Marzo con todo

El salto de Carolina Tohá al ruedo electoral tiene varios puntos a favor, debilidades y amenazas. Cómo se formalice y posicione su candidatura en el actual bloque oficialista y partidos afines, condicionará el resultado de octubre. Una elección que hasta hace un año sin duda favorecía a Evelyn Matthei pero hoy se encuentra completamente abierta.

Por Rolando Cárdenas

Y apareció marzo, como siempre un mes complicado, en este caso con el mundo revuelto por el vendaval Trump, que ya revisaremos en la columna semanal, y con la no tan sorpresiva renuncia de la ministra Tohá.

La candidatura de Tohá a la presidencia de la república tiene importantes desafíos y tareas. Veamos primero el contexto de la candidatura, partiendo por las encuestas. En ese plano, sus resultados eran débiles, aparecía estancada y, por ello, sus posibilidades se veían escasas. Pero, esas mismas encuestas, al medirla en primarias con votantes de su sector, la mostraban como la candidata más fuerte con gran distancia de sus competidores. En segundo lugar, medido en primera vuelta, su desempeño era igual a la expresidenta Bachelet (ambos datos están graficados en nuestra columna del sábado pasado), dado que ambas son capaces de convocar el tercio de adherentes incondicionales del gobierno.

La renuncia de la ahora ex ministra del Interior tenía de fondo la emergencia de candidatos independientes como Mayne-Nicholls, que tienen el potencial de desordenar el sistema, al tiempo que los liderazgos históricos del PS-PPD la llamaban a no esperar definiciones de nadie y salir al ruedo. Quien lo graficó muy bien fue el gobernador Orrego que la interpeló, diciéndole que no podía ser como Penélope y esperar eternas definiciones que atrasan y dañan las posibilidades futuras.

Tohá requiere ser nominada en una primaria del oficialismo; sería un grave error buscar la nominación a dedo por las cúpulas directivas, ella necesita legitimarse en un proceso amplio y democrático. También es importante el apoyo de Bachelet y de liderazgos plurales.

En términos electorales, lo más probable es que quien sea candidato del oficialismo gane la primera vuelta, escenario en el que su tarea es acercarse lo más posible al 40%. Con la derecha balcanizada, hasta es probable que se imponga una figura como la de Kaiser, si esto sucede no hay que creer que él es Kast. Kaiser es visto como una figura fuera del sistema lo que le abre posibilidades en el 40% del padrón que va a votar solo porque es obligatorio y ha demostrado ser un electorado líquido.

En términos programáticos, Tohá no puede caer en el error de intentar construir discursos de nicho que finalmente dividen al electorado y debe recuperar una mirada global de la sociedad, no podemos olvidar que en términos valóricos nuestra sociedad ha mutado a un ideario mas cercano a la derecha y debemos volver a reconstruir comunidad.

También en delincuencia, el gran caballito de batalla de la derecha, Tohá tiene muchas cosas concretas que mostrar, y que deben ser resaltadas, así como su responsabilidad y pragmatismo al momento de ejercer su función pública.

La candidatura de la exministra no es fácil, pero así como hace algunos meses parecía inevitable el triunfo de la oposición con Matthei, hoy estamos frente a un espacio competitivo donde como decía Leonel ganará el más mejor.

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