Hugo Ramírez, in memoriam

Fui testigo de la enorme capacidad y dedicación de este destacado dirigente panificador para apoyar la formación de sindicatos, en especial de trabajadoras. Todos valoraban su paciencia para escuchar, para entregar orientaciones, capacitar, manejar el marco normativo laboral y eso siempre se lo agradecían. “Nadie muere si es recordado”.

Por Edison Ortiz

Hace cinco años justo el 1 de mayo, y ya con un mes y medio de pandemia a cuestas, me enteraba del fallecimiento de don Hugo, como siempre cariñosamente, lo llamé, por el respeto que le tenía. Nuestro querido don Hugo, era la segunda víctima del virus en nuestra región. A los minutos me llamó llorando Patricia Segura, secretaria del Colegio Médico y presidenta de su sindicato, por lo mismo. No sabía que Paty, a quien conocía por nuestra labor en defensa de los árboles, era otra de las dirigentas que don Hugo había formado. Me relató que solo unos días antes la había llamado para despedirse. Eran días de encierro, incertidumbre y aislamiento donde nos íbamos acostumbrando a la nueva forma de vivir e interactuar: la comunicación digital.   

Don Hugo había padecido una larga enfermedad pulmonar que lo tuvo muy a maltraer un par de años antes. En días previos a su fallecimiento y como consecuencia del poco cuidado que tuvo con los medicamentos, le dio una pulmonía y le pusieron dos inyecciones que no amainaron su dolor. Señaló entonces que se sentía mal y empezó a agravarse hasta que al tomársele la temperatura ésta llegó a los 40 grados, y de un día para otro fue a parar al hospital.

Cuando parte de su familia lo visitó, ya estaba intubado y es muy probable que se contagió del virus al interior del recinto de salud, tal cual como ocurrió luego con nuestro querido amigo Gonzalo Zamorano que llegó por una ulcera, lo operaron un día y a los tres ya estaba muerto por Covid.

Con mucha pena y lágrimas nos enteramos ese triste día de que no solo había partido un gran dirigente, amigo y compañero, sino que la peste moderna ya no solo era noticia en la tv sino que estaba próxima a nosotros. Don Hugo resultó ser a nivel local, la primera figura pública que sucumbió al Covid y de allí, también, el impacto que provocó su muerte, además, justo un 1° de mayo, el mismo día en que lo vimos marchar tantas veces desde su glorioso sindicato con ese nonagenario estandarte que era uno de sus orgullos.  La misma fecha en que, también, como presidente de la CUT, discurseó tantas veces a un costado del monumento a O’Higgins, en la plaza de los Héroes, exigiendo respeto y dignidad para los y las trabajadores.  

Como lo describí en su oportunidad en una columna en El Pulso, considero que tuve una muy buena relación con él, mientras fui dirigente del PS y concejal de Rancagua. A pesar de que nunca coincidimos en las internas del socialismo, siempre facilitó la histórica sede de Bueras para tanto evento, actividad o elección que organizábamos y ello no solo ocurría con nosotros, sino con quien se lo solicitara.

Pasé largas horas allí conversando con él, y fui testigo de su enorme capacidad y dedicación para apoyar la formación de sindicatos, en especial de trabajadoras. Muchas de estas dirigentas llegaban allí a través de sindicalistas conocidos que sabían de la experticia de don Hugo y de sus competencias. Todos valoraban su paciencia para escuchar, para entregar orientaciones, capacitar, manejar el marco normativo laboral y eso siempre se lo agradecían.

Patricia Méndez me cuenta que, en sus días finales, y pese a la gravedad de su enfermedad, don Hugo deliraba con el rumor de que cerrarían La Reina Victoria, tradicional panadería, pastelería y salón de té de la capital regional, y su preocupación por dónde se ubicarían laboralmente sus socias, testimonio de su compromiso sindical con los suyos hasta el fin.

Recuerdo que el destacado líder llegaba al histórico sindicato como a las 9 am y lo abandonaba muy tarde. Como muchos dirigentes y actores públicos, dedicados de lleno a su labor, es muy probable que nuestro querido amigo hubiese sido un hombre ausente en su casa como nos ha pasado a todos los que alguna vez decidimos optar por esa vida. En mi caso, afortunadamente solo por un breve tiempo.

