Rolando Cárdenas
El año que está terminando es un buen ejemplo de ello, veamos algunos hitos que no obedecen más que a un criterio subjetivo y por tanto totalmente rebatible.
Lo efímero.
El 6 de febrero, recién empezando el año, fallece en un accidente aéreo en el Lago Ranco el expresidente Piñera. Un accidente que sorprende a todos, ya que el expresidente estaba viabilizando, y con mucho éxito, su vuelta al ruedo político para repostular a un tercer periodo presidencial.
El impacto en la ciudadanía, la acción unánime de la clase política de reconocer los aspectos positivos de su gestión presidencial en ambos mandatos, la reivindicación de un estilo político pragmático y el equipo transversal con que estaba construyendo su nueva plataforma política, a lo menos hacía avizorar una corriente interna en la derecha, el Piñerismo.
¿Cuánto de eso queda hoy?, ya ni siquiera como un legado del expresidente, sino como un camino práctico que viabiliza las posibilidades de la derecha de llegar al poder. Poco y nada, alguien decía esta semana que Matthei era la heredera de Piñera, pero poco se proyecta de eso. No olvidemos que Piñera, en escenarios en que la derecha tenía menos del 50% de los votos, supo construir mayorías para poder llegar al poder. Hoy al contrario, lo que se ve probable con Matthei es que pueda pasar a segunda vuelta, pero con una votación mermada que le hará muy difícil poder triunfar en el balotaje.
En tiempos líquidos, sobresaturados de mensajes todo es efímero.
El colapso de las estructuras institucionales.
Varios casos político-judiciales han vuelto a remecernos este año. El 2023 estalló el caso fundaciones en la región de Antofagasta, con ramificaciones que alcanzaron a todo el país. Pero como está pasando con cada vez mayor frecuencia, un nuevo escándalo eclipsa al anterior. Esta vez, al finalizar el año 2023, CIPER publica el audio grabado por la abogada Leonarda Villalobos, de una reunión con Luis Hermosilla y Daniel Sauer.
Durante casi todo el 2024, asistimos a las filtraciones de las miles de páginas de WhatsApp encontradas en el teléfono del abogado Hermosilla, que permitió conocer las trastiendas del poder y como la relación dinero y política permiten el control y copamiento de las instituciones que debieran servir al bien común.
En el último trimestre del año un nuevo caso remeció a la opinión pública, haciéndonos olvidar el caso Hermosilla, esta vez fue el caso Monsalve, que, a partir de errores del ejecutivo se transformó en problema en el corazón de La Moneda.
Al terminar el año y con menos prensa, pero no menos relevante, Sanhattan se ve afectado con la quiebra de Sartor, que salpica al controlador de Azul, la demanda de Joyvio contra el empresario Isidoro Quiroga por estafa, el anuncio de formalización de los principales directivos de Larraín Vial, entre otras.
¿Qué tienen en común estos escándalos?, además de una elite que actúa con una sensación de impunidad que sorprende, la comprobación de que hay un grupo de personas que pueden usar la institucionalidad para sus intereses particulares, y que todo es corruptible.
Estos escándalos no son privativos de un sector político, es la constatación de un sistema que se percibe cada vez más corrupto. Y en esa línea preocupa mucho lo que puede suceder con el crimen organizado, que encuentra en nuestro país una legislación débil y una institucionalidad cada vez más feble.
Si queremos ver el vaso medio lleno, podemos a lo menos celebrar que la prensa ha cumplido un rol importante al permitir a la opinión pública conocer de estos casos y no será tan fácil para el sistema de justicia terminar las causas con clases de ética.
Todo es geopolítica.
En el ámbito internacional estamos en medio de un mundo cuya hegemonía esta en discusión, no es que hayamos pasado de un mundo bipolar a un mundo multipolar, estamos en medio del proceso en que las potencias están moviendo sus piezas para tener la mayor cuota de poder posible. En este juego por cierto los que pierden son los sectores de siempre.
Cada guerra, cada conflicto obedece a la acción de quienes buscan la hegemonía en el nuevo orden mundial que está en construcción. La llegada de Trump, además, ingresa una nueva variable de inestabilidad al sistema.
La forma en que se están desarrollando los conflictos con más presencia en la prensa dan cuenta de ello, la guerra Rusia-Ucrania tuvo un primer acercamiento a la política que seguirá Trump, quien prometió que esta guerra la terminaba de inmediato, la mini cumbre en la inauguración de las obras de reconstrucción de la catedral de Notre Dame, con Trump, Zelenski y Macron, esbozaron lo que se viene, Estados Unidos cobrará sus aportes a Ucrania con los recursos naturales que esta nación tiene y Rusia mantendrá la zona que ya controla. Europa en este nuevo escenario, ha sido quien más ha perdido. Alemania, el carro que tiraba a Europa, está sumida en una crisis económica a la que no se le ve una salida en el corto plazo.
En el caso de Siria, estamos en presencia de la construcción de un nuevo estado fallido, su territorio será controlado por Estados Unidos en la parte de mayor riqueza, Israel que ha tomado el control total de Altos del Golán, que le permite el control militar de la zona y Rusia, que seguirá con sus bases militares. Y es interesante también observar cómo se manipula la opinión pública, desde el 2001 que la prensa nos ha mostrado a Al Qaeda como el principal enemigo de occidente, hoy la facción de Al Qaeda que ha defenestrado a Bashar al-Ásad, es mostrado como un gran aliado de occidente, una suerte de Al Qaeda progresista.
Ya hay un par de dignatarios europeos que no están dispuestos a seguir renunciando a los recursos naturales rusos y han propiciado acercamientos al gobierno de Putin. El nuevo zar ruso ha sabido tener paciencia para esperar la llegada de Trump a la presidencia el 20 de enero para negociar directamente con él.
China, como siempre en una política afincada en sus intereses, mira estos procesos con atención mientras sigue transformándose en la principal pieza de la economía mundial, si hace un tiempo atrás se decía que a Estados Unidos y su fortaleza en las áreas de tecnología y equipamiento bélico le garantizaban la primacía mundial, hoy eso está en entredicho.
En un país pequeño como el nuestro, cuya economía depende de los mercados mundiales, el reordenamiento geopolítico es del mayor interés, está claro que como país pequeño no tenemos el peso suficiente, si además tenemos problemas en el vecindario, nuestra posición y la de todos se complejiza aún más. No será un año fácil el 2025 y por muchos años deberemos acostumbrarnos a vivir sin certezas.
Ya habrá tiempo para comentar la última jugada de Matthei, o qué hará el oficialismo para resolver su carencia de liderazgo.
Solo desearles cada una de las personas que nos acompaña en este viaje, mucho éxito en el tiempo que viene.