Por Gonzalo Martner
En el primer trimestre de 2025, el crecimiento del PIB fue de 2,3% respecto al mismo período del año anterior, según las Cuentas Nacionales publicadas el 19 de mayo. El crecimiento desestacionalizado del PIB fue de 0,7% respecto al cuarto trimestre de 2024, es decir un 2,8% anualizado, cifra superior al crecimiento de 0,5% registrado en el último trimestre del año pasado. Por su parte, el crecimiento del empleo fue de 1,0% desestacionalizado en el primer trimestre, otra buena cifra. Se observa, en consecuencia, un buen punto de partida para el año, lo que las principales cadenas de prensa no han destacado en absoluto.
La secuencia desde 2019 ha sido una caída en el cuarto trimestre de 2019 por la rebelión social, una muy fuerte caída del PIB en el segundo trimestre de 2020 por la pandemia, y luego una muy rápida recuperación en el segundo semestre de ese año, seguida de buenas cifras en 2021, empujadas por el consumo de los hogares (cuyos ingresos aumentaron por los retiros de las cuentas de AFP y el ingreso familiar de emergencia). El ajuste monetario y fiscal recesivo posterior provocó caídas del PIB en tres de los trimestres de 2022, con una recuperación con altibajos desde entonces a un ritmo de alrededor de 2,5% anual.

En términos sectoriales, las cifras del primer trimestre en la producción de bienes, corregidas de efectos estacionales, presentan un cuadro marcado por la expansión de la pesca (21,3%), la industria manufacturera (1,5%) y levemente la construcción (0,3%), pero también por una caída de la minería de (-3,8%, y -5,2% en el caso del cobre por diversas dificultades en las faenas de extracción), agricultura (-5,0%) y electricidad, gas, agua y desechos (-0,5%). En materia de servicios, el desempeño desestacionalizado tuvo como protagonistas al comercio (4,6%), restaurantes y hoteles (2,7%) y comunicaciones e información (2,5%), seguidos de servicios personales (1,2%), transporte (1,1%), servicios de vivienda (0,8%), administración pública (0,3%) y servicios empresariales (0,1%), mientras los servicios financieros disminuyeron (-0,8%).

Crédito: Aton
Cabe recordar que en la estructura productiva chilena predominan los servicios, que representaron cerca del 68% del Producto Interior Bruto (PIB) en el primer trimestre de 2025, a comparar con el 63% en 2013. La industria representa solo un 10% del PIB, la minería un 8% y la agricultura un 4%, a comparar con el 16% del PIB constituido por los servicios financieros y empresariales, el 15% de los servicios personales (educación y salud) y el 14% del comercio.
Por el lado de la demanda, el consumo de los hogares (56% del PIB), su principal componente, creció en 1% respecto al trimestre previo, seguida de la inversión (23% del PIB), con una formación bruta de capital fijo que se estancó, y el consumo de gobierno (15% del PIB), que creció en 8,8%, por aumentos en salud. Las exportaciones (36% del PIB) crecieron en 2,6% y las importaciones (30% del PIB) variaron en 1,2%. Las exportaciones netas de importaciones en términos nominales fueron un factor de expansión del PIB.
La demanda interna desestacionalizada en términos reales cayó durante 5 trimestres seguidos desde el inicio de 2022 y ha sufrido altibajos desde entonces. Ahora se han completado 3 trimestres seguidos de expansión respecto al trimestre previo, aunque en el primero de 2025 el incremento fue de solo 0,2%. La demanda interna sigue siendo inferior en el primer trimestre de 2025 a la prevaleciente entre el tercer trimestre de 2021 y el segundo de 2022.
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