Lejos estuve de ser su mejor amigo, pero sí una persona que le tuvo el máximo respeto y que supo de sus andanzas allá por la primera mitad de los años 80’ por boca de un hermano que lo apoyaba en su labor sindical. Eran tiempos en que arreciaba el terror y quien habla era un estudiante secundario no ajeno al padecimiento del mundo popular y proveniente de una familia con una larga tradición de obreros panificadores, donde el único que nunca aprendió a amasar pan fue precisamente quien escribe estas líneas.

Cuando falleció don Hugo, muchos de nosotros nos juramentamos que ya le haríamos el homenaje presencial que se merecía, cuando aún no dimensionábamos el efecto letal y la larga permanencia del virus entre nosotros. Es un deber que continuará pendiente.

Estando en el sur en el verano del 2021 me llamó su viuda y me relató su aspiración para que colaborara en un libro póstumo sobre él. Le manifesté, entonces, que cuando culminara el verano y llegara marzo, volviésemos a hablar.

Me contactó a comienzos de abril nuevamente y le manifesté que una biografía sobre el personaje le haría justicia a su labor pero que ya estábamos encima de la fecha de su partida. Nos comprometimos entonces a hacerle un pequeño homenaje por alguna plataforma y nos contactamos con el actual presidente de Sintrapan, su amigo y referente Arturo Martínez y con Esteban Teo Valenzuela. Con los mencionados, habíamos compartido largas jornadas entre 2012 y 2017 en el nuevo sindicato,en algunas de las cuales se hacía presente don Hugo, quien nos miraba de lejos, pero que también disfrutaba de nuestro entusiasmo. Teo y yo, a su vez, percibíamos el orgullo que le generaba su última obra: la nueva sede sindical ubicada solo a unos metros de donde estuvo antes.

Le ofrezco este pequeño homenaje como parte de un grupo de amigos y personas que lo conocieron bien y que valoraron su obra y que no lo olvidan.

En tiempos de mucha pequeñez quisiera resaltar una gran virtud que conocí de don Hugo, en especial cuando la intolerancia y el sectarismo campea en la actividad pública: su capacidad para aunar voluntades diversas; se entendía muy bien con los diversos géneros y era muy respetado entre las dirigentas; al interior del PS siempre tuvo preferencias, pero se entendía perfectamente con ese zoológico humano que eran los diversos grupos que lo componían. Aún recuerdo que en el acto de inauguración del nuevo sindicato tuvo palabras elogiosas para el entonces alcalde Eduardo Soto y agradeció públicamente su apoyo en la concreción de la nueva casa; ni hablar del respeto de empresarios del rubro, hombres y mujeres de un buen pasar, pero que habían hecho su fortuna con mucho trabajo.     

Fueron días aciagos aquellos, como diría el poeta Gonzalo Rojas “los más amargos aquellos sobre los cuales no querremos volver”, pero que no son argumento para no hacer una breve pausa y recordar a un hombre, un dirigente, que le dio su vida a Rancagua, la región, y sus trabajadores. No sería una idea descabellada que un día al transitar por calle Bueras, lleguemos a la Plaza de los Enamorados y al fondo de los árboles veamos un imponente cartel que rece “Sintrapan, Hugo Ramírez Cortés”. Sería un justo homenaje a quien ofrendó su vida por la organización no solo de los trabajadores de panaderías.

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

2 comentarios en “Hugo Ramírez, in memoriam”

  1. Muchas grasias,infinitas por tan bello recuerdo que a compartido,se merece esto y mucho más,porque dio su vida por el sindicalismo,grasias.

    1. María Ramírez Méndez

      Mi padre ,fue una gran persona ,en todos los ámbitos ,jugado por los trabajadores ,fuimos testigo de sus preocupaciones ,cuando venía una negociación ,o algún trabajador tenía problema ,siempre con respeto ganó corazones ,gente que el enseño el sindicalismo y hoy siguen sus pasos ,
      Como también ,tenía penas era un persona ,la cual sentía ,lloraba ,reía .
      Un excelente hijo hasta el final ,buen padre ,abuelo ,esposo .
      Aún no se procesa bien su partida y ,hubiese sido hermoso despedirlo como correspondía .el sigue vivo en nuestros corazones y en su gran legado que dejó como dirigente por sus trabajadores ,

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Otras Noticias

Bienvenida mediocridad
03 mayo 2025
Los 100 días de Donald Trump
03 mayo 2025
Las reformas tributarias bloqueadas
03 mayo 2025
Trump, el padrino inverso: hace ofertas que los países no pueden aceptar
03 mayo 2025
El atentado contra Ingrid Olderöck (1981)
03 mayo 2025
En Chépica se lanzó la 11° versión del concurso literario Óscar Castro
03 mayo 2025