Por Edison Ortiz
Érase que se era. Siendo muy pequeños y habiendo crecido en barrios populares -en mi caso en la René Schneider de Rancagua- y debido a niños como nosotros o de una edad un poco mayores que eran visitados periódicamente por “los tiras” o “los pacos”, o a causa de adultos que en medio de fiestas se trenzaban a golpes, experimentamos nuestra primera aproximación a algunas de las propiedades de la luma. Por aquel entonces, Carabineros de Chile, equipados con condiciones muy precarias, tenía como principal arma un grueso palo de madera, de forma cilíndrica, con extremos romos y elaborado en madera de luma (Amomyrtus luma) que se llamó “la porra” y que era el terror de aquellos que habían decidido salirse de las normas en uso.
La luma fue desde entonces un palo grueso de temer. Lo pudimos comprobar más tarde en la universidad en los duros años 80’, época en que campeaban las protestas, cuando muchos de nosotros recibimos la caricia de un “lumazo”, impacto que nos quitaba el habla y a veces hasta la respiración. Incluso en el clásico spot del NO, en la campaña del plebiscito de 1988, podemos encontrarnos con la histórica imagen de un rancagüino, Saúl Bravo, golpeado por la luma de un carabinero, una escena que de solo verla daba escalofrío.

Solo mucho tiempo después, cuando me hice vecino del sur profundo, pude conocer otras propiedades mucho más amigables de aquel tradicional árbol, progenitor del artificio policial, que se caracteriza por su dureza y que los paisanos de Chiloé aún emplean para hacer los asados al palo de cordero.
Una de ellas es su fruto, el cauchao, que es una baya de color negro o morado. Es originario de Chile y Argentina y se reproduce masivamente en el sur de Chile como la mora, la murta o el maqui.


El cauchao es un fruto aromático y dulce, algo así como un cruce entre maqui y murta. Se puede comer al natural, o se puede usar para preparar mermeladas, salsas, jugos, jarabes, licores (“chicha”) y bebidas refrescantes.
Tiene diversas propiedades medicinales y astringentes, rico en vitamina C y fibra. Su consumo entre otros beneficios ayuda a mejorar el tracto intestinal, alivia dolores estomacales o musculares y es un antioxidante de muy buena calidad.
Crece abundantemente en el sur de Chile, a orillas de los caminos, en bosques y es de muy fácil recolección en este tiempo.
Agradecidos de esta bienvenida novedad que nos entrega la luma, aquí entregamos una de sus recetas para prepararlo:
1.- Recogerlo ojalá temprano o al atardecer para evitar la presencia de los colihuachos.
2.- Escoger preferentemente aquellos frutos más maduros morados o ya casi negros.
3.- Una vez reunida una porción significativa, lavar las bayas.
4.- Remojar por un tiempo para ablandarlos y luego estrujarlos hasta obtener el zumo que es un antioxidante por naturaleza.
5.- Don Mario Quelín, vecino huilliche de Huillinco, recomienda beberlo en ayunas y sugiere que, a veces, se mezcle con un buen vino tinto. Pero eso queda a su gusto.



Fotos: Edison Ortiz.