Imagen de portada: Sofía Yanjari
Por Edison Ortiz
Fue la atracción y novedad del 5° campamento de la renovación socialista juvenil que se realizó el fin de semana pasado en San Fernando. Matias Toledo, nuevo y flamante alcalde de la comuna más grande del país, Puente Alto, estuvo presente en la jornada en que los jóvenes socialistas definieron su hoja de ruta para el presente año. Su presentación se insertó en el programa de la jornada titulado “De los barrios, las escuelas, las universidades, somos pueblo militante” en que los nuevos líderes pretenden recabar experiencias de construcción de poder popular desde los barrios y la sociedad.
“Militar las contradicciones y no ser la vanguardia sino la retaguardia del movimiento popular”.
Matías Toledo lleva apenas tres meses como alcalde de la populosa comuna, pero su sello se ha dejado sentir: reajustó 24,5% el sueldo a los funcionarios con los sueldos más bajos; inició, sin mucha publicidad ni anuncios rimbombantes, auditorías en el municipio para saber con exactitud el estado financiero de la institución; mantuvo en sus cargos a funcionarios de confianza de la anterior administración que han sido leales y profesionales con su mandato; ha intensificado la presencia del municipio en barrios populares pero también en poblaciones de clase media. En fin, es uno de los alcaldes nuevos que se ha hecho notar con una agenda activa y con mucha presencia. El Regionalista pudo participar en dicha actividad y conversar con el nuevo edil de Puente Alto. He aquí el resumen del diálogo con Matías Toledo.
ER: ¿Matías cuál y cómo ha sido tu trayectoria que te llevó a la alcaldía?
Es una pregunta difícil, pero puedo visualizar, para poder resumir que fue la agrupación Vinculación Puente Alto la que desarrolló un trabajo estratégico que otras organizaciones venían haciendo desde mucho antes. Como bien sabes, el movimiento popular tiene diversos reflujos y avances como los del 2006, 2011, 2016 o el más reciente de 2019, que surgen, actúan y luego se caen. Vinculación fue la agrupación que recogió un poco todo el trabajo de las organizaciones anteriores y desarrolló una planificación estratégica para que nadie quedara solo. Ese fue un momento clave para mi con una larga experiencia en el movimiento social desde 2006 con el movimiento pingüino, luego en Hijos de la calle, también milité en Weichafe y fundamos con Pablo Chill-E la Coordinadora Social Shishigang. También me integré al partido Igualdad. Vinculación reunió a gente con historias de militancia y allí levantamos nuestra primera tesis: no queremos ser vanguardia, sino la retaguardia del movimiento popular, en el sentido de ponernos a disposición de ellos, y no señalarles el camino a seguir. Salir de la zona de confort de la militancia clásica. Aprendimos que lo más importante es apoyar las juntas de vecinos. En ese camino tuvimos un segundo problema con la militancia académica: el idealismo ético, que se dio en el trabajo con Los de Abajo (LDA): “no colaboro con ellos porque hay adictos”. En ese debate acuñamos una segunda frase: “militar la contradicción”, hay que hacerse cargo que el mundo popular es complejo y lleno de contradicciones. Yo siempre fui militante, no quería ser vocero de nada, quería ser obrero del movimiento popular. De hecho, en 2021 yo no quería ser candidato a alcalde, mi candidatura nace casi como una obligación, un cacho, ya que nadie quería serlo en una alcaldía que se daba por perdida desde antes. En 2024, en cambio, ya había un trabajo estratégico, en 2023 habíamos fundado Recuperemos Puente Alto que reunió a muchas organizaciones y existía una planificación un camino recorrido que nos llevó al triunfo, ante Karla Rubilar. Ese ha sido un resumen del largo camino recorrido hasta aquí.
ER: ¿Hay alguna táctica en particular que hubiesen empleado para llegar hasta la alcaldía de Puente Alto?
No sé si habrá alguna especial, pero siempre estábamos metidos en los territorios. Siempre éramos los mismos en todas las marchas. Algunos fracasaban, otros se mantenían y para ello es clave que los compañeros (as) entiendan que los movimientos sociales no son estáticos, se actualizan, si no sabemos leerlo no tendremos propuestas coherentes con ello. Al respecto quiero contarte que hay una canción de Guerrero del famoso tema Luchin de Víctor Jara que da cuenta de cómo es ese niño en el contexto actual: vive en medio del consumo de drogas, juega play station. Los movimientos sociales están constantemente actualizándose y ahí existen diversas formas de cómo llegar. En Puente Alto creamos el movimiento Recuperemos Puente Alto y siempre optamos por trabajar desde la retaguardia, acompañando al movimiento popular, prestando apoyo en salud, jurídico, recreación, en fin, apoyando al mundo poblacional y social desde todos los ámbitos posibles. Así ya no era el concejal que venía cada tres meses a preguntar qué necesitaban sino un colectivo que estaba siempre presente en los barrios con actividades todos los meses.
Esa ha sido la esencia de todo nuestro trabajo. Recuerdo que cuando creamos el colectivo Ruta-Calle invité a un amigo, el Gustavito, a una reunión y cuando esta empezó había un señor hablando ya por cerca de ocho minutos y centrado en conflictos del pasado. En un momento mi amigo me mira y me dice “viste Matías, por eso la gente no viene a estas huevas”. Tenemos que hacer del espacio social una cuestión entretenida que den ganas de ir, de motivarse.
ER: ¿Cómo fue tu experiencia en el trabajo con Los de Abajo?
Recuerdo que cuando empezamos a trabajar con ellos en Puente Alto la organización se caracterizaba o estaba identificada con el secuestro de buses los días de los partidos de la U, el consumo de drogas y todo lo que suele rodear a estas organizaciones. Dos años después de iniciado nuestro trabajo teníamos conversaciones con las empresas de buses, nos facilitaban el transporte los días de los partidos y hasta los propios cabros cuidaban los buses de la empresa que volvían sanos e intactos. Eso evidencia cómo un proceso social básico de organización puede irse transformando con el tiempo y dar paso a una organización más compleja con objetivos, planificación, propuestas y de ahí a la organización política hay solo un paso. No hay que olvidar que, además, en el caso del fútbol, el deporte más popular, el estadio es como un espejo de lo que pasa en la sociedad. La estructura del estadio de hecho es cómo la de una sociedad con marquesina para los que tienen más dinero, tribuna para las clases medias y galería para el mundo popular y allí ocurre lo mismo que pasa en los ambientes sociales de esos grupos socioeconómicos. El estadio debe ser un espacio político en disputa para el mundo popular.
Al momento de publicar esta entrevista, se dio a conocer la renuncia de Carolina Tohá al Ministerio del Interior con lo que despejó su postulación a la presidencia de la república. Nos quedará pendiente conocer qué posición adoptará Toledo, puesto que durante su presencia en San Fernando, nos compartió que ya se había entrevistado con la ex presidenta Bachelet, para manifestarle su apoyo a una candidatura que, ya es un hecho, no será.
