Equipo de El Regionalista
Decía el notable historiador francés Marc Bloch que: “los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres”, frase que también puede aplicarse a la celebración de los años nuevos. En tiempos del metaverso, la digitalización y las redes sociales, esta festividad que se espera y se celebra como un verdadero acontecimiento personal y social no escapa a la era digital y a las plataformas. Pero no siempre fue así. He aquí una breve historia del Año Nuevo.
Como se sabe, esta es una fiesta de origen ancestral que estuvo presente ya en culturas muy antiguas, en que dicha festividad se conmemoraba en el solsticio de invierno, pues se consideraba un momento de renovación o de fertilidad tal cual como sucedía con nuestros pueblos originarios que lo conmemoraban en junio.
En la mayoría de las culturas antiguas, el Año Nuevo se celebraba en el solsticio de invierno, ya que se consideraba un momento de renovación. Luego, dicha festividad se fue asociando a otros ciclos astronómicos como el equinoccio de primavera o la aparición de la primera luna nueva del año.
La primera aproximación a esta festividad fue dada por la adopción del calendario juliano, lo que hizo posible que el año quedase compuesto por 365 días divididos en 12 meses, iniciándose el 1 de enero. Dicho calendario pasó a ser el oficial cuando el cristianismo se consolidó, lo cual introdujo la idea de la semana que no estaba en los calendarios precedentes. Aunque continuaron los desajustes de tiempo producido entre los diversos calendarios hasta 1582, con la reforma del calendario gregoriano que fijó la duración del año en 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos y que estableció el 1 de enero como el día inicial del nuevo año. Como se sabe, este calendario fue adoptado por las naciones que estaban bajo al alero de la religión católica. Desde ese momento, se tomó por costumbre conmemorar el Año Nuevo ese día.
En América hispana la celebración se remonta a la invasión ibérica de 1492 y se conmemoró ya durante la colonia como continuación del ciclo que, iniciándose con el mes de María, siguiendo con la Pascua llegaba hasta el Año Nuevo (“la bullanga”). De aquel tiempo viene la costumbre de comer 12 uvas, una por cada mes del año o lentejas como símbolo de prosperidad. De ese tiempo vienen, además, algunas de las tradiciones asociadas a esta efeméride como los pocillos de uvas, lentejas y maletas que se creen propicias para viajar a las que con el tiempo se fueron sumando otras como la de vestir calzones amarillos o dar vueltas por la manzana con una maleta.
Es, sin embargo, con la república oligárquica que el festejo adquiere connotación pública donde todos pueden ver y ser vistos. Lo anterior se consolida aún más con los fuegos artificiales en la torre Entel o los del puerto de Valparaíso, que luego fueron replicados en casi todas las ciudades, por lo menos hasta la pandemia y que hoy son muy cuestionados por la contaminación acústica que afecta a niños TEA, mascotas y el exceso de gastos en que se incurre.
Atrás quedaron las celebraciones del barrio en que el Año Nuevo era un evento barrial público, en que la gente sacaba su mesa a la calle y en la que todos los vecinos se reconocían en el pasaje como espacio público de convivencia y vecindad. Donde los más pequeños disfrutábamos de “petardos”, “viejas” y cuanto elemento artificial provocara bulla.
Hoy la celebración sigue teniendo la consideración de un evento que se festeja sobre todo en un espacio público – discoteca, fiesta social, fuegos artificiales, cenas en algún conocido restaurante u hotel, etc. -, pero donde la gente ha perdido su identidad y es un número más invisible en medio de una masa anónima que disfruta de esa condición donde se ha perdido el contacto personal con “l@s otr@s” y, como en el tiempo que vivimos, el saludo es digital, corto, e instantáneo.
¡Feliz Año Nuevo a nuestr@s lector@s por parte de todo el equipo de El Regionalista!
5 comentarios en “Un año más que se va….”
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Gracias Edisón, me parece que este es un espacio ideal para Saludarte en público (porque somos también de aquellos que abrazamos, sorbeteamos cola de mono y bailamos, con los miembros de la tribu del barrio, en la calle en estas festividades y desearte) un año 2025 de progreso, tranquilidad, contemplacion y fructífera producción intelectual. Abrazos.
Gracias Edisón, me parece que este es un espacio ideal para Saludarte en público (porque somos también de aquellos que abrazamos, sorbeteamos cola de mono y bailamos, con los miembros de la tribu del barrio, en la calle en estas festividades) y desearte) un año 2025 de progreso, tranquilidad, contemplacion y fructífera producción intelectual. Abrazos.
Igual compañero, somos de la misma tribu y casi idénticos rituales, nos vemos en el sur profundo.