predominancia de “ese carácter fuerte” como se suele llamar al que usa la prepotencia o el tono más teatral, al que dice “yo soy así y me tienen que aguantar”. En todos los programas, suelen aparecer personajes así.
Visto como un laboratorio antropobiológico el panel, no obstante, cuando pierde el diálogo sube su rating indistintamente de la personalidad, identidad, sexo, género, edad o nivel educacional de quién provoque, interpele o interrumpa con elementos de fuerte sarcasmo, ironía o negación del otro, y que suele provenir del insumo incendiario de Twitter o los memes por Whatsapp. Sube el rating y al final todos ganan, anclando la comunicación a un montaje para las profundidades mentales de la naturaleza mamífera agresiva y pasivo-agresiva, perdiéndose así en una satisfacción para quien refuerza sus propias convicciones y sesgos personales reflejados en el panelista de su gusto.
A pesar de que la racionalidad se mezcla con la emoción entre temperamentales epítetos de lugares comunes, termina escribiendo psicológicamente con los símbolos y significados que construyen las identidades y creencias, legitimándose con argumentos racionales, normativos, político-jurídicos. Hay presencia de teatralización de la comunicación forzada cuando en la discusión crítica de ideas y opiniones, aparece el uso abusivo del coaching discursivo como herramienta psicológica de encantamiento, pero en las audiencias, lo notan o creen percibir eso.
En otra de sus dimensiones, Sin Filtros tiene varios hitos como productor de política: de ahí surgen candidatos a distintos cargos de elección popular, y de las sillas de ese panel, están apareciendo aspirantes a cargos públicos desde las derechas, el centro y las izquierdas.
También ha tenido un papel relevante como monitoreo y seguimiento de los casos de corrupción, y sus debates en vivo, han tenido repercusiones en el desarrollo de acontecimientos de la realidad como el caso fundaciones o el check list de alcaldes. Y esto es relevante porque la telepolítica digital chilena, va moldeando la percepción de la realidad, orientando a las audiencias a advertir que el estatus de poder de legitimidad que tienen las instituciones públicas y privadas junto con las autoridades políticas que las dirigen, no está totalmente en su capacidad de gestión, puesto que el poder circulando libremente a través de las redes sociales, es abierto, caótico enfocado más en la forma que el contenido. Ahí tiene un punto importante Sin Filtro porque básicamente van todas y todos a sentarse en el set voluntariamente a representar a sectores políticos, ideas, y sus legiones en redes sociales.
Finalmente, Umberto Eco, reflexionando sobre el impacto de este fenómeno, señaló que «las redes sociales le han dado el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Entonces, eran rápidamente silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel. Es la invasión de los necios». Eco critica la democratización de la opinión, advirtiendo que las plataformas digitales han amplificado voces irresponsables, lo que puede degradar la calidad del discurso público, la comunicación, la empatía y el respeto real sobre los otros. Hay que decir, eso sí, que en el caso Macaya tal vez haya sido el único tema donde la opinión, fue común.

3 comentarios en “Chile Sin Filtros: la telepolítica, espejo de la sociedad”
I could not refrain from commenting. Well written!
En estos tiempo nada extraña políticos de ambos lados roban estafan a vista y paciencia de todos se cubren sus delitos con mentiras y caros Abogados pagados con dinero del pueblo.
Fan
«El caso macaya fue el único tema donde la opinión fue común»….PERO HAY UN PERO … La derecha como siempre esperando hasta el último y haciendo el cálculo político y cuando ya no tienen espacio para….salen a condenar..!
Siempre lo hacen demaciado tarde y sólo son palabras que se las lleva el viento
